

*Advertencia. La academia nacional de Argentina calificó la película apta para mayores de 16 con mucho criterio debido al contenido violento de la misma. Se recomienda discreción con los menores.
Pasó tiempo desde que Mel Gibson dirigió su última película taquillera. No hay lugar a dudas que su película «La Pasión» es un clásico del cine católico y ayuda a la evangelización de muchos corazones. Ahora llegó al cine con una película que da de que hablar: «Hacksaw Ridge» («Hasta el último hombre» en Latinoamérica). Además de contar con Gibson en la dirección, la película se destaca por tener un gran elenco con actores como Vince Vaughn, Sam Worthington y Hugo Weaving .
Desmond Doss (Andrew Garfield) fue un soldado del ejército estadounidense en la Segunda Guerra Mundial que se opuso al uso del rifle por cuestiones religiosas. Él era un Adventista del Séptimo Día y cumplía a rajatabla los mandamientos.
Después de ver la película me puse a pensar: ¿hasta qué punto tiene razón? ¿En situación de guerra es pecado matar? Estos son algunos puntos que se pueden hablar después de ver la película:
1. No matarás, ¿suficiente para una objeción de conciencia?
El Catecismo de la Iglesia Católica es muy claro en el asunto. En el punto 2309 detalla claramente cuando es lícito para un ser humano entrar en guerra. Uno de los requisitos es «Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición». Doss se opone en un 100% al uso de un arma bélica para defenderse en el campo de batalla. Honestamente uno puede encontrar muy loable y hasta admirable la decisión de Desmond, pero también es temerario, y eso no está bien. Dios nos dio la vida, no para que la arriesguemos como si no valiera nada. Es cierto que el personaje de Garfield no lo hace por ser temerario en sí, sino que toma la decisión desde una sincera objeción de conciencia. Pero, si la pregunta es ¿era necesario que lo haga? uno tranquilamente puede responder que no.
2. «Señor, ayúdame a salvar uno más»
No te arruino la película diciéndote que gira en base a esta frase. Doss no confía en sus fuerzas para salvar a sus compatriotas. No. Él se pone en manos del Señor y le pide que le de las fuerzas y gracias necesarias para alcanzar lo que quiere. En esta parte de la película, uno podría ponerse a meditar sobre la fuerza de la oración. «Todo lo que pidan en la oración con fe, lo alcanzarán» (Mateo 21, 22). Es increíble la humildad con la que Doss se levanta cada vez que busca un nuevo compañero suyo. La fe de Doss salvó vidas. Y la mejor parte es que no es producto de la imaginación de un redactor de guiones de Hollywood, sino que es una historia real. En serio paso. Para aprender y aplicar.
3. La fe es contagiosa
Una vez que Desmond luchó contra viento y marea por eso en lo que creía (para copiar también), su fe contagió la de sus compañeros de batallón. El hombre tiene sed de infinito y mucha gente (la gran y vasta mayoría) tratan de llenar esa sed con cosas del mundo: plata, placer, etc. Tú, ¿con qué tratas de llenarte? ¿Acudes a Dios para que sacie tu sed? Una vez que acudas a Él, tu sed estará saciada y podrás atender a esos que te rodean y todavía no descubrieron la fuente de agua que sacia toda sed. En su encuentro con la samaritana, Jesús le explica: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna». ¡Anda! Acércate a esa persona que veas que necesita de esta agua. Dar de beber al sediento es una obra de misericordia, ¡Practiquemosla!
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