taxista
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Si tenemos una actitud servicial, nuestro trabajo cotidiano puede permitirnos acercar a Dios a los que nos rodean. La oficina de comunicaciones del Opus Dei nos presenta un video sobre el trabajo de Ángel, un taxista de Madrid que nos da la oportunidad de reconocer que el aspecto laboral es un don de Dios y, aunque a veces no lo consideremos así, es un hermoso ámbito de despliegue apostólico.

El trabajo, ya sea el más común o el más especializado, permite vivir una serie de situaciones distintas en las que se tiene contacto con las personas; no importa si son muchas o pocas, pueden ser compañeros de trabajo, el jefe, nuestros proveedores, nuestros clientes, etc.;  Son espacios en los que podemos escuchar, acercarnos e intercambiar una que otra conversación; sin embargo, a veces ni nos imaginamos que esas pueden ser las instancias que Dios pone en nuestras vidas para transmitir a todas esas personas la alegría de ser cristianos. Es una gran, pero gran, responsabilidad de la cual ciertamente debemos tomar conciencia, pues como leí hace poco en una Iglesia en el centro de Santiago de Chile, tu vida podría ser el único evangelio que lean esas personas.

No es suficiente tener un rosario o una estampita en la oficina, que en sí mismo está muy bien, considero hay otro tipo de símbolos que hacen reconocer a un cristiano. El tipo de labores y la posición son secundarios, desde el dueño hasta el último empleado de la nómina, tampoco es relevante el lugar pues por más agresivo o reacio que sea el ámbito laboral a “las cosas de Dios” siempre llamará la atención la alegría, la honestidad y el trabajo bien realizado de un cristiano.

Un trabajador flojo, irresponsable o poco diligente no atrae, por lo tanto será prioridad y distintivo esforzamos por un trabajo bien hecho, con humildad y en coherencia con la vida cristiana, si trabajamos con actitud servicial nuestro trabajo puede convertirse en apostolado, podemos realmente acercar un poquito más al Señor Jesús a los que nos rodean.

Otro tema importante es la cercanía y el buen humor, aunque sea poco el tiempo que tengamos escuchar a las personas es siempre tiempo bien invertido. Motivar y dar esperanza es también fundamental, ya que todos necesitamos en algún momento que nos den una palmada en el hombro y una sonrisa que nos anime a seguir adelante. De la misma forma ser paciente y sencillo,  explicar con nuestras propias palabras lo bueno y lo bonito que es ser cristiano y como ayuda, concretamente en cada puesto de trabajo, el creer que el amor de Dios lo vence todo.