navidad y familia

Sam Teale Productions desarrolló un video para este 2022, mostrando la historia de una pequeña familia en Navidad. Al verlo, no pude dejar de pensar en la tristeza que sentí la primera Navidad que viví sin mi mamá. Sentir la perdida de una persona que se ama es muy duro, es muy triste, pero al ver el video me doy cuenta de lo difícil que debió ser para mi papá. 

En el video vemos diferentes momentos que comparten un padre joven y su pequeño niño, de no más de cinco años. Desde el principio del video podemos percibir una cierta tristeza en el padre, que mira a su hijo con un profundo amor que oculta dificultades. Se ve el esfuerzo que está haciendo ese padre para mostrar la mejor cara – que las circunstancias le permiten – frente a su niño. 

El dolor es diferente, pero igual es dolor

Como vemos en el video, el padre está sufriendo y muy seguramente el niño también. La diferencia es que el niño es inocente y se siente protegido y amado por su padre. Los dos están sacando lo mejor de una situación difícil. De un cambio en la vida que ninguno de los dos deseó ni buscó.

La muerte de un ser querido nos afecta a todos, pero las relaciones son diferentes. Los lazos que hemos construido son diferentes e incomparables. El padre se ve solo, con un reto grandísimo: de cuidar y proteger a su pequeño. El niño siente el vacío del amor de su mamá que, por mucho que quiera, el padre no puede sustituir. 

Sostener las lágrimas por el amor al otro es una de las cosas más difíciles. Ambos están sufriendo, pero ninguno de los dos quiere generar más dolor. Ambos saben que no están solos, y los dos sienten un dolor inmenso, pero diferente.

El dolor, de la mano de Jesús, es santificador

La perdida de un ser querido conlleva dolor, es verdad y es innegable pero, al mismo tiempo, de la mano de Dios, es un dolor con esperanza. Es claro que en fechas como la Navidad, cuando la familia se reúne, la falta de un ser querido es dolorosa. 

Pero, en la Navidad, los creyentes sabemos que Dios ha nacido. Se ha hecho hombre para abrirnos las puertas del Cielo. Por eso, la esperanza de Su promesa es aún más fuerte.

Navidad es tiempo de agradecer el regalo más grande: la vida eterna. Por eso la Navidad para un creyente —sin decir que no hay tristeza por la falta física de las personas que han partido— es tiempo de comunión, de alegría. Porque tenemos un Dios que permanece a nuestro lado y que en Él podemos unirnos a todos los que ahora descansan en Él.

La Navidad es un tiempo para recibir a Dios

En la Eucaristía nos unimos a Dios y a todos los que están en Él. ¡Qué afortunados somos de poder unirnos a nuestros seres queridos de tal manera en la celebración eucarística!

En la Navidad recordemos que Dios se ha hecho pequeñito para salvarnos. Demos gracias por su presencia en medio de nosotros y vayamos a recibirlo en Cuerpo y Sangre en la Eucaristía. 

Extrañar a los que han partido es normal, pero si confiamos en las promesas de Dios, el adiós que les hemos dado no es para siempre, es solo cuestión de tiempo para volver a vernos. Él ha deseado esto desde la misma creación del mundo. Él quiere que estemos con Él.

Tengamos esto en mente para vivir la Navidad sin la presencia física de nuestros seres queridos, pero con una presencia espiritual que es posible por Él, en Él y con Él. 

¡En los momentos más difíciles Él está contigo!

Para terminar, recordemos que Dios está con nosotros. Conoce nuestro dolor y sufrimiento —mucho más que el padre del video, Dios nos da lo que necesitamos —. Dios permanece a nuestro lado, nos da la fuerza para sobrellevar las dificultades y quiere que le hablemos, le contemos lo que nos duele.

No te olvides de que Él se ha hecho Hombre por ti y que quiere tener una relación contigo. Él quiere sanar tus heridas y llenar tu corazón. ¡Déjalo, ábrele la puerta de tu corazón para que nazca allí y sea la luz que guie tu camino! 

¡Feliz Navidad a cada familia!