

*Advertencia: la película contiene lenguaje y conversaciones para adultos. Se recomienda tener más de 16 años para verla.
Los ingleses tienen un humor que se reconoce muy fácilmente. En líneas generales es negro y ácido. «Los principios del cuidado» (The Fundamentals of Caring en su idioma original) tiene ambos. La historia muestra a Ben (Paul Rudd), un escritor que sufre de un bloqueo emocional tras la muerte de su hijo en un desafortunado accidente, que decide entrar en el negocio de cuidadores porque necesita plata para vivir. Por otra parte está Trevor (Craig Roberts), un chico que sufre distrofia muscular y no tiene una esperanza de vida muy amplia. Si algo tiene este film es realismo. Ben trabaja por la plata. Trevor necesita que lo atiendan, no que lo amen, para eso está su madre. Estos son los puntos que vale la pena rescatar del último largometraje original de Netflix.
1. Los principios del cuidado
El título de la película es uno de los puntos que hay que discutir. Al comienzo de ésta, la encargada de capacitar a los cuidadores profesionales, enumera las reglas a tener en cuenta cuando se está cuidando de alguien: Preguntar, escuchar, observar, ayudar, preguntar de vuelta. También les explica a sus alumnos (entre ellos Ben) que el ser cuidador no es solo alimentar, vestir y limpiar a alguien; sino también saber llevar adelante una relación tan compleja como lo es la del cuidador y el cuidado. Hay veces que amar a alguien no significa demostrarle nuestro amor como lo hacemos con nuestros familiares cercanos o un amigo cercano. Cuidar a alguien puede llevar a que te encariñes con esa persona, pero hay un límite que no se puede cruzar (en esta película se cruza). Las manifestaciones de amor hacia una persona con necesidades como las de Trevor son como las que Ben le da a lo largo de la película: limpiarle después de haber hecho sus necesidades, cocinarle, darle sus medicinas, etc. Estas son manifestaciones de amor. Nosotros le damos un nombre y todo: obras de misericordia. Es por esto que la película es realista. En ella se demuestra como el amor no es solo un trabajo, es una razón para volver a vivir.
2. El viaje hacia uno mismo
El film gira en torno al road-trip que Ben y Trevor emprenden para conocer el pozo más grande del mundo. En él conocen a Dot (Selena Gómez) una chica que huyó de su casa para ir a Denver a estudiar arte; y a Peaches (Megan Ferguson), una señorita embarazada que viajaba por su cuenta a Nebraska para estar con su mamá para cuando nazca el bebé. Cada uno de los pasajeros conoce a alguien, pero lo más importante: cada uno descubre una parte de sí mismo que no conocía. Trevor pudo apaciguar la ira que tenía dentro de él (la cual descarga con chistes negros y verdes a cuanta persona entabla conversación con él). También aprendió a relacionarse con los demás, sobre todo con Dot, la chica fugitiva. Por su parte, Ben, logra dejar el accidente con su hijo a donde pertenece: al pasado. Y Dot madura. Es importante que cada uno haga ese viaje hacia si mismo. Porque amar es darse, y es muy difícil dar lo que no se conoce.
3. La vida no es color de rosa
Algunas veces nos metemos tanto en la película que nos olvidamos que es ficción. Compramos lo que nos venden. En esta película esto no pasa porque uno siempre es espectador y no se confunde la ficción con la realidad. Un diálogo entre Ben y Trevor (después de un desafortunado evento en una concesionaria de Ford) es clave en esto. Otro elemento que ayuda a no perderse en el film es la crudeza con la que se habla de la vida y que nos ayuda a enfrentar los problemas con realismo. Craig Roberts hace un excelente trabajo en su papel como el chico con distrofia muscular. El personaje de Roberts es uno que no se reserva las palabras. Cuando piensa algo lo dice «sin pelos en la lengua». –«Esto no es sobre mí. Esto siempre fue sobre ti» le dice a Ben en un punto clímax–. Trevor nos recuerda por qué es que Ben trabaja y cuál es la realidad de las cosas. Nos recuerda que es necesario enfrentar lo que nos hace sufrir para poder amar verdaderamente.
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