¿Qué no haría un padre por sus hijos? Mirar con ojos de esperanza las situaciones difíciles nunca ha sido tarea fácil. Más aún situaciones extremas como la guerra. Hemos sido conmovidos con historias como «La vida es bella», «El diario de Anna Frank», entre otras. Nos quedamos con la sensación de que estas historias están reservadas para la pantalla grande o para esos libros que marcan nuestras vidas.

Pero la semana pasada un padre de familia sirio y su pequeña hija, se convirtieron en tendencia y conmovieron los corazones de todo el mundo. El amor tan grande de un padre nos recordó que a pesar de la adversidad, el terror y la muerte no tienen la última palabra.

Salwa, la pequeña de tres años, tal vez nunca recuerde las atrocidades que vivió su país gracias a su padre, quien decidió fingir un juego para que su hija no se asuste con los bombardeos. Es muy probable que lo que quede grabado en su corazón sean las carcajadas al lado de su padre cuando aquellos ruidos misteriosos sonaban en el cielo.

Un padre que se ha convertido en héroe

Los héroes de nuestros días son aquellos que realizan estas pequeñas acciones para salvar la vida de alguien. Especialmente los padres que ponen por encima de sus miedos, de sus necesidades, sus gustos y hasta sus caprichos, las necesidades y el bien de sus hijos.

«No hay amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos» (Jn 15:13), nos decía Jesús. Somos testigos día a día de este amor, que debería partir en primer lugar de los padres. Padres que alrededor del mundo lo dan todo por sus hijos.

Padres que a pesar que el mundo les grita que la maternidad y paternidad es un freno para su vida, saben que su existencia se hace grande amando y enseñando a ser feliz.

La enseñanza en medio del dolor

Salwa y su familia han podido huir de la zona de conflicto como lo han hecho (y lo siguen haciendo) millones, aunque siguen luchando por días mejores. La enseñanza que dejan en medio del dolor es enorme. Confío en que sea inspiración para muchos que viven situaciones extremas y responsabilidad para aquellos que viven en tiempos de paz.

No abandonemos a los que sufren los horrores de la guerra, mantengamos siempre oración constante por aquellos que sufren. Que no nos acostumbremos y nos volvamos insensibles. Mantengamos la sonrisa de Salwa, que confía en la protección de su padre, así como nosotros confiamos en la protección del Nuestro.

«Por esta razón, la presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, representa hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad, que corren el riesgo de adormecerse con un estilo de vida lleno de comodidades» (Papa Francisco).