Jamás me hubiera imaginado la historia tan dura y conmovedora detrás de un personaje tan entrañable como Winnie The Pooh y su gran amigo Christopher Robin. Las historias detrás de la gesta de un gran libro suelen explicar la hondura de las obras que trascienden los años, y este hermoso personaje no se escapa de ello. Pareciera que es imposible huir del sello del autor.

Más allá de calificar esta película, estoy convencida de que es un excelente material para elaborar una charla o un taller de padres. Ilustra de una manera muy peculiar situaciones duras, errores frecuentes, crisis familiares y a la vez el hermoso misterio del amor que corre por las venas de una familia. 

Trataré de apuntar algunas ideas, que luego cada uno podrá ir desarrollando con mayor detalle. Espero desde el fondo de mi corazón que sirva y nos ayude a mirar la difícil, pero a la vez grandiosa labor de construir una familia. (Si no has visto aún la película, detente aquí. Spoiler alert)

1. No existen lo padres perfectos, pero podemos prepararnos un poco

Daphne y Alan Milne, una pareja que se ama. Ambos acostumbrados a la tranquilidad y el disfrute de una vida y posición social como pocos.

Él, escritor reconocido que acaba de volver de la guerra. Ella, casi una socialite, mujer de una vida social intensa, acostumbrada a lujo, las amistades y las relaciones sociales propias de la época. Reconocidos en su entorno, tienen de pronto un hijo por el que habían esperado con ilusión.

Ambos ilustran muy bien cómo nos convertimos en padres sin sospechar el vasto territorio al que acabamos de entrar. Tener a un hijo por primera vez entre los brazos es la experiencia más desconcertante y abrumadora que existe. Tan pequeños e indefensos, y a la vez tan dueños absolutos de una grandeza que no te permite mirar el mundo de la misma manera nunca más.

La experiencia de cada uno es distinta. Podemos desear muchísimo un hijo y al mismo tiempo jamás estar preparado para la exigencia y sacrificio que el «ser padre» demanda. La experiencia nos desborda y no pocas veces pareciera que es mucho más de lo que podemos soportar. 

Alan, como hombre de la época no tiene idea de lo que significa ser padre. Daphne no puede salir de su asombro. Acostumbrada a solo disfrutar, el parto le acaba de parecer la experiencia más espantosa de su vida. No tiene ni idea de lo que significa ser madre.

2. Hay que ser padre y esto se aprende sobre la marcha

Hay que «ser» padre (o madre). Es decir, hay algo que se mueve y actúa en lo más profundo de cada uno y nos transforma incluso por encima de nuestra voluntad.

No solo se trata de las cosas que hay que hacer. Es algo más que establecer rutinas y volcar la vida a cuidar a un niño casi que más que a la vida propia. Es algo que, a la vez que se ejercita, que se descubre y se aprende, cambia y hace crecer inevitablemente quiénes somos.

Por supuesto que por más que nos lo digan o que lo hayamos leído, no terminamos de descubrirlo más que en la propia experiencia. Alan y Daphne son personas bien intencionadas, hacen lo que tienen que hacer. Repiten lo mismo que han aprendido, tal vez de sus padres y de la misma sociedad que los rodea.

No se trata de juzgarlos por cómo proceden, no lo sabían hacer de otra forma. Sí, así como nosotros, cuando repetimos lo que nuestros padres han hecho con nosotros, o seguimos los pasos de los amigos que han tenido hijos antes que nosotros. Luego nos vamos dando cuenta que cada experiencia es única.

3. Las crisis personales y del matrimonio cuando llegan los hijos

Aún cuando el dinero no sea un problema, la llegada de un hijo marca la vida de un matrimonio, sobre todo la llegada del primero. El primer hijo suele ser el más difícil, y no me refiero al comportamiento del hijo, sino a la experiencia de ser padres por primera vez.

Empezar a salir de uno mismo para mirar al otro no es tarea fácil. Más si estás acostumbrado solo a consentir tus propios deseos y afectos. Necesitas salir de ti mismo, desde el dolor del parto, el cambio de cuerpo, las noches en vela, aprender a amamantar, calmar llantos que desconoces, sentir un cansancio abrumador, y no poder hacer lo que quieres porque antes tienes que pensar en ese pequeño que depende de ti. Y aunque debería ser lo natural en las madres, lo cierto es que no lo es, más aún en nuestros días, en que primero son los deseos de uno y después los del resto. 

