¿Alguna vez has experimentado el horror de tener a tu hija de dos años comportándose mal en plena misa? ¿Quieres saber cómo la Iglesia recibe a los niños en sus comunidades?

¡Has venido al lugar correcto! En este artículo, te presento lo que los últimos 3 papas, el Catecismo y la Biblia tienen que decir sobre este tema. Descubre cómo podemos asegurarnos de que los niños se sientan bienvenidos en nuestras iglesias.

Una situación incómoda (tal vez te identifiques)

niños en la iglesia

Mi peque está entrando en los «terribles 2». Un período del desarrollo en el que los niños de dos años son particularmente desafiantes, al estar aprendiendo a ser más independientes y a expresar sus propias necesidades y deseos. Esto les lleva a berrinches y resistencia a los padres.

Te cuento lo que pasó con mi pequeña, hace poco, durante una misa. Trataba de mantenerla en su asiento, llevarla atrás a jugar, etc. En un rato se me escapó y fue corriendo al altar. La atrapé frente al altar ante la mirada de todos. Justo conectaba con el momento de recibir la comunión, por lo que me quedé con ella adelante explicándole lo importante del momento y con curiosidad se calmó. Pero solo por un rato.

Regresamos a nuestro lugar y lanzó una puerta con una fuerza salvaje y todos me regresaron a ver. Al final de la misa, el joven se quejó con el Padre y luego conmigo. Me dijo que era un irrespeto lo que pasó y que los otros niños no se portaban así. Me dolió esa comparación.

Le dije que no era irrespeto porque no lo hice a propósito. Pero, en vez de entrar en peleas, tragándome todo mi orgullo, le dije que valoro su comentario porque significa que le da gran importancia a la celebración Eucarística y eso tiene su valor.

Sin embargo, por dentro quedé muy molesto por esta escena y decidí investigar al respecto.

Nuestro papel como padres

niños en la iglesia

Primero me conecté con mis primeras memorias en misas. Mis recuerdos más tiernos de la misa siempre están relacionados con mi abuela Olguita.

Me gustaba ir a misa porque ella estaba allí. Me brindaba todo su amor y cuidado. Eso hacía que mi experiencia fuera muy especial. Sin duda alguna, ella tuvo una gran influencia en mi vida, especialmente en mi vida de fe. Inclusive cogía mi bici para acompañarla si ya había salido y me acuerdo su alegría y la sonrisa cuando la sorprendía.

Creo que como padres, somos embajadores de Dios en la Tierra, y es muy importante que nuestros hijos vean cómo vamos todos juntos a misa para que puedan ver el amor de Dios a través de nosotros.

Lo que dijeron los últimos Papas sobre los niños en la Iglesia

Primero, San Juan Pablo II dice en Familiaris Consortio:

«La Iglesia católica ha sido y debe seguir siendo una comunidad de amor y misericordia, una comunidad que acoge a todos, especialmente a las familias, que son una institución social fundamental. La Iglesia debe proclamar la verdad sobre el amor conyugal y alentar a los cónyuges a ser fieles a su vocación y compromisos. La Iglesia es una señal de esperanza para las familias de todo el mundo, una esperanza que nace de la fidelidad a los valores del Evangelio y del testimonio de la gracia de Dios».

Segundo, el Papa Benedicto XVI transmitió en esa línea un discurso más específico en una audiencia general en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el 11 de abril de 2012 en el que remarcaba:

«La Iglesia católica también debe estar abierta a los niños pequeños que lloran durante la Misa u otros servicios religiosos. El Papa Benedicto XVI expresó claramente: «los niños llorando son música que Dios prefiere a cualquier otra música». En lugar de rechazar a los niños que lloran, debemos verlos como una bendición y una oportunidad para mostrar amor y compasión. Es importante recordar que los niños pequeños no son capaces de controlar completamente sus sentimientos y comportamientos, y a veces lloran o tienen un comportamiento molesto».

Finalmente, nuestro querido Papa Francisco destaca en Amoris Laetitia la importancia de apoyar a las familias con bebés y niños pequeños en todas las etapas de la vida. En el párrafo 190, el Papa habla sobre la necesidad de una «pastoral familiar que acompañe a los padres jóvenes en su matrimonio y en su acogida de los hijos, y que promueva su crecimiento humano y espiritual».

Más poderoso aún es este párrafo donde el Papa Francisco enfatiza la importancia de crear un ambiente acogedor para las familias con niños pequeños en las celebraciones litúrgicas:

«Una comunidad acogedora es también capaz de integrar a los niños, mostrando interés por ellos y creando espacios adecuados para su desarrollo. La presencia de niños pequeños no debe resultar molesta. Los llantos y los demás sonidos que expresan sus necesidades, incluso aunque sean imprevisibles, no deberían ser vistos como un inconveniente, sino como una oportunidad para atraer hacia ellos la atención de todos y de crear un ambiente familiar en la Iglesia».

