*Advertencia: comentario no libre de spoilers.

Las películas familiares son cada vez más polémicas. El año pasado, la Warner Bros patinó fuerte con el lanzamiento de «Cigueñas, la historia que no te contaron», con un breve cameo en favor del llamado “matrimonio” igualitario.

Gracias a Dios, todavía hay cosas que se pueden ver con los más pequeños que merecen ser rescatadas. Tal es el caso de «Un jefe en pañales» («The Boss Baby» en su idioma original) que cuenta la historia de cómo un bebé fue enviado desde la Corporación Bebé para evitar que la Corporación Cachorro se quede con todo el amor del mundo. La película es muy graciosa y toca aspectos de la vida real que merecen ser rescatados para meditarlos después de disfrutar del film.

1. Bebés vs. Cachorros. ¿Realidad o exageración?

Es increíble como hoy en día se defienden más los derechos de los animales que los derechos de algunos seres humanos. En un discurso en frente al congreso, el senador Lankford destaca como se hacen marchas y campañas para defender a las orcas y su derecho a la vida, pero cuando hay que defender la vida de miles de millones de americanos no natos, nadie dice nada. La película plantea esto desde el humor. La Corporación Bebé tiene un termómetro del amor en el mundo y la balanza se inclina segundo a segundo hacia los cachorros. Cada vez más gente remplaza a los bebés por perritos. Se humaniza a los perros, dándoles el título de “hijos” y ni se piensa en tener hijos.

2. Tener más hijos no implica menos amor para todos

El conflicto de dejar de ser el hijo único es clave en la historia. Cuando Tim (protagonista de la historia) descubre que el bebé puede hablar, él le explica que si no se comporta puede desplazarlo de la familia y robarle todo el tiempo, atención y amor de sus padres. Tim, aterrorizado por la idea, comienza a buscar la manera de deshacerse del Jefe en Pañales. Como es de esperarse, ambos comienzan un camino que resulta en una amistad de hermanos de lo más enternecedora. [Spoiler IMPORTANTE] Para el final de la película, una vez cumplida la misión, el Jefe Bebé recibe una carta de Tim que dice: «no me importa si tenerte por hermano significa perder todo lo que mis padres me dan. Yo te lo regalo». Más tierno imposible. Pero ahí no queda la cosa. En un momento, los padres (mamá y papá vale la pena resaltar) dicen: –«los queremos con todo nuestro corazón»– «¿A los dos?»–, pregunta Tim. «A los dos», –le responden–. Tener más de un hijo no significa que vas a querer más a uno que a los demás. El amor no se divide, se multiplica. El Espíritu Santo sopla en el interior de los padres y permite que la medida su amor sea amar sin medida a todos sus hijos, sin importar la cantidad

3. La importancia del tiempo de calidad padres e hijos

Es increíble lo sencillo que parece ser padres en la película… pero complejo a la vez. Lo único que requiere es que pases tiempo con tus hijos, juegues, les enseñes las cosas básicas de la vida y los eduques en la fe. Sencillo, pero imposible. Ambos padres, a pesar de trabajar, les dedican el tiempo necesario a sus hijos. Juegan con ellos, incentivan el uso de la imaginación de Tim. Ser padre es acompañar los primeros pasos de sus hijos en el mundo, dándole todas las herramientas necesarias para dejar el nido cuando crezcan. Ningún padre es perfecto, todos cometen errores. Equivocarse es humano y, mientras busques la santidad de tus hijos, lo estás haciendo bien.