

Hace un par de días estuve viendo una película de Disney muy conocida, «Moana». Aunque se estrenó hace años, esperaba todo menos encontrarme con una historia llena de lecciones, lo que pensé que iba ser una peli más, resulto ser toda una enseñanza.
Y es que las animaciones de esta productora regalan mensajes hermosos, incluso para los que estamos más grandes. Luego de verla llegó a mí un gran interrogante: ¿Realmente estás molesta, o en fondo lo que tienes es tristeza?
Si bien la historia trata de «Moana», una joven que sale de su isla para salvar a su familia y su pueblo, no es ella en la que me centraré en este artículo, sino en un personaje llamado Te Fiti.
Ella es quien me hizo preguntarme si las personas que están en constante mal humor, en realidad están así porque quieren y tienen motivos, o porque en el fondo están sumidos en una gran tristeza, en un dolor hondo.
Esto me llevo también a reflexionar sobre lo que nos dice Jesús: «No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre» (Mt 15,11).
Te comparto el trailer de la película para que te animes a verla o repetirla. Y te invito a ver con especial atención la escena en la que Te Fiti y Moana se encuentran para que el corazón de ambas se una en un hermoso momento de reconciliación.
Te Fiti pierde algo muy preciado para ella
Va perdiendo su belleza, su forma y lo que la hace ser única. Se llena de irá y crea miedo, pero es justo ahí cuando recuerdo las palabras de Jesús.
Porque así como le sucedió a Te Fiti, poco a poco se va contaminado el corazón del hombre, salen de él muchas cosas no gratas y poco edificantes. Las acciones se vuelven más rudas, ásperas, lastimamos a otros y a nosotros mismos.
Cuando se le da cabida a la tristeza dejamos a un lado la luz que Jesús nos regala, volteamos la mirada y empezamos a caminar en un túnel oscuro y solitario.
Un viaje al fondo de nuestro corazón
Los momentos de crisis nos obligan a hacer una revisión hacia dentro, vale la pena preguntarnos ¿será que eso que me carga de mal humor, me irrita con facilidad y no me deja compartir con otros, es en el fondo tristeza?
No se trata de estar siempre alegres, porque en nuestras vidas hay espacio para cada emoción y sin el sufrimiento no valoraríamos tanto los momentos de felicidad. Pero lo importante es no quedarnos estancados, acostumbrándonos a vivir en ella y dejando que nos consuma.
Haz una pausa, mira hacia dentro y descubre qué es aquello que no te hace bien. Muchas veces nos incómoda hacer introspección porque no queremos afrontar lo que nos rompe. Pero para sanar hay que empezar por aceptar poco a poco, preguntarnos el por qué nos duele y trabajar en ello.
No dejes que la tristeza te defina, acepta que te sientes mal, haz las paces con ella y empieza un camino más tranquilo. De este modo descubrirás el ser tan maravilloso que eres ante los ojos de Dios. Si Jesús no te juzga ¿por qué no dejas de hacerlo tú?
Déjanos saber en los comentarios si ya viste esta película y cuéntanos qué fue lo que más te gustó. La historia de Moana también nos habla de valentía, de amistad, de perdón y de amor. ¡Además es perfecta para verla en familia!
Artículo elaborado por Gleinis González.
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