Al hablar de pecado, nos encontramos con la diferenciación entre pecado venial y mortal, grave y leve. Pero ahora quisiera que nos detuviéramos en un grupo de siete pecados a los cuales se les denomina como «pecados capitales». Al escuchar este nombre, muchos pensaríamos que hace referencia a la gravedad de estos, pero santo Tomás de Aquino nos aclara que se les conoce como «capitales», por ser la raíz y origen del resto de pecados.

Antes de continuar, debemos tener claro cómo define la Iglesia el pecado: «El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta. Es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como: una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna». (CIC 1849)

Así pues, el pecado consiste en una falta contra el amor. Por ello decía san Agustín de Hipona: «Ama y haz lo que quieras», pues quien ama, ordenadamente, no comete pecado.

Origen de los pecados capitales

Los pecados capitales de los que te voy a hablar más adelante se originan en el siglo IV, cuando Evagerio el Póntico, realizó una lista de ocho pasiones humanas pecaminosas que consideró como las principales. Luego en el siglo V, Juan Casiano reduce esta lista a siete suprimiendo la cobardía como pecado capital, para que finalmente el papa san Gregorio oficializara esta lista.

Santo Tomás, en la «Suma Teológica» los define como vicios que tienen un fin excesivamente deseable. Ahora veamos cómo se define cada uno, la idea es que a medida que avances en la lista también pienses cuál de ellos estás cometiendo o cometes más a menudo.

1. Soberbia

Es considerada como la excesiva estima de sí mismo, llegando al punto de rechazar o menospreciar a los demás. La soberbia u orgullo, llevan a buscar la atención y el honor, llevando al hombre a situarse como antagónico con Dios.

Contra este pecado se encuentra la humildad, en la que los hombres se reconocen pequeños ante Dios, y ven todo como don y gracia divina.

2. Avaricia

Es un deseo desordenado a los bienes o placeres, que va contra el noveno y décimo mandamiento. Por medio de este vicio, el hombre se encierra en sí mismo y en sus posesiones, olvidándose de los demás especialmente de los más necesitados y los que sufren.

La generosidad es una manera de vencer esta inclinación, dando de lo propio para cooperar con los demás en sus necesidades y carencias.

3. Lujuria

Consiste en el desorden del placer sexual, es decir que dentro de la lujuria se sitúan todos aquellos actos que no están ordenados a propiciar el amor mutuo entre los esposos y propiciar la procreación. Va en contra del sexto mandamiento de la ley de Dios.

La castidad es el medio por el cual los seres humanos podemos vencer esta inclinación. En ella se ordena el amor a su fin verdadero, moderando el deseo sexual según la fe y la razón.

4. Ira

Es un sentido emocional de rechazo, desagrado, descontento ante algo o alguien. Esta puede llevar al hombre a un alejamiento de los demás, a dañarles u ofenderles. La ira que excita de manera excesiva las emociones, se le conoce como ira pasional.

La paciencia es el camino para vencer los lazos de la ira, con ella se sufren en serenidad las adversidades y se aprende de cada una de ellas, buscando evitar el daño propio y de los demás.

5. Gula

Es un placer desordenado por los alimentos o bebidas. No solo comprende el comer sin hambre (por decirlo de alguna manera), sino también el cultivar el gusto por cierto tipo de comidas o bebidas que van en detrimento de la salud propia, o que por su carácter de lujosas van en contra del alcance económico personal.

El camino para evitar o desarraigar este vicio en nuestras vidas es la práctica de la templanza. Ella nos conduce a evitar todo tipo de excesos o abusos y nos acerca a Dios y a los demás, por medio de una vida en sencillez.

6. Envidia

Este vicio lleva a que sintamos cierto tipo de tristeza, rabia, rencor o rechazo a los demás por sus logros, posesiones, conocimientos, destrezas, virtudes o estatus. Va acompañado de un deseo, casi obsesivo, por obtener el mismo bien, oponiéndose así al décimo mandamiento.

Por medio de la caridad, donde el amor, que proviene como don de Dios habita en el corazón de los hombres se puede vencer esta inclinación, además de sembrar en nuestras vidas la gratitud.

7. Pereza

Consiste en una falta de esfuerzo personal, tanto en lo físico como en lo espiritual, dejándose llevar por el ocio y la acedia. La pereza nos lleva a encerrarnos en nuestro placer o supuesta tranquilidad personal que también puede conducirnos a estar alejados de los demás por el excesivo descanso.

La prontitud de ánimo en la realización de las tareas y responsabilidades, la diligencia y disponibilidad son herramientas que nos ayudan a contrarrestar este vicio capital. Estos son algunos consejos que puedes seguir para combatir la pereza.

Espero que esta lista te haya ayudado a entender mejor cada pecado capital. Cuéntanos en los comentarios qué otras cosas haces para evitar caer en ellos.