passenger talentos

En esta oportunidad el videoclip del grupo musical inglés Passenger, nos permite ver, con un poco de sarcasmo, como es el ambiente en una oficina que esconde los anhelos de los empleados que parecen estar hastiados de sus trabajos. La letra de la canción titulada «Scare away the dark» es casi un grito de desesperación que silenciosamente habita y se mueve en lo más profundo del corazón de varias personas, esto con pesar, es una realidad en algunas empresas del mundo corporativo hodierno.

Hoy en día existen ciertos fenómenos empresariales como el outsourcing indiscriminado solo para reducir costos. Estructuras organizacionales con jerarquías hiperverticales y burocráticas, ejecutivos con estilos de dirección casi autoritarios que no dan chance a opinión alguna. Estos fenómenos contribuyen a que existan trabajos que son monótonos, desgastantes y repetitivos, que por su naturaleza no dejan espacio a la creatividad o a las sugerencias para mejorar las actividades laborales. La consecuencia de esto, en algunos casos podría ser personas que trabajan miles de horas, año tras año, haciendo lo mismo, hastiadas y sin un horizonte laboral que los entusiasme y  los motive a crecer.

«En el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida» (Papa Francisco. Evangelii Gaudium).

Ante ese panorama es necesario tener claro que el desarrollo profesional sucede si nos planificamos, buscamos, actuamos y perseveramos intentando cumplir el plan de Dios. Sin embargo hay empresas que además de no ayudan al desarrollo profesional de sus empleados, no dan los espacios necesarios para que estos puedan continuar creciendo como profesionales y como personas. Una empresa debe tener siempre como prioridad la búsqueda constante del desarrollo de las personas que la conforman, por razones humanas, si, pero también por eficiencia empresarial. Está comprobado que un trabajador que está motivado y va desplegando sus talentos es mucho más productivo que un trabajador al que no le dan estas oportunidades.

Por otro lado hay trabajadores que quieren una vida que tenga sentido, pero se preocupan demasiado por ser los mejores. Pasan mucho tiempo comparándose con los demás. Corren tras el clásico sueño del éxito sólo por tener éxito. Queman sus vidas trabajando al máximo en búsqueda de poder, dinero y admiración sin darse cuenta que a cambio van acallando la voz interior de su creatividad. Enfrascados por los estándares corporativos pueden flagelar su libertad y su capacidad de asombrarse por la belleza de las cosas sencillas de la vida.

La intención no es generalizar diciendo que todas las personas viven lo descrito anteriormente, ni caricaturizar el desafío del mundo laboral que muchas personas, con muy buena voluntad, sacrificio y probada virtud, viven día a día. Es innegable que en medio de la rutina, el tedio y los clásicos cánones del mundo corporativo se puede encontrar el despliegue de los propios dones y talentos al hacer un buen trabajo; sin embargo esta es una tarea proporcional a la “madera” de la cual uno está hecho. Algunos descubren realización en medio de las dificultades y ambigüedades del mundo empresarial. Otros por estas mismas razones, no solo quieren sino necesitan, un espacio distinto y proporcional para encontrarse, ser felices y desplegar sus talentos.

Al hablar de desplegar el talento, es importante recordar que esa palabra adquiere el significado por la reflexión cristiana de la parábola de los talentos que nos narró ayer el evangelio. Es posible que algunas personas tengan miedo a desplegar sus dones  por miedo al fracaso o el miedo a la exigencia que implica desarrollarlos y mostrarlos. No podemos conformarnos con un trabajo que no saca lo mejor de nosotros mismos. Dios nos ha regalado talentos distintos a todos y sería muy triste que los enterremos. Debemos dedicarle más tiempo a la reflexión y al conocimiento personal, categorizar nuestras experiencias para descubrir de qué madera estamos hechos y  cuál es la invitación que Dios nos hace en nuestra vida laboral, cuestionarnos de que forma podemos poner nuestros talentos al servicio de los demás.