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En este divertido video de WOKI TOKI, se aborda –a modo de broma– uno de los problemas que vivimos en nuestra sociedad: el aislamiento de tantas personas (a veces incluidos nosotros mismos), en aparatos tecnológicos so-pretexto de revisar correos electrónicos, noticias, mensajes de amigos, redes sociales y/o nueva información que nos permita estar siempre conectados con “el mundo” y sin embargo, estar desconectados de nuestra propia realidad.

Se habla que el uso exagerado de estas tecnologías es posiblemente la más grande adicción no farmacológica del siglo XXI. Nos hemos vuelto tan dependientes que la angustia, ansiedad o miedo irracional de perder el celular, no tener batería o estar conexión que ya esta situación tiene un nombre: Nomofobia.

Sin embargo, lo verdaderamente delicado del asunto es que el abuso de estos aparatos tecnológicos rompe o, por lo menos, suspende nuestra relación con nuestra realidad inmediata, con los seres humanos que nos rodean. Este problema también ya tiene un nombre: “síndrome de sobre-conexión”. Se da cuando, a causa del uso del celular, se reduce la cantidad de interacciones cara a cara; repercutiendo en las relaciones sociales y familiares del individuo.

Como cristianos, esta problemática es de especial importancia, pues ¿cómo podemos dar testimonio del amor de Cristo si no estamos involucrados en lo que sucede en nuestro alrededor, con nuestro prójimo? Basta con pasearse por las calles, en las paradas del autobús y vamos a ver personas mirando hacia abajo viendo el celular. Tantas personas juntas compartiendo un espacio común y que al mismo tiempo están ensimismadas en su propio mundo –indiferentes de lo que pasa a su alrededor– estas podrían estar separadas por un océano y vendría a ser lo mismo…

Hay una reflexión del Papa Francisco, dada hace unos días en la Casa Santa Marta, que  nos podría dar luces en este tema. Es a propósito del pasaje evangélico en el que el ciego Bartimeo clama a Cristo para ser curado, pero es reprendido por los discípulos, acallado por la gente. En esta reflexión, nuestro Papa nos invita a preguntarnos si somos: “Cristianos que alejan a la gente de Jesús o la acercamos porque escuchamos el grito de tantos que piden ayuda para su propia salvación”. Sin embargo, ¿cómo podemos acercar a esos tantos que necesitan a Jesús, si vivimos absortos en nuestro celular, si no salimos de ese aislamiento y nos damos un momento para ver a los ojos a la gente que nos rodea, a nuestros amigos, a nuestra propia familia?

El Papa menciona a tres grupos de personas en este escenario: el primero es de “los indiferentes: no escuchan, creen que la vida es su ‘grupito’ de ahí; están contentos” pero, “sordos al clamor de tanta gente que necesita salvarse, que necesita de la ayuda de Jesús, que necesita de la iglesia. Es gente egoísta que vive para sí misma”. En este punto, cabe preguntar, ¿tal vez nos ha pasado estar entretenidos en nuestro Whatsapp cuando al lado nuestro había alguien genuinamente hambriento, pidiendo no dinero pero sí algo para comer? tan entretenidos que lo ignoramos…

En el segundo grupo están: “Los que escuchan este grito, pero que quieren hacerlo callar. Esta gente aleja de Jesús a aquellos que gritan, que tienen necesidad de fe”. En este grupo están, “Los que son ‘cercanos’ a Jesús, parecen religiosos pero no dan testimonio. Son cristianos de nombre, de salón, de recepciones, pero su vida interior es mundana”. Por eso, “uno que se dice cristiano y vive como un mundano aleja a aquellos que gritan ayuda a Jesús”. Aquí valdría la pena preguntar, ¿lo que publicas es coherente con tu fe? Por supuesto esto no significa que se deba publicar sólo cosas religiosas, pero sí que sean congruentes con tus principios, que no desdigan tu fe.

En el tercer grupo, nos dice nuestro Papa, están: “Aquellos que ayudan a acercarse a Jesús. Estos tienen coherencia entre lo que creen y lo que viven, y ayudan a acercarse a Jesús, a la gente que grita, pidiendo salvación, pidiendo la gracia, la salud espiritual para sus almas”. ¿Cuántos de nosotros no hemos sido inspirados tal vez por la fe de una persona, por su paciencia o generosidad, por su temple? ¿tratamos de ser ese tipo de personas para los demás?

«Nos hará bien hacer un examen de conciencia para comprender si somos cristianos que con nuestro comportamiento alejamos a la gente de Jesús o la acercamos porque sentimos el grito de tantos que piden ayuda para su salvación» (Papa Francisco).

Para terminar con una nota de humor, les compartimos un pequeño video de Tree House, donde se ve a un par de adolescentes enfrascados en su celular en plena cena familiar y la divertida respuesta del papá que les hace ver lo molesto que resulta hacer cosas fuera de lugar.