

Hace unos días alguien me preguntó: ¿Qué pasa si estar con mi papá me hace daño? ¿Cómo podría honrar su paternidad si hace años no nos hablamos y si es casi imposible reconciliarnos?
La paternidad es un don de Dios e implica como todo don, una responsabilidad. El hecho de que estar con tu papá te haga daño es algo triste, pero posible. No es fácil hablar de un tema doloroso y complejo como este, también porque hay circunstancias que son únicas y es difícil dar una receta general, cuando quizás hay muchas cosas de por medio.
Por eso hoy trataré de dar algunas pautas con el objetivo de que vayas dando algunos pasos en ese proceso de reconciliación con esta realidad que te ha tocado vivir con tu papá y que seguramente también viven muchos otros.
1. Acepta la realidad
Lo primero que te diría, es que es bueno aceptar la realidad. Muchas veces ante circunstancias dolorosas o frustrantes nos desgastamos mucho, pensando o quejándonos por nuestra realidad o anhelando que las cosas fueran distintas, por eso lo primero es aceptar. Esto porque lamentarnos y amargarnos no resuelve el problema, es más le añade un problema nuevo a una situación que vivimos y que de por si ya es difícil.
2. Identifica la causa del dolor
Trata de identificar qué es lo que te hace daño de su presencia, de su manera de ser. Qué dice, cómo lo dice o quizás heridas que ha dejado en tu corazón por actitudes o compartamientos que tal vez te hirieron en su momento y posiblemente dejaron una secuela.
Esto para saber a qué te estás enfrentando y lograr ponerle nombre a tus sentimientos, a tu experiencia interior y así ir viendo cuál es la virtud o actitud que podrías poner en práctica para luchar contra esta situación.
3. No alimentes rencores
Lo siguiente es no alimentar resentimientos o rencores. Puede ser que guardes una sana distancia, que evites circunstancias que puedan ser dolorosas o que en este momento no estés preparado para verlo. Pero la idea es ir caminando hacia una sanación interior, donde quizás puedas ser capaz de verlo y no sentir eso que te hace daño y te afecta tanto.
Por eso no hay que echar más leña al fuego, si ante tal o cual cosa, lo único que te repites son cosas negativas o ideas malas, será muy difícil que puedas sanar. Solo irritarás más la herida que de por si, ya es profunda y dolorosa.
Hay una frase que una vez me dijeron y que repito siempre: «El resentimiento y el rencor son el peor negocio, no ganamos nada, siempre perdemos». Porque será tu corazón el que se dañe, mientras la otra persona ni se entera del asunto.
4. Llénate de fuerza para seguir este camino
Entonces ¿cuál es el camino? El del perdón, y ese es un camino que no sabemos cuánto va a tardar. Porque depende de cómo tu corazón se irá recomponiedo y reconciliando frente a la herida. Creo que ninguno puede decir en tanto tiempo se perdona tal o cual cosa, cada uno tiene su propio proceso (te recomiendo la conferencia «El poder del perdón para sanar a tu familia»).
Sin olvidar que estamos hablando de una realidad donde necesitamos de la ayuda divina, porque el perdón profundo viene como una gracia de lo alto, pero para la cual cada uno tiene que disponerse a recibirla. El perdón que trae la paz es lo que rompe esos eslabones que van haciendo una cadena interminable de sufrimientos que al final te esclavizan y no te ayudan a salir adelante y avanzar en tu vida.
Otra cosa importante es ver qué tanto esta situación ha herido tu corazón para que puedas trabajar con la ayuda de un director espiritual. También en algunos casos con un buen trabajo psicológico, con el objetivo de sanar esas heridas e ir avanzando hacia una reconciliación real y profunda.
Espero que estos consejos te sirvan para reconciliarte no solo con tu papá, sino con cualquier otro miembro de tu familia o amigo. Déjanos saber en los comentarios cómo has logrado sanar este tipo de heridas y perdonar de corazón.
0 comentarios