

La partida de algunos siempre nos toma por sorpresa. Nos parece increíble que de un momento a otro esa persona simplemente ya no esté. Pau Donés falleció a sus 53 años luego de una dura batalla contra el cáncer de colon, pero nos dejó a todos tanto con sus canciones. Muchas de sus famosas letras nos acompañaron desde muy jóvenes y seguro quedarán en nuestro corazón para siempre.
Me enteré de la noticia cuando estaba leyendo un libro llamado «Brother, I’m dying» («Hermano, estoy muriendo») de la escritora haitiana Edwidge Danticat. Justo cuando una frase me había quedado rondando en la cabeza: «Tal vez todos nosotros estamos muriendo, un respiro a la vez».
Pau Donés se ha ido, pero sus canciones seguirán sonando y acompañando nuestros encuentros. La voz principal de la agrupación española «Jarabe de Palo», el autor de «La Flaca», «Depende», «Agua», «Bonito» y muchos otros éxitos con los que crecimos, ha partido y nos ha dejado más de una lección de vida.
La vida es un suspiro y hay que aprovecharla
No soy un experto en su vida o su trayectoria —y no es el objetivo de este post—, pero Pau era mucho más que su voz y su carrera musical. Aunque algunas personas puedan no coincidir con algunas de sus opiniones o acciones, esta más que claro que él enfrentó valientemente muchas batallas difíciles además del cáncer durante su vida.
Su esfuerzo por llegar hasta donde llegó es admirable. Las letras de sus canciones hablan mejor de él que lo que yo pueda expresar en unas pocas palabras. Precisamente, su última canción llamada: «Eso que tú me das» es una gran manera de recordar la gratitud de Pau y su amor a la vida.
Pau Donés y su sentido mensaje de amor
Me gustan mucho las palabras que están en la descripción del video de «Jarabe de Palo» que hoy completa más de siete millones de reproducciones en YouTube:
«Estamos acostumbrados a ser escuchados, que no a escuchar. Nos gusta mucho pedir y recibir, mucho más que dar, y rara es la vez que damos sin esperar nada a cambio. Muchos eran, como dice mi amigo Mikel Erentxun, amigos desconocidos que con sus palabras de aliento me hicieron superar momentos difíciles.
Gente supongo que de todo tipo (amigos desconocidos) que quisieron ayudarme y que precisamente por no conocernos, no esperaban nada de mí. Lo que me ha pasado últimamente es justo lo contrario, he recibido mucho sin pedir ni esperar nada. Cosas buenas, muy buenas: cariño, afecto, respeto, amor, de gente a la que conocía y de gente a la que no».
Gratitud, amistad y sueños
Es difícil escuchar cuando personas tan talentosas como Pau fallecen a una edad temprana. Hoy más que nunca nos vemos tentados a no pensar más allá de la realidad y fragilidad de la vida, sino a enfocarnos en disfrutar el momento presente tanto como podamos.
Y claro, no hay nada de malo con poner lo mejor de nosotros para hacer del presente el mejor tiempo. Sin embargo, no podemos simplemente ignorar que vivimos en un mundo en constante cambio. Un mundo que nos ofrece promesas vacías de «seguridad» temporal que no satisfacen nuestra sed de infinito, donde lo material pareciera ser más importante que nuestra relación con Dios y con las demás personas (Lucas 12, 19-20).
Sé que quizás esto puede sonar demasiado complicado o profundo, pero para exponer este punto en términos sencillos te invito a tratar de recordar algo material que hayas deseado con todas tus fuerzas por mucho tiempo.
Piensa en la expectativa que tenías antes de conseguirlo, y la emoción o satisfacción que sentiste cuando finalmente lo obtuviste. ¿Cuanto te duró esa sensación? ¿Fue suficiente para hacerte sentir pleno y absoluto y para no desear obtener nada más en la vida?
¡Exacto! Siempre buscamos y anhelamos más, y está bien. Porque gran parte de nuestros logros colectivos como seres humanos han sido gracias a esto. Pero al final de todo, como lo menciona una frase atribuida a Blaise Pascal: «En el corazón de cada hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios».
Dar la vida por los otros
Es curioso cómo esta canción de Pau me invita a pensar en Jesús diciéndole a sus discípulos que nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos (Juan 15, 13).
Si agradecemos y amamos a las personas que nos apoyan en esta vida de manera incondicional, cuanta más será nuestra gratitud por quien nos demostró su amor entregando su propia vida para darle un sentido a la nuestra.
Pensemos a quién podríamos dedicar esta canción de Pau: «… ahora sé que no estoy solo, ahora te tengo a ti amigo mío, mi tesoro». Pau nos enseñó a luchar sin importar qué obstáculos se asomaran por el camino, su forma de ver la vida y la actitud con que decidió afrontar los problemas son la prueba de que el sufrimiento se puede transformar en amor y gratitud.
Pau decidió sonreírle a la vida aunque la carga de su dolor fuera inmensa. Perdió a su mamá muy joven y luchó contra el cáncer de colon sin que la palabra gracias o el amable gesto desaparecieran de su rostro. Luego de escuchar «Eso que tú me das», a quién te gustaría agradecerle por su poyo, su amistad y compresión?
¡Gracias Pau por esta última canción y por todas aquellas que marcaron a estas generaciones!
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