oración a san josé

San José no pronunció palabras en el Evangelio, pero sus gestos gritan hasta hoy día. Él no lo hubiese querido, tal vez hubiera preferido seguir quedándose en lo oculto… pero, bueno, ¡Dios ha querido que lo queramos como Él lo quiso! Así que, con el beneplácito divino, déjame contarte algunas de las enseñanzas que nos legó. Además, te comparto 5 oraciones que puedes rezar a san José para imitarlo en sus virtudes y en su cariño hacia el Jesús y María: una oración por cada una de esas enseñanzas.

1. Dios nos propone sueños… que a veces cambian los nuestros

Este subtítulo lo dice todo: Dios a veces nos hace una llamada que no concuerda con la que habíamos planificado. Pero si Dios hace esa llamada, si se pone de rodillas como un novio a pedir la mano de su enamorada… ¿existe alguna otra respuesta que no sea un «sí»?

Un «sí» no exento de dudas o preguntas, pero que puede estar cargado de buena voluntad. La buena voluntad de decir «ya me irás contando», «si yo salto hacia la incertidumbre, Tú, Señor, estás obligado a atajarme», «vamos juntos».

Oración a san José para pedir el santo abandono

San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tú empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber, tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos.

Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti. Tú conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Se dirigen a ti porque saben que tú los comprendes y proteges. Tú también conociste pruebas, cansancio y trabajos.

Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios, el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre. Amén. (San Juan XXIII)

2. Aceptar los sueños de los demás

San José no solo debió aceptar su vocación, sino también la de María. No habrá sido fácil. Creo que recuerdo haber leído en un libro – más bien una novela, no un libro de espiritualidad – sus temores al ver que María entraría en una relación única con Jesús, en la que él ocupaba un papel importante, pero distinto.

A veces podemos estar contentos con lo que Dios nos pide o, al menos, aceptarlo y procurar querer esa llamada. Pero, al ver a otros pasar a nuestro lado con vidas que nos parecen más llamativas, más hermosas, más sencillas o, tal vez, las que nos hubiera gustado vivir… nos desanimamos.

¡Pidamos a san José que aceptemos con gozo lo que nos toca pero, así también, lo que Dios pide a los demás!

Oración a san José para interceder por los demás

San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tú empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber, tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos.

Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti. Tú conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Se dirigen a ti porque saben que tú los comprendes y proteges. Tú también conociste pruebas, cansancio y trabajos.

Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios, el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre. Amén. (Anónimo)

3. Confianza e iniciativa en los momentos de la prueba

Oración a san José

San José escuchó la voz del Señor, fue dócil a sus indicaciones. Pero ser dócil no es sinónimo de ser como un borreguito que espera ser conducido o, de lo contrario, no avanza. No: san José nos mostró que adherirse al querer de Dios también implica iniciativa. Y, claro, confianza.

Imagino que cuando, en su retorno desde Egipto, escuchó que Arquelao reinaba en lugar de Herodes, se puso en modo de oración. Confiando en que Dios no abandonaría a su familia, pero también atreviéndose a proponer a Dios alguna alternativa o pidiendo una luz que le indicara cómo debía proceder. Luego el ángel le advertiría que debía partir hacia Galilea.

Esto nos enseña que cuando veamos algunas dificultades confiemos en que nada cae a pedazos. Y que podemos tener la sencillez, a la vez que la confianza, de presentar nuestros temores y preocupaciones.

Oración a san José para pedirle fortaleza en momentos difíciles

Acuérdate, oh, castísimo esposo de la Virgen María, que jamás se supo de nadie que haya invocado tu protección e implorado tu auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en tu poder, acudo a tu presencia y me encomiendo a ti para pedirte tu protección. Escucha, Oh padre adoptivo del Redentor, mi humilde oración, y en tu bondad, óyeme y respóndeme. Amén. (Memorare a san José)

4. Acoger y custodiar el don recibido

Oración a san José

San José no solo «aceptó» el don divino; lo acogió. Es decir, lo hizo suyo. No fue un invitado a relación entre María y José, un mero proveedor. Fue parte de la Sagrada Familia. Fue padre. Escuchó que Dios daba sus primeras palabras y que, luego de llamar a su madre «Immá», aprendió, como cualquier niño normal, a decir «Abba», estirando su manita hacia san José y pidiéndole que lo alzara en brazos.

Leí en un libro, hace poco, que persevera en el bien quien recuerda que este es precioso y que hay quien lo quiere robar. Por tanto, lo custodia, lo protege. San José obró así: entendía perfectamente que, a la vez, había un misterio que lo sobrepasaba pero que era… bueno, eso, precioso.

Así, nos enseña que estos dos verbos «acoger» y «custodiar» van juntos: acogemos la Voluntad de Dios, que la entendemos como un designio perfecto. Por lo tanto, ponemos todos nuestros esfuerzos por no «romper» el don que se nos ha entregado… por no alejarnos de ese plan tan hermoso, no por nuestra culpa.

Oración a san José para pedir su protección y nuestra fidelidad

Oh Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para pediros vuestra protección. Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros, asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte. Amén. (Anónimo)

5. ¡Qué hermoso es pasar desapercibido!

Oración a san José

Que solo Dios se luzca. Esa es la última lección que san José nos enseña. En el Evangelio vemos a san José soñando, huyendo, volviendo, amando… y, de pronto, desaparece. Ya no sabemos nada más de él.

No estuvo presente para ver los primeros milagros, pero contemplaba al Hijo de Dios trabajar a su lado. Entendía que los milagros no siempre son extraordinarios… a veces habitan en silencio, en nuestra propia casa.

No imagino a san José quejarse: «¡Después de todo… me perdí lo más interesante!». San José simplemente hizo lo que Dios le pedía… y con gratitud.

«Gracias, Señor, por haberme hecho partícipe de algo tan grande… aunque haya sido algo tan pequeño. No quiero ser protagonista, aquí solo importas Tú».

Oración final a san José

Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén. (Papa Francisco, Patris Corde)

Recursos extra para querer más a san José

7 libros sobre san José

«Novena a san José: 9 días caminando de su mano»

«Curso online: La vida cristiana desde el corazón de san José»