Hoy quiero compartir contigo un comercial que se publicó hace un par de meses en el Superbowl, que es bastante llamativo, te invito a verlo hasta el final y meterte en la historia. 

Sacar lo mejor de cada circunstancia, también de momentos críticos

Creo que todos, sin temor a equivocarme, hemos tenido que vivir momentos tediosos, complicados. Esos que nos dan pereza, que nos desaniman… esos momentos que no queremos vivir. Cosas tan simples como que te pongan en espera en una llamada a escuchar por minutos y minutos la música de fondo (minutos capaces de hacer tediosa hasta la más hermosa melodía).

O también aquellas ocasiones en las que debemos hablar con alguien acerca de un tema delicado, de esos difíciles de tratar… y muchos ejemplos más habría para traer a colación. 

Pero lo primero que debemos tener presente es que, de una u otra forma, es necesario hacerle frente a cada situación. Y, ya que estamos en ello, tratar de disfrutarlo lo más que se pueda. Es lo que el comercial que te comparto nos ayuda a recordar, de una manera algo pintoresca: danzar al ritmo de la música de espera, hace que la espera sea muchísimo más corta. 

Cuando nos decidimos a aprovechar cada momento de la mano de Dios

Aunque el mundo nos diga que algo es aburrido, insignificante o innecesario, nosotros como cristianos, con nuestra alegría que viene de Dios, podemos sacar lo mejor de cada circunstancia.

El reto está y estará siempre en lograr sacar de todo, algo bueno, algo beneficioso y positivo para nuestras vidas. 

Algunas veces será mucho más fácil. En otras, se convertirá en un verdadero reto, pero la clave está en el enfoque. Si nos enfocamos en lo no tan bueno, pues no encontraremos manera de salir de un bucle negativo. Pero, al centrarnos en lo más positivo, el ejercicio será cada día más sencillo, pues lo positivo comenzará a aflorar más fácilmente. 

El hombre de fe sabe que su esperanza es Dios, su alegría es estar y ser con Él y, por tanto, su paz es tenerle en el corazón. Cimentado en esto, nada debería lograr robarle la paz.

«Lo hago por amor»

Cuando perdemos el significado de algo, todo se vuelve absurdo y, por lo tanto, imposible de vivir, se hace insoportable. 

Cuando en nuestra vida no hay esos «lo hago por amor», las realidades caducan en lo absurdo y, por lo tanto, en lo insoportable. Caen en el «sin sentido», en el «sin sabor» de la cotidianidad. La presencia de Jesús es esa fuente que nos da una razón para que nunca la vida se convierta en algo insoportable. 

Con frecuencia nos vemos obligados a vivir cosas que nos parecen vacías, sin sentido, absurdas, dolorosas e ilógicas; momentos críticos como la enfermedad o muerte de un niño, la pérdida de un trabajo, la amarga experiencia de una traición, la experiencia del fracaso, la caducidad de una relación, el duelo de perder al ser amado, etc.

Pero Jesús llena estas cosas de significado. No porque las explique o porque las justifique, sino porque nos mueve a vivirlas y a enfrentarlas por amor.

Vivir todo por amor es tener siempre un sentido para vivir.