

Hablar de Apocalipsis a más de uno nos da taquicardia, a otros tantos nos agarra el miedo y muchos queremos ni siquiera pronunciar la palabra.
Es entendible, a nadie le gusta hablar del fin, cómo podría gustarnos semejante tema, creados para la eternidad y frágiles como somos, nos es difícil abordar el tema de la muerte siquiera. Sin embargo, el libro del Apocalipsis está bastante lejos de lo que en realidad creemos o nos han hecho creer. Mirado a la luz de la fe, el Apocalipsis es un libro que hoy nos habla de esperanza, del mundo al que todos estamos llamados a habitar.
Leíste bien, «esperanza». Para que se te vaya quitando el miedo y dejes atrás falsos rumores, te comparto algunos mitos sobre el Apocalipsis que a la luz de la fe, pueden ser muy útiles:
1. Algunos ya saben cuando será el Apocalipsis
El fin del mundo es ya (o dentro de tres meses, o tres años), nadie sabe el día ni la hora y eso quiere decir: NADIE. Por supuesto que Nuestro Señor nos dijo que aprendamos de la higuera y que observemos las señales de los tiempos. El Padre José Kentenich, tenía un lema muy especial: «Con el oído en el corazón de Dios y las manos en el pulso del tiempo». Nosotros somos los encargados de «hacer» o más bien de trabajar por nuestra salvación. Eso y nada más, si mañana es el fin del mundo, ¡bienvenido sea! Pero no hay que angustiarse por ello, ni dejar que nos venza la desesperanza, más bien esforzarnos por permanecer en gracia de Dios, por vivir en la alegría de entregarnos a otros y por permanecer fieles a Cristo.
2. No hay que «estar listos» para nada
No es que falten setenta millones de años para el fin del mundo, como dicen por ahí: ni tan peludo que tenga dos pelucas, ni tan calvo que se te vea el seso 😂. Hay gente que vive como si la vuelta de Nuestro Señor fuera a ocurrir dentro de mucho, muchísimo tiempo y ni se preocupan, ni se ocupan de las cosas del Señor, porque «total… falta muchísimo». Jesús nos dijo «vuelvo pronto», y pronto es también «como el ladrón en la noche». Seamos como las vírgenes prudentes para que el Justo Juez nos encuentre con las lámparas llenas de aceite y dando luz.
3. Los más justos van a ser «arrebatados» al cielo
Esta extraña creencia, en que los «más buenos» se van a ir antes, se basa en Apocalipsis 3:10, cuando Jesús le pide a Juan que escriba a la Iglesia de Filadelfia diciéndole «Ya que has guardado mi recomendación de ser paciente, también yo te guardaré de la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero para probar a los habitantes de la tierra». Si bien esta creencia no está formalmente condenada por la Iglesia, se contradice con otros muchísimos pasajes de la Escritura: por ejemplo cuando Jesús dice «en el mundo tendrán tribulaciones, pero no teman, yo he vencido al mundo» (Jn 16,3), o cuando dice «porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás. Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados» (Mt 24,21-22).
Es fácil darle interpretaciones apresuradas a las Escrituras, por tanto sacar conclusiones o hacer suposiciones nos perjudica solo a nosotros. Vivamos cada día dando lo mejor de nosotros mismos, siendo justos y obedientes, sin dejarnos contagiar del miedo que muchos hoy siembran en el corazón de otros para tergiversar el verdadero sentido que tiene la vida: servir y amar.
4. El juicio final será justo mil años luego de que Cristo vuelva a reinar
A esta proposición se la llama «milenarismo», y se basa en una interpretación errónea del capítulo 20 del Apocalipsis. La Iglesia condenó esta propuesta, y hoy casi nadie la sostiene. ¿Por qué se condenó esta propuesta? Porque lo que describe el Capítulo 20 del Apocalipsis es el reinado de Cristo en esta tierra, es decir, la historia de la Iglesia. Nuestro Señor nunca abandonó a su Iglesia: «Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo». Mil años, en lenguaje de la Escritura quiere decir un tiempo indeterminado.
5. El Apocalipsis es un libro incomprensible, un acertijo que no hay que leer
¡Al contrario! El Apocalipsis es un libro profético (no dejes que esta palabra te asuste), pero es la razón de toda nuestra esperanza. En todas las misas decimos «ven Señor Jesús» y el Apocalipsis forma parte de ese mensaje de esperanza. Por supuesto que hay que leerlo, pero bajo la tradición de la Iglesia y no sacando interpretaciones equivocadas. Quienes no coinciden con nuestra fe, difícilmente pueden entender cómo a los católicos nos puede parecer un mensaje esperanzador, un libro que describe catástrofes como las que allí se mencionan. Pero nuestra esperanza no está en el sufrimiento, sino en lo que viene después: El retorno de Nuestro Señor, y su Gloria definitiva. Trabajemos a diario para que también nosotros seamos participes de la misericordia de Dios.
Las visiones catastrofistas del mundo pueden alarmar a cualquiera. El problema con esa visión es que le falta la trascendencia que tiene nuestro Apocalipsis: sí, vamos a sufrir, como ya están sufriendo nuestros hermanos en Siria y en muchos otros lugares del mundo, como también nosotros sufrimos a diario, pero nuestro sufrimiento tiene un sentido, tiene una esperanza: el amor y la vida eterna. Los cristianos percibimos el sufrimiento como una oportunidad de ofrecimiento, así que no dudemos ni un segundo en ofrecerle a Él cada pena que agobie nuestro corazón.
¡Ven, Señor Jesús! Esta es la frase que deberíamos pronunciar sin miedo alguno. No dejemos que las especulaciones que circulan al rededor de este tema nos arrebaten la alegría de anunciar a Cristo. Comparte tus opiniones en los comentarios y no te olvides de compartir este post.😉
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