Cuando se pierde, no solo una competencia, sino tal vez un trabajo o una oportunidad importante que implicó mucho esfuerzo, la decepción es doblemente grande. ¡A nadie le gusta perder! Primero por los sueños que no se concretan, por el tiempo que parece se utilizó en vano, por el ego y el orgullo mancillados. Es una experiencia por demás dura y superarla no es algo sencillo.

La vida cristiana no deja de ser así, el camino de conversión es largo y solo acaba cuando estemos frente a Dios. Cuántas veces ponemos los medios, nos esforzamos por cumplir los mandatos del Señor, le hacemos promesas, salimos de recibir la Eucaristía con el corazón rebosante de alegría creyendo que ahora sí lo podemos todo, y de pronto en menos de un instante nuevamente caemos en esa falta que tanto habíamos evitado.

El video que te compartimos hoy no solo te dará una gran lección sobre lo que significa «perder», sino que te subirá el ánimo hasta el cielo. ¡Qué grandes palabras las de este chiquito!

La caída es dura, el dolor es grande

Nos sentimos tan poca cosa, nos reprochamos nuestra falta de fuerzas, nuestra falta de amor. Frecuentemente caemos en la tentación de creer que Dios ya se ha cansado de perdonarnos lo mismo una y otra vez. Que no tenemos remedio, que todo lo el esfuerzo que le pusimos y todo el tiempo que invertimos no ha servido de nada.

En ese momento recordemos lo que el apóstol Pablo nos decía: «No extingan el espíritu…examínenlo todo y quédense con lo bueno. Absténganse de todo mal» (1 Ts 5:19). La intención de san Pablo, lejos de ser una excusa para no corregir lo malo, parece ser un recordatorio importante: En tiempos difíciles quédense con Dios. Él está siempre en lo bueno.

Perder también nos da la oportunidad de ver todo con otros ojos, de aprender a hacerlo mejor y de encontrar otras razones para seguir luchando.

El camino es difícil, pero no estás solo

Este pequeño niño con su inocencia, con la alegría y a la vez desesperación por evitar la tristeza en su compañero me recuerda ese mandato. Parece que le dijera: ¡Mira todo lo que has hecho! El camino es difícil, pero no estás solo.

¡Qué importante es la amistad en el camino hacia el reino! Qué importante recordar nosotros mismo cuál es la meta, y qué beneficioso es tener un amigo que te dé ánimo en la caída y te extienda sus manos amorosas para levantarte, sin juzgarte, ayudándote a ver el error, pero por sobre todo ayudándote a ver el camino que ya has recorrido.

Dándote ánimo para seguir caminando, confiado, con la esperanza de que de la mano de Dios ¡la meta llega! 🙌🏻