Lo que cada uno lleva dentro afectará nuestro matrimonio y definitivamente las relaciones con nuestros hijos. Daphne no sabe cómo renunciar a sus caprichos, a sus costumbres, a esa buena vida que parece que ya no puede llevar más. Alan con los estragos de la guerra, le es casi imposible relacionarse con su esposa a otro nivel, mucho menos con su hijo.

Consciente del horror de la guerra, Alan quiere escribir lo vivido para que nunca más haya guerras. Ninguno entiende al otro, ni son capaces de compartir sus experiencias. Daphne no encuentra mejor decisión que huir de casa y abandonarlo todo. Alan…sobrevive con un hijo a cuestas y emprende la mejor de sus historias y la parte más feliz de toda su vida.

4. Qué significa delegar el cuidado de nuestros niños 

Olive Nou, la niñera de Christopher Robin en un personaje central en esta historia y muy actual para el análisis. Por diversas razones, estatus social, costumbre, trabajo (la mayoría de veces en el contexto actual), el cuidado de los hijos desde temprana edad se delega a la atención de una tercera persona.

En la historia, Nou prácticamente ocupa el lugar que debería haber ocupado la madre de Christopher. No me refiero exactamente a los cuidados personales o a acompañar al niño todo el tiempo mientras la madre no está. Me refiero a ese conocimiento de los sentimientos, los miedos, los gustos, los talentos de un hijo. Esa es tarea de una madre siempre.

Es verdad que tales cosas se conocen con la convivencia y el tiempo juntos, y que cuando las madres trabajan fuera de casa es difícil, pero no imposible. El corazón de nuestros niños es nuestra labor. Daphne hace lo que puede con su hijo, lo consiente con juguetes, repitiendo lo que ella ha aprendido, pero el interior lo conoce Nou. Una persona que inevitablemente algún día partirá, como sucede en la película, dejando una huella dolorosa en el corazón del niño.

Esta historia es frecuente. Cuando un tercero cuida de nuestros niños llega el momento en que tiene que partir, y es duro. La figura de la madre es crucial en ese momento, no solo para consolar sino para dar seguridad al corazón de ese niño y para hacerle saber que si otros parten ella no. El tema aquí es extenso, pero creo que la idea queda clara.

5. El inmerecido amor de hijo

A primera vista dan ganas de ajusticiar a los padres de Christopher Robin. Uno se queda en el dolor y la soledad del niño. En cómo él se convierte en un personaje mediático que pareciera ser el proveedor de la buena vida de sus padres (cuántas veces vemos esto en el mundo del espectáculo), es casi como que le hubieran robado la infancia y todo se vuelve cada vez peor.

Christopher crece de una manera dura y sola, sus padres toman decisiones que me atrevería a decir las hacen sin maldad, pensando que es lo mejor para el hijo y por supuesto para ellos. Y aún así, con los mil errores que comentemos como padres, nuestros hijos nos aman, ¿verdad?

Christopher crece y escoge aquel camino tan temido por sus padres, especialmente por su padre, la guerra. Él parte sin antes haberle reprochado todo el dolor de su infancia a su padres, momento que siempre llega en distintas dosis para cada uno, porque nunca seremos padres perfectos, porque cometeremos errores aún cuando todo lo que hicimos lo hayamos hecho pensando en el bien de nuestros hijos y el bien de la familia.

Llega el momento en que los hijos escogerán sus propios caminos y nos echarán en cara los dolores que con o sin intención hemos causado, creo que es inevitable. Y aún así hay que entender que lo que esos reproches llevan entre líneas, son un amor inmenso, algunas veces inmerecido, de los hijos por sus padres. Un amor gratuito que anhela réplica y encuentro toda la vida.

6. En una familia siempre hay lugar para la reconciliación

En una familia, donde se ama por quién se es, es decir por el hecho de pertenecer a ella, siempre hay lugar para la reconciliación. La escena de Christopher volviendo de la guerra a casa, las lágrimas de su madre, que aún no sabe cómo expresar su amor, pero que su hijo en la madurez de sus años ahora entiende. La conversación final entre padre e hijo, el perdón que llega, la compañía y la oportunidad de volverse a amar de mejor manera, con mayor sabiduría, deja una enseñanza hermosa.

En la familia siempre hay lugar para el perdón, para el amor (te recomiendo al conferencia online «El poder del perdón para sanar a tu familia»). Muchas veces no encontramos las palabras, no encontramos el cariño perfecto, pero esa unión, el vínculo que nos une al ser familia es importantísimo. Me atrevo a decir que tiene que ver con la comunión, con la alianza indestructible de ser padres e hijos, siempre.

Si ya viste la película cuéntanos qué fue lo que te gustó más en los comentarios. ¡No olvides recomendársela a tus amigos y verla en familia!