

Sé que a muchos seguidores de Pink Floyd, comenzando por mi esposo, este video les va a encantar. Pero más allá de Pink Floyd y lo increíble de su música, las reflexiones del Hermano Xavi de los amigos de «Hablando en Cristiano», nos enseñan algo mucho más grande: Primero una forma crítica de apreciar el arte, escuchando y cuestionando el mensaje que lleva dentro, y segundo, la capacidad de encontrar a Dios en todo.
Teología de Pink Floyd… ¿Qué?
Debo confesar que a penas encontré el video, el título me pareció una locura: Teología de Pink Floyd. Rápidamente el prejuicio (y la experiencia) me dictaron: ¡A este hermano lo van a crucificar! Y es que no pocas veces, cuando nos atrevemos a comparar, sacar reflexiones o incluso simplemente escuchar y ver discursos, arte y música que son abiertamente del mundo (algunos casos ateos y otros abiertamente anticristianos) los comentarios apresurados y de censura, no tardan en llegar.
No les damos tregua y de frente como jueces implacables, los mandamos al fondo del abismo. Como si eso nos hubiera enseñado el mismo Jesucristo…¡ay de nosotros!
Más allá de la interesante y acertada reflexión que el hermano Xavi nos hace llegar sobre las letras de un grupo que ha marcado a toda una generación y que sigue marcando a otras tantas, es refrescante escuchar a un hermano que ama profundamente a Dios, enseñarnos que a Él lo podemos encontrar en todas partes.
Que es bueno escuchar lo que todos tienen que decir, la importancia de tomar lo bueno y desechar lo malo. Recordemos que trigo y cizaña crecen juntos, sucede dentro nuestro y no es necesario apresurarnos a desechar al que tenemos al lado, simplemente porque sus creencias, sus «formas», o sus aproximaciones no son las nuestras. Por el contrario.
Escuchar y ver con los ojos de Cristo no es fácil
No solo pasa cuando tenemos diferencias en las creencias. Pasa incluso en la casa con el esposos, los hijos, los hermanos, los abuelos, ¡los suegros! (Vaya qué pasa con los suegros). Lo distinto nos causa temor. Escuchar y mirar con los ojos de Cristo no es tarea fácil y sin embargo ¡qué necesario es hacerlo!
Mirar dentro, a los ojos del otro y encontrar la maravilla de la creación de Dios en aquel que piensa distinto, que vino de otro lugar, que incluso aún no lo conoce, que nos trae una cultura distinta. Nos enriquece, nos hace más humanos, capaces de entender y amar al otro sabiendo que venimos del mismo padre.
Aprendamos un poco de este joven hermano a mirar a Dios donde vayamos, a ablandar un poco el corazón antes de cerrar la puerta a aquel que rechazamos solo por temor.
«En la medida en que crezcamos en la mutua comprensión, vemos que compartimos una estima por los valores éticos, perceptibles por la razón humana, que son reconocidos por todas las personas de buena voluntad». (S.S. Benedicto XVI)
0 comentarios