¿Cómo sobrevivir a un día más de cuarentena? Este video nos lleva a la reflexión de lo que podemos hacer con nuestro tiempo en la situación actual. Sabemos que estamos llenos de videos motivacionales, de esos que intentan ponernos de buen ánimo y nos recuerdan todo lo que hay que valorar. Pero a veces hace falta una reflexión más profunda. 

Lo cierto es que más allá del buen ánimo que estos nos traen y del impulso que nos generen a tolerar esta situación con mejor disposición, creemos que tal vez en lo que hay que pensar es en cómo podemos ser cuando todo esto acabe. No podemos salir iguales, pretender seguir viviendo como siempre.

Aquí te compartimos varias reflexiones de algunos de nuestros autores. Esperamos que te sirvan y que también te animes a contarnos en los comentarios qué tal te parece este video.

 Juan Carlos Vásconez

Se está cambiando el ordenamiento mundial. Dios nos lleva a volver a lo básico. Solo ahora que nos hemos detenido nos damos cuenta de cuántas cosas no eran necesarias. Pero no ha sido fácil convivir con la gente a tu lado, adaptarnos a la nueva vida no es simple aceptación, hay que sacar lo mejor de cada uno, y dejar lo que hacíamos mal. 

El video nos habla de que Dios destruye nuestros planes cuando están a punto de destruirnos. Tal vez el nivel de consumismo, de vanidad, de indiferencia frente al Creador nos había llevado a una «normalidad» que era el problema, porque no éramos conscientes. Ahora sí, hay que empezar de cero…. aquí vamos otra vez.

Pablo Perazzo

Pienso que no se puede generalizar, pero muchas familias deben estar recuperando, dándose cuenta o en algunos casos, cultivando una de las dimensiones esenciales de nuestra vida, como personas, que es la relación entre nosotros. Relación que empieza desde algo tan sencillo, pero tan fundamental, como la comunicación y el diálogo.

Una vez que se logran establecer relaciones positivas, superando los conflictos normales, se crea el ambiente —dentro de las casas— para crecer en el amor. El amor es la única forma digna de una persona humana, para relacionarse. Ya sea el amor esponsal, hacia los hijos o fraternos.

El tener que pasar semanas en cuarentena —además— permite que se establezcan otros códigos de relacionamiento familiar, más creativos y dinámicos, nos ha permitido hacer actividades que antes no hacíamos. Como pueden ser los juegos de mesa, rompecabezas, cartas, lavar los platos por turnos, limpiar la ropa. Hasta rezar juntos el rosario, dialogar sobre el Evangelio del día o sencillamente algún pasaje del Evangelio.

Todo esto, por supuesto, para aquellas familias que ya tienen algún recorrido de vida cristiana. Para otras, es la ocasión de retomar esas tradiciones cristianas de antaño, que se han ido olvidando por la rutina y la velocidad frenética de la vida antes de la cuarentena.

La cuarentena, eso lo vemos todos, ha permitido generar espacios de meditación, una vida más tranquila y con la posibilidad de tener encuentros con uno mismo o alguien en la casa. Pienso que más que reclamar de la cuarentena —lo cual es comprensible, porque no todos la podemos vivir del mismo modo— debemos aprovecharla al máximo.

Fortalezcámonos para que —Dios mediante— cuando esto termine, no nos olvidemos de lo esencial que es para nosotros ese canal de diálogo y encuentro interpersonal.

Mabe Andrada Bittinger

Escuché muchas veces en estos días que tras esta pandemia tenemos que volver a «la normalidad» como mejores personas, que si no cambiamos, no habremos aprendido nada. Pero ¡no esperes a que termine la cuarentena para actuar mejor o para curar algún defecto! Pregúntate: ¿Qué puedo cambiar hoy?

Todos estamos en medio de una realidad un poco extraña, muy diferente y demasiado difícil. Cada una con sus propios desafíos. Si no es la soledad, es el «exceso de familia» en espacios pequeños. Si no es mucho trabajo, es la falta del mismo. Y es esa realidad, la que uno no elige, la que uno no espera, la que uno no prepara, la que requiere que actuemos mejor… que seamos mejores.

Reitero, puedes preguntarte qué cosas puedes hacer hoy. Pueden ser cosas pequeñas, como sonreír un poco más al otro, cuidar el orden aún cuando nadie mira, o ser más agradecidos con los pequeños detalles de cariño que Dios nos manda a diario. Pueden ser cosas aparentemente minúsculas, pero serán cosas reales.

En cambio, suponer que al final de esto seremos distintos… pertenece a un plano fantasioso, que quizás no llegue. Y si llega, lo hará como esta crisis: no será lo que nosotros pensamos, lo que esperábamos, lo que creíamos que podíamos manejar. 

El vídeo dice que la vida es buena maestra y que si no aprendemos la lección, nos la repite. La mejor manera de aprender de esto es no dejar la tarea para mañana, sino adelantarla. Es demostrar que podemos cambiar ahora, hoy, a tiempo.

Andrés D’Angelo

Muchas veces miramos al cielo en busca de explicaciones y respuestas, y pensamos que no las hay, que Dios no se ocupa de nosotros. Ver este video me hizo pensar: no es que Dios no dé respuestas, Dios es una respuesta, o mejor expresado Dios es la respuesta.

Estamos muy acostumbrados a pedirle explicaciones a Dios, como si Él, que nos regaló la vida y espera amorosamente a que volvamos a sus brazos, fuera un empleadito nuestro. Uno al que le podemos pedir cuentas de lo que hace o deja de hacer.

Esta cuarentena que vivimos hoy, como dice el video, nos ayuda a ver en todo la mano de Dios. Incluso en aquellas cosas que a primera vista nos parecen malas. El video es un buen resumen de ellas: de aquello que nos parece un gran mal, Dios sabe sacar incluso un bien mayor. Pero… ¡mucha gente muere!… si Dios dice que llegó nuestra hora, tenemos que decir como san Pablo: «Para mí la vida es Cristo, y la muerte, ganancia».