

¿Cuándo ocurrirá este pasaje final? ¿Qué será entonces de lo que hemos hecho en este mundo? Estas preguntas no son nuevas, ya las habían hecho los discípulos a Jesús, son preguntas humanas, preguntas antiguas, que nos planteamos también nosotros.
Hoy en nuestro post comunitario abordamos este tema acompañados de un video animado narrado por Stephen Fry, actor británico y ateo declarado, que nos plantea el fin de nuestra vida en este mundo como un hecho científico irrefutable.
Veamos qué tienen para decirnos nuestros blogueros asociados sobre un tema tan importante y polémico como este.
Luis Javier Moxo
Autor del blog: Echad vuestras redes



¿Dónde está el verdadero humanismo? O «Dime cómo piensas y te diré cuánto te consideras». Stephen Fry, ateo declarado, propone una forma de pensar excluyendo datos de la experiencia que no sean científicos. Pero la ciencia no puede entrometerse en los porqués o causas (y menos acerca de las últimas causas) sino solamente establecer hipótesis, una y otra vez corregidas o mejorables, acerca de cómo ocurren las cosas.
Es curioso cómo una posición humanista, en base solamente de los datos empíricos de la ciencia, hace una reducción injusta e injustificada acerca de la humanidad. ¿Podemos reducir todos nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, nuestra misma libertad de pensamiento y hasta nuestro sentido religioso y espiritualidad a pura biología, bioquímica,..? ¿Somos una pasión inútil cubierta de reacciones físico-químicas?
Somos libres de escoger como forma de pensar algo totalmente inmanentista, terreno, científico, o bien abrirnos a la trascendencia, a la totalidad de lo real en el conjunto de todos sus factores. La propuesta atea de Stephen Fry -desde un punto de vista global que pretenda considerar una apertura a la totalidad de las dimensiones humanas, tan ricas- es bastante insuficiente y no resuelve ni explica el orden, la armonía, y el sentido de nuestra perspectiva humana tan favorecida, ¿por quién? ¿por la misma Naturaleza? ¿o por un Ser Superior, Trascendente, Personal,…? De la elección de nuestro punto de vista dependerá nuestra forma de vivir, y de valorarlo todo quedándonos con lo bueno.
Néstor Mora
Autor del blog: EclesiasTIC



El sentido de la vida y lo que suceda cuando morimos, son un misterio. Es respetable optar por lo que en matemáticas se llama la solución trivial, tal como se hace en el video. La solución es que no hay problema, con lo que aparentemente nos simplificamos la vida. Después, muchos no creyentes confiesan que esta opción condiciona y complica mucho su coherencia en el día a día. La otra opción es creer que sí hay sentido y que después de morir existe continuidad. En matemáticas, el cambio de la pendiente y curvatura de una función, en determinado punto, no conlleva una discontinuidad. Incluso una discontinuidad no implica la no existencia de valores posteriores en la función. Los cristianos creemos en las palabras de Cristo y eso no obra de voluntad propia. Es un don de Dios.
Pilar V. Padial
Autora del blog: ¡Vive celebra la vida!



Realmente sólo el día en que dejamos de rehuir la idea de la muerte y la aceptamos con paz, comenzamos a vivir de veras. El miedo a la vida es otra cara del miedo a la muerte. Viviendo con plenitud y amor el día a día, comenzamos, ya ahora, una vida sobrenatural, a degustar la eternidad. Ello nos hace ir penetrando en los misterios de Alguien que nos ama y cuida de nosotros y a Quien encontramos por doquier. Así, sabiendo que Él nos cuida, tenemos aún más paz al pensar en la muerte y en todos los avatares de la vida: el círculo de la felicidad, la libertad y el amor crece y crece.
Cierto, por el momento, las moléculas de nuestros cuerpos formaran parte de otros organismos, pero Dios cuida de nosotros y en los cielos nuevos y la tierra nueva todo será eterno y feliz.
Difiero del autor del vídeo: cuando todos tienen el deseo profundo de algo, suele ser porque ese algo, de un modo u otro, existe. Para mí, el gran anhelo de amor y eternidad del hombre es una de las mayores pruebas de que somos más que materialidad.
P. Joan Carreras del Rincón
Autor del blog: «Nupcias de Dios»



Me ha venido a la mente el extraordinario libro de Ratzinger llamado «Introducción al cristianismo». El Papa emérito hace algo para mí inaudito: establece una analogía entre el creyente y el ateo, fundado en la estructura antropológica de la vida. Hay mucho de parecido en ambos. El primero decide creer dando un salto en el vacío, es decir, sin apoyarse en ningún dato empírico. Su vida a partir de ahora se verá constantemente amenazada por la duda acerca de la realidad de lo que cree. El segundo, rechaza toda dimensión de fe religiosa. Aunque aparentemente su rechazo está fundado en la «evidencia» de que no hay más que lo se ve, lo cierto es que a él le asaltará también la duda acerca de la posibilidad de que ya haya algo más. De este modo, la situación de uno y de otro no es muy distinta desde el punto de vista psicológico y eso, es particularmente interesante para que el creyente no se sienta distinto de aquél, y trabaje más la línea de la duda, ni más ni menos que el ateo que intenta también, socavar los fundamentos de su creencia.
P. Juan Ruiz Jorge
Autor del blog: Con tinta de esperanza



Todos somos miopes espirituales. No vemos más que lo que podemos entender o tocar. Y aquello que escapa a esto, normalmente le damos la espalda o le tememos. Stephen Fry, narrador de este video, es un activista ateo que repite lo que muchos otros han dicho antes que él: esta vida es para vivirse en el aquí y ahora. Lo que no se puede ver simplemente es una ilusión y nos quita los fuerzas para aprovechar el tiempo que sí tenemos antes de la muerte.
Pero, y con todo el respeto para el cineasta británico, ¿qué es lo que da sentido a la vida? Esta es la pregunta final que todos queremos responder. A Stephen Fry le ha faltado una palabra en todo su discurso; una realidad que es esencial en la vida del ser humano: el amor. Sin amor, nada vale la pena. Con amor todo se ilumina. Y es que sólo cuando el amor entra en el horizonte de nuestra existencia es cuando vivimos intensamente como nos pedía Fry. Y cuando amamos, queremos que ese amor dure para siempre; que nunca se acabe. El amor no es un libro que se lee o un pastel que se come; es la razón de nuestra existencia. Y es justamente por el amor que yo creo en una vida después de la muerte, pues quiero sentirme amado sin fin. Es al Amor a quien deseo abrazar en la eternidad. ¿Tú no?
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