«L’equip petit» es el cortometraje que narra la historia de un equipo de fútbol de niños que en toda una temporada recibieron goleada tras goleada -¡marcaron sólo 1 gol -. A pesar de las obvias dificultades, la actitud de estos 13 pequeños jugadores es ejemplar; durante todo el campeonato no perdieron ni la esperanza de mejorar, ni la alegría de darlo todo haciendo algo que los divierte mucho.

El testimonio de estos niños puede ser muy adecuado para reflexionar sobre el sentido de las derrotas, la auténtica humildad y el horizonte de la esperanza cristiana. Los dejamos con las reflexiones de nuestros Blogueros Asociados:

P. Joan Carreras del Rincón (España), autor del blog: «Nupcias de Dios»

Acabaron la temporada con 271 goles en contra y 1 a favor. Todo un record. No sé cuál es la historia de este documental, pero imagino que estas cifras despertaron la curiosidad de alguien y con ella nació el deseo de conocer a estas estrellas del fracaso. Y descubrió, en cambio, a unos verdaderos campeones del optimismo y de la esperanza. Es difícil encontrar mejores deportistas.

“Todos tus intentos son un éxito. Unas veces ganas y otras aprendes”, he leido esta mañana en el muro de un amigo. Y me he acordado de nuestros campeones. Ellos también lo pueden decir. Nunca ganas y siempre aprendes. ¿Nunca ganas? En realidad, ganas siempre. Basta ver el comentario de uno de ellos, al tener noticia del gol: “Carlos está supercontento y nosotros también, y si un día lo marco yo, estaría tan contento que saldría volando”. Se comprende perfectamente que de ellos es el Reino de los Cielos. Unos auténticos campeones.

Fran del Nido (Argentina), autor del blog: «Apóstol Totus Tuus»

Ellos, no se entristecían ante sus derrotas, los reconocían sonrientes, los aceptaban, y también deseaban superarlos. Pero no se dejaban juzgar por ellas. Los adultos, en general, vemos a los derrotas, como espinas. Entonces tratamos de esconderlas, cortándolas, o disfrazándolas de hojas, y evitamos reconocerlas. Eso es un gran error, por que de esta forma, buscamos reconocernos sólo en nuestras victorias!

Pero, para vivir plenamente la vida, ¡es necesario reconocer nuestras derrotas! Forman parte de nosotros también! No somos perfectos! Somos humanos, y podemos equivocarnos! Y es a partir de ahí, en que empieza el verdadero crecimiento como persona, y también como cristiano. Nadie es perfecto, solo Dios es perfecto. Nosotros quizás deberíamos empezar a reconocer nuestros defectos, con la misma sencillez, sinceridad y amor que lo hacen estos niños.

Susana Hortigosa (España), autora del blog: «Y en tu camino seré el andar»

Qué mal nos sienta reconocernos imperfectos, ¿verdad? Nos da vergüenza, casi nos hace sentir culpables, como si tuviésemos la obligación de andar siempre perfectos por la vida: un aspecto perfecto, una vida perfecta. Fingimos que todo va bien y ocultamos el dolor y los errores. Rara vez miramos a la cara y decimos “me he equivocado”. Ni ante los demás, ni ante Dios, ni ante nosotros mismos. Pero lo cierto es que el que se reconoce pecador, como dice Fran, es el que se da a sí mismo la oportunidad de crecer, de mejorar. Quien aprende a aceptar sus errores ante Dios aprende también a saberse perdonado y a superarse, y acaba, como los niños del vídeo, disfrutando enormemente de la aventura.

Pero hay otro punto importante: como observa Joan, estas actitudes ¡interpelan! ¿Quieres que otros se pregunten Quién te ayuda a crecer? Solo tienes que reconocer tus imperfecciones… ¡con una gran sonrisa!

Pilar V. Padial (España), autora del blog: ¡Vive!: Celebra la vida

“La humildad es la verdad” (Sta.Teresa de Ávila). No se trata de buscar auto abyecciones artificiosas, como solemos hacer cuando pretendemos pasar por humildes. Es dejar de tener posturas falsas, que acaban siendo imposturas, para caminar en la verdad. La verdad de nuestra pequeñez, nuestra impotencia ante los obstáculos que nos superan; la de nuestros fracasos, nuestros pecados… Los niños de este equipo de fútbol no esconden sus derrotas ni sus defectos, tampoco su alegría e ilusión. Por eso, sin haberse puesto de acuerdo, tienen todos un mismo pensar y un mismo sentir y dan todos las mismas respuestas. Aun así, no dejan de esforzarse aunque saben que les queda mucho. Eso espera Dios de nosotros: sinceridad en nuestra vida, ante Él, ante los demás, ante nosotros mismos. La sinceridad en el Sacramento de la Reconciliación podría parecer un inventario de fracasos pero, perseverando, es el camino de una gran victoria, porque con la gracia de Dios sí podemos vencer».

Juan Lima (Argentina), autor del blog Joven, ¡Duc in Altum!

Estos niños nos hablan de algo que los católicos a veces olvidamos. Nos hablan de la esperanza cristiana. Nos hablan de alegría, nos invitan a ver más allá del ‘Aquí y ahora’. Con sus actitudes y gestos nos muestran que lo que en principio vemos como cosas o situaciones imposibles, con fe, se van haciendo posible. No de la noche a la mañana, ¡claro está!, porque la fe no es un truco de magia barato…

Al ver este video pienso en cada uno de nosotros, como católicos, y me pregunto… ¿damos razones de nuestra esperanza a todos aquellos que nos ven día a día?, ¿Cuál es la impresión que se llevan otras personas de mi como católico?, ¿soy alegre?, ¿transmito la paz de Cristo a los demás?… Pidámosle a Dios tener un corazón inquieto como el de estos niños, y así como los pequeños muchas veces intentan llamar la atención de los demás, que nosotros también podamos hacer esto en nuestros ambientes, porque tenemos un gran tesoro que el mundo debe conocer: Jesucristo, el Señor.