A muchos nos ha pasado repetidas veces, que se nos va el tiempo de la Cuaresma sin haber practicado el propósito de la ofrenda o algún otro propósito de este tiempo. Nos quedamos con el sinsabor del corazón que nos lleva a pensar: ¿Ahora qué puedo hacer para reponerme de no haber cumplido?

Para ayudarte a responder a este interrogante, quiero compartirte algunos puntos sobre la ofrenda en la vida del cristiano. Teniendo en cuenta que primero debemos saber qué es ofrendar.

¿Sabías que en época de san Pablo ya se hacía una colecta?

La llamada «colecta para los santos», es una recolección de bienes en favor de aquellos cristianos de Jerusalén que tuvieron la necesidad de ser socorridos por las demás comunidades cristianas.

En especial aquellos que fruto de la persecución o del abandono de la vida anterior por el seguimiento a Cristo, lo han dejado o perdido todo. Y que por medio de la asamblea han pedido a Pablo y a Bernabé no olvidarse de los pobres (Gal 2, 10).

«Estas colectas, tienen en san Pablo un fuerte sentido de caridad y fe, de bendición y de liturgia […] ya que el amor a los pobres y liturgia divina van juntas, el amor a los pobres es liturgia» (BenedictoXVI).

Pablo pide que la colecta para los pobres sea recolectada los primeros días de la semana. Es decir el día del Señor (domingo, día de la celebración), y que allí cada uno de los miembros de la comunidad deposite aquellos ahorros que ha podido recoger.

Además pide que esto se haga antes de su visita a la ciudad. Por ejemplo en (1 Corintios 16, 1-3), pide que sean elegidos algunos miembros dignos para ser enviados con la colecta a Jerusalén.

La ofrenda nos permite participar de la kénosis del Señor

Haciendo una comparación con la generosa kénosis del Señor que es el misterio donde Cristo siendo de condición divina, se abaja a la condición humana (Filipenses 2, 6-11); Pablo pide a las comunidades donarse de igual manera para con sus hermanos.

Les invita a ser grandes en la caridad al igual que los miembros de las otras comunidades (2 Corintios 8). Y aquí es necesario aclarar que cuando se habla de «pobres» en la teología paulina, se hace referencia a (Mt 5,3): «Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el Reino de los Cielos».

Hablamos de la Iglesia que es llamada a la pobreza y pequeñez. Y que además estaba pasando por necesidades fruto de la persecución, abandono de posesiones y empleos a causa de la conversión y peregrinación en la fe cristiana.

La invitación es para todos

Podemos ver en la tradición cristiana, y obviamente también en la teología paulina, un marcado desapego a los bienes materiales y una esperanza firme en aquellos bienes espirituales y eternos que son prometidos a todos aquellos que se adhieren a la fe en Cristo.

(Hebreos 10,34): «Aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión».

En definitiva, esta es también hoy una invitación al desapego, a la generosidad y a la donación para con los hermanos necesitados. No solo se habla de dinero o bienes materiales, sino también de aquellos aspectos espirituales que pueden contribuir a la conversión, santificación y vida eterna de la Iglesia y sus hijos.

¿Qué hago si por algún motivo no puedo ofrendar?

Algunas veces, por diversas circunstancias, no podemos ofrendar de manera material para los más necesitados. En ocasiones hasta porque no tenemos los recursos, la invitación sería a que en el momento en que nos sea posible, hagamos nuestra donación.

Podemos ver muchas maneras diferentes de donar lo nuestro a los que lo necesitan. Sin olvidar siempre que no es dar de lo que me sobra.

5 maneras de hacer tu ofrenda

— Donar un alimento a quienes carecen de ello.

— Echar un vistazo a nuestras habitaciones siempre nos permitirá descubrir que tenemos demasiado, y que podríamos ayudar a quienes no tienen.

— Hacer donación de mis saberes y destrezas. Por ejemplo en el voluntariado en pro de los más necesitados. Ejerciendo aquellos trabajos por los cuales podría obtener algún beneficio económico.

— Hacer mi ofrenda económica para obras de caridad.

— Abstenerme de algo y con ello poder ejercer mi ofrenda.

Estas y muchas más formas hay para que no se nos pase la Cuaresma sin saber qué es ofrendar y mucho menos sin haber ofrendado. Recordar las obras de misericordia espirituales y las corporales también puede ser de gran ayuda para este tiempo.