profesor de religión

Llevo en total cuatro años como docente de la materia de formación católica en distintos niveles que van desde primaria, hasta bachillerato. Revisando cierta información de una especialidad que me encuentro cursando, pensé y reflexioné sobre algunos aspectos del perfil del profesor de la materia de religión, que todos deberíamos tener en cuenta.

Si eres profesor de religión estos cinco puntos debes tenerlos presentes siempre. También me gustaría que compartieras tu opinión en los comentarios. 😉

1. Respetar y no imponer

Ante todo debemos siempre respetar la libertad personal de cada alumno. Anunciar el mensaje de Dios no significa imponer, sino dar testimonio de fe con nuestra propia vida.

Recordemos que las circunstancias donde podemos tener un mayor crecimiento son cuando hacemos un ejercicio libre de nuestra voluntad hacia el bien, cuando elegimos lo bueno sobre lo malo.

2. Tener urgencia por evangelizar

Otro elemento esencial es que el formador sea una persona con un sentido de urgencia en la evangelización. Alguien que sienta la premura por anunciar el Evangelio a todas las personas y quiera que sus alumnos se enamoren de Dios.

Que comprenda la realidad en la que nos encontramos. Una persona que sea flexible y capaz de ver al alumno como alguien que puede mejorar y no como alguien perfecto. Que como Jesús tenga una mirada bondadosa, que sea capaz de ver en su alumno un tesoro de Dios, dejando a un lado los berrinches, la soberbia, la rabia o un mal comportamiento.

3. Dar testimonio de fe y amar

profesor de religión

Creo que es indispensable también que sea alguien que con su propia vida refleje el testimonio de fe y esperanza en Dios. Porque bien dicen que los niños hacen lo que ven más que lo que se les dice, y si un profesor de religión les dice que hay que buscar la santidad, pero en su vida realmente no la busca, sus palabras carecerán de impacto en el corazón de sus alumnos.

Incluso si decimos una cosa y hacemos lo contrario, obtendremos el resultado opuesto a lo que buscamos dentro de la formación católica. Además, un alumno debería sentirse especialmente acogido y amado por un profesor de religión, pues por la misma naturaleza de la materia es vital la relación que cultivemos con nuestros alumnos.

Más allá de «caerles bien o mal», buscar que se sepan amados y aceptados a pesar de sus errores.

4. Anuncia la verdad sin miedo

profesor de religión

También como profesores de formación católica es indispensable que no rebajemos el mensaje del Evangelio a las opiniones de la mayoría. No podemos dejar de ser servidores de la verdad, pues Jesús mismo es la verdad y al renunciar a ella somos como los fariseos, que solo buscan quedar bien con los hombres, pero en realidad su corazón está alejado de Dios.

Además, los alumnos son extremadamente perceptivos a la consistencia o inconsistencia de nuestros argumentos y opiniones. Será fundamental la adhesión al magisterio.

5. Deja que la creatividad fluya

profesor de religión

Otro punto muy básico será estar dispuestos a montarse literal «un circo», o lo que sea necesario con tal de llegar a los alumnos. Con ello no me refiero a que nos convirtamos en payasos ni una de las personas que entretienen en una fiesta, sino que estemos dispuestos a innovar y a usar todos los recursos posibles para poder transmitir el mensaje a nuestros alumnos.

Dependerá mucho de la creatividad que tengamos para realmente llegar a la mente y corazón de todos. Debemos saber trabajar en equipo, como Jesús lo hacía con las personas de su tiempo. Él no solo involucraba a los apóstoles, sino a toda persona que estuviera abierta a su Palabra.

Todo lo mencionado anteriormente no sería posible sin la búsqueda de una relación personal con Dios como nuestro Maestro, que nos guía en todo y que nos da la gracia necesaria para desempeñar de la mejor manera nuestra labor como docentes.

Sin Dios, lo que estaríamos transmitiendo serían palabras vacías, mientras que con Dios, el mensaje llega con la fuerza del amor. ¡Si eres profesor de religión te felicito, estás haciendo una hermosa labor!

Artículo elaborado por Anahí Ruvalcaba Ortiz.

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