Hace unas semanas tuve el regalo de ir unos días a misionar a una ciudad cerca de donde vivo, con el grupo de jóvenes de mi comunidad. En estos días me impresionaba encontrarme con muchas situaciones de dolor, de soledad de niños y adultos, de injusticias, de adicciones.

Y frente a esas situaciones surgen las preguntas, «Y yo, ¿qué puedo hacer? ¿Cómo puedo responder?». Por eso les quiero compartir esta canción de John Legend que salió en febrero del año pasado llamada «Preach».

Me gustó mucho porque habla de que cuando prendemos la tele, el celular, vemos las noticias del mundo y no sabemos cómo responder frente a todo lo que pasa, desde el calentamiento global, las injusticias sociales, la situación de Venezuela, las manifestaciones en Chile, Bolivia, Hong Kong, la violencia y la guerra, corremos el riesgo de acostumbrarnos, de no sorprendernos más de lo que pasa.

O de rendirnos y pensar que lo que podamos hacer no puede provocar un cambio en el mundo. El cantante habla de que no puede solamente sentarse a llorar, rezar o predicar, sino que quiere y necesita hacer algo más.

La canción «Preach» me ayuda a plantearme esta pregunta: ¿Alcanza con llorar, alcanza con rezar, alcanza con predicar o qué hace falta? Y la respuesta es que necesitamos de las tres cosas: llorar, rezar y misionar (o predicar).

1. Necesitamos llorar

Puede pasarnos que después de recibir tanta información y noticias malas durante el día, nos sintamos sedados, pinchados tal vez por la indiferencia. Pero necesitamos hacernos sensibles al dolor. El ser humano tiene una capacidad asombrosa llamada empatía. Que es la habilidad de ver una persona triste, contenta, con miedo y poder identificarnos con ella porque alguna vez sentimos lo mismo. De esa manera podemos saber, aunque sea en una pequeña proporción, lo que está sintiendo el otro.

Necesitamos recuperar esta habilidad. «Preach» nos recuerda esto, que al ver una situación de dolor, injusticia o violencia, también podemos llorar, porque en el fondo de nuestro corazón hay un sentimiento de justicia que nos dice que podría ser distinto. Podría haber más paz, más equidad y menos dolor.

Es importante llorar. Además, como dice el papa Francisco en la exhortación apostólica «Christus Vivit»: «La misericordia y la compasión también se expresan llorando. Si no te sale, ruega al Señor que te conceda derramar lágrimas por el sufrimiento de otros. Cuando sepas llorar, entonces sí serás capaz de hacer algo de corazón por los demás». C.V. 76

2. Necesitamos rezar

Cuando nos impactan situaciones de dolor nos puede entrar la desesperanza. Aparece el interrogante ¿Qué puede cambiar mi oración? Esos momentos son importantes para volver a confirmar nuestra fe. Porque creemos que en cada persona que sufre está Jesús.

Él elige identificarse con el que tiene hambre y sed, el que está enfermo, el que está preso, el que vive injusticias. Elige volver a vivir su Pasión de amor por cada persona que está viviendo una situación de soledad, guerra y violencia. Y también creemos que Jesús pasó por la cruz, pero al tercer día resucitó.

«La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano». Evangelii Gaudium 278.

Y es necesario rezar porque es en ese dialogo íntimo con nuestro más grande amigo donde le podemos preguntar: Jesús, frente a todo esto, ¿qué puedo hacer yo? Si deseas fortalecer tu relación con Dios a través de la oración te recomiendo el curso online: «Crecer en la vida de oración».

3. Necesitamos misionar y predicar

¿Por qué misionar es una respuesta a todo esto? ¿Qué cambió en esta ciudad a la que fuimos unos días a visitar casas, jugar con niños, compartir con adolescentes y visitar enfermos? El cambio fue el encuentro real con personas que probablemente nunca se hubieran cruzado en nuestra vida y donde se compartió todo.

Desde un mate (infaltable en Argentina), hasta lo que cada uno llevaba en el corazón. La misión es encontrarnos con el otro sin máscaras, sin barreras, y caer en la cuenta de que somos hermanos, de que nos necesitamos mutuamente.

El cambio fue no que fuimos a predicar una serie de reglas morales o una filosofía de vida, sino que anunciamos una persona: ¡Jesús! En el encuentro con Jesús nos cambian los esquemas, la mirada, nos percibimos de una forma nueva, porque somos hijos muy amados. Y miramos a los demás de otra manera, porque son hijos de nuestro Padre, y así las relaciones van llenándose de amor, y el Reino va naciendo.

«Preach» nos enseña algo más

La misión no es cosa de unos días. «Yo soy una misión en esta Tierra, y para eso estoy en este mundo» E. G. 273. Esto quiere decir que nuestra misión, la de cada uno, es muy importante en este mundo y es lo que va a provocar el cambio que queremos ver.

Para averiguar de qué manera somos una misión o cuál es mi misión, necesitamos seguir los tres primeros pasos: llorar, para hacerme conscientes de la realidad de mi hermano. Rezar, para preguntarle a Jesús qué puedo hacer yo. Y misionar, para salir al encuentro del otro, conocerlo, recibirlo como hermano y hacernos compañeros de camino.

Espero que la canción «Preach» te sirva para reflexionar personalmente y en comunidad sobre el interrogante: «Y yo, ¿qué puedo hacer?». Te comparto la letra de la canción en español para que puedas meditarla mejor.

Preach

Todos los días me despierto y
Todo está roto
Apago mi teléfono solo para salir de la cama
Llegar a casa todas las noches
Y la historia se repite
Apago mi teléfono porque me duele el pecho

Y el cielo sabe que no estoy indefenso,
¿Pero qué puedo hacer?
No le veo el sentido a mi llanto
Si ni siquiera estoy tratando de hacer
el cambio que quiero ver

No puedo sentarme y esperar,
No puedo solo sentarme y rezar,
Que pueda encontrar un amor cuando
Todo lo que veo es dolor
Ponerme de rodillas
Y a pesar de creer
No puedo simplemente predicar, cariño, predicar

Todo lo que oigo son voces
Todo el mundo está hablando
Nada real está sucediendo, porque nada es nuevo
Ahora cuando todo es trágico
Y me siento sedado

¿Por qué me siento insensible? ¿Eso es todo lo que puedo hacer? Si
Y el cielo sabe que no estoy indefenso, sí
Pero solo soy humano
No le veo el sentido a mi llanto
Si ni siquiera estoy tratando de hacer el cambio que quiero ver