Y más poderoso aún son estos videos de nuestro Pastor con sus diferentes encuentros con niños. Sobre todo este donde dice que no hay que silenciar a los niños que lloran en las iglesias.

Entonces, ¿es correcto llevar a los niños a la Iglesia?

niños en la iglesia

Por esto que te comento, en lugar de criticar a los padres por traer a sus hijos a la Iglesia, debemos ofrecer apoyo y soluciones prácticas para manejar a los niños que lloran.

Podemos ofrecer áreas especiales para padres con bebés y niños pequeños o incluso servicios religiosos especiales para niños durante la Misa. También podemos ofrecer recursos y herramientas para que los padres puedan enseñar a sus hijos a comportarse adecuadamente en la iglesia.

Además, y más importante aún, el Evangelio nos enseña que Jesús acogió a los niños con los brazos abiertos y los bendijo (Mt 19,13-15).  Debemos seguir el ejemplo de Jesús al recibir a los niños y las familias con amor y compasión.

La Iglesia Católica reconoce que la familia es el fundamento de la sociedad y el lugar donde se transmiten los valores y creencias de generación en generación.  Por tanto, debemos valorar el don de la vida y ayudar a las familias a desarrollar su papel en la sociedad.  El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que «la familia es una comunidad de amor y solidaridad» (CIC 2207).

Por lo tanto, es importante ser una comunidad acogedora. La Iglesia debe ser un lugar acogedor para las familias, donde se sientan cómodas y apoyadas en su fe y en la educación de sus hijos.

Así mismo, podemos ayudar a los padres con niños pequeños que pueden ser difíciles de manejar en los servicios de la iglesia, pero debemos recordar que son una parte importante de nuestra confraternidad.

Ideas pastorales

Concretamente, podemos ofrecer áreas especiales para padres con bebés y niños pequeños, así como programas especiales para niños durante la misa, tales como grupos de catequesis y actividades educativas. 

También podemos dar consejos prácticos a los padres sobre cómo ayudar a sus hijos a comportarse adecuadamente durante el servicio, que fue la asistencia que me brindó un líder de la comunidad luego de este episodio.

Después de recopilar toda esta información, me pregunto: ¿cómo habría actuado Jesús ante alguien quejándose de mi hija? En lugar de ofendernos, como padres, ante aquellos que no pueden entender porque simplemente no tienen hijos, podríamos sonreír y con humildad retirarnos si nuestro hijo no se comporta bien.

La persona puede pensar que ganó la discusión, pero dejémosla ganar. Eventualmente, cuando tenga sus propios hijos, entenderá.

Ideas para padres

niños en la iglesia

La verdad sea dicha, mi hija no se estaba comportando bien. Como padre de familia debo de ser un ejemplo para mis hijas. Así que decidí seguir el consejo de ese líder de la comunidad.

Sin caer en batallas de ego, ¿qué tanto me costaba salir un rato de la iglesia? Esa fue mi estrategia el siguiente domingo en un día soleado y me fue de maravilla. A partir de ahí, he decidido evaluar día a día qué hacer para que mi experiencia religiosa sea satisfactoria tanto para mi familia como para los demás feligreses.

Y es que hay que distinguir, una cosa es un llanto, otra es salir corriendo por todas partes. Como padres también debemos enseñar límites tomando en cuenta las peculiaridades de cada situación.

Saber distinguir entre un simple llanto y una situación en la que el niño está corriendo por todas partes es esencial para mantener una atmósfera de respeto y armonía en la iglesia.

Y así mismo, como comunidad necesitamos recordar el valor del regalo de la vida y ser compasivos con los niños y las familias siguiendo el ejemplo de Jesús en el evangelio.

Por eso, debemos estar dispuestos a acoger y apoyar a todos, en lugar de juzgar o rechazar a aquellos que puedan parecer un poco inquietos o ruidosos.

Ante todo este evento, mi esposita me compartió una historia que me hizo reflexionar. En una misa, una niña de tres años jugaba con su muñeca y hacía burbujas detrás de nosotros. Mi esposa le pidió que hiciera silencio, sin embargo, ahora se arrepiente. Nos hizo pensar en cómo es difícil entender las luchas de los padres si no eres uno.

¿Por qué sentimos que tenemos derecho a interferir en la educación de otros niños? Tal vez porque se ha vuelto normal decirles a los niños que se callen y actúen como adultos. Pero recordemos que todos fuimos niños alguna vez.

Deseo de todo corazón que la memoria del trato de mi querida abuela Olguita y otras personas bondadosas en nuestras comunidades nos recuerden la importancia de acoger a todos los niños con amor y compasión en la Iglesia. Si llegaron hasta aquí, por favor recen un Ave María por mi abuelita.

Y me despido pensando que la iglesia necesita de todos nosotros para tener más santos en el siglo XXII.

¡Pilas y ánimo con tu paternidad! No estás solo.