

Les escribo desde la primera persona singular: «yo soy» uno de esos católicos que tiene entre 25 y 40 años. No soy un adolescente, pero tampoco soy un hombre mayor. Yo y mis amigos ya tenemos profesión, familia e incluso hijos, pero también estamos varios que todavía disfrutamos de los videojuegos, de usar camisetas estampadas con dibujitos e ir a conciertos.
Somos jóvenes, pero no tanto. Y, para nosotros, «millennials» en la Iglesia, en ambientes pastorales no hay muchos espacios donde vivir la fe como «ovejitas». Esas instancias donde podemos ir a crecer, alimentarnos y encontrar cobijo.
A la gran mayoría de nosotros – de los pocos con esta edad que vamos quedando en ambientes eclesiales -, apenas nos ven entrar por la puerta, nos invitan a realizar algún servicio, coordinar algo y más aún si descubren que se nos da bien hablar en público o si tenemos algún talento artístico.
En este contexto, hace unos días vi este video, que es un anuncio comercial de una compañía de seguros. Pero, más allá de la oferta que hacen, lo que me conmovió (y me representó muchísimo) fue la descripción que se hace de esta generación.
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Esas «otras generaciones»
Por una parte, están aquellos de menos de 25 años, a los que llamamos «centennials», tienen la situación pastoral más o menos resuelta.
Habitan en grupos explícitamente juveniles, de esos que hacen campamentos, que ponen al día a la gente con sus sacramentos, que reciben formación y catequesis. Que se animan con música, cantos, bailes y fogatas. Que peregrinan, hacen vigilias y van a Jornadas Mundiales de la Juventud. Ellos, todo bien.
Por otra, los «más grandes» (sobre 45 años) también tienen la situación pastoral más o menos resuelta. Ya criaron a sus hijos, su estrés laboral es un poco menor y, por lo tanto, tienen un poco más de tiempo y buena voluntad para dedicar esfuerzo y ánimo a las tareas pastorales. Por eso los vemos liderando los grupos, organizando los encuentros y, en fin, coordinando todo lo que ocurre.
Pero, ¿qué pasa en la Iglesia con esta generación intermedia que son los millennials? Esos que fuimos jóvenes en los 2000.
Pues resulta que ya tuvimos que salir de la pastoral juvenil, porque ya nos salió panza y canas, porque perseguimos a gatas a nuestros hijos o, simplemente, porque las temáticas juveniles ya no nos hacían sentido y en ese proceso quedamos huérfanos de pastoral.
La oferta pastoral desactualizada
Lo que describe el video que te compartí, aunque es una caricatura y una exageración con fines publicitarios, también es una realidad.
La vida que viven los jóvenes/adultos de hoy (o millennials) es completamente distinta a la que vivían nuestros padres cuando tenían la misma edad. Ellos sí podían comprar una casa, un terrenito por ahí en una zona rural, instalar su oficina o tener varios hijos.
Como bien dice el video, hoy se intenta poner un lenguaje amigable a cosas que no son tan amigables, como tener que alquilar un departamento entre amigos – porque es muy caro – y a ellos llamarlos «roomies». O, al no poder poner una oficina, porque también es muy cara, arrendamos pequeños espacios colaborativos y compartidos a los que llamamos «cowork».
¿Será qué estamos pensando en una oferta pastoral para personas que viven en esta realidad?
¿Será que pensamos en que hay muchas personas profesionales, incluso con posgrados que aún viven con sus padres porque no se pueden independizar?
O ¿será que consideramos el hecho de que los matrimonios jóvenes no se abren a la posiblidad de tener más hijos porque el costo de la vida es altísimo hoy en día?
Pudiera ser, que lo que la Iglesia puede ofrecer a «millennials» (pastoralmente hablando) es para jóvenes de otro tiempo. Pero no todo es gris y amargo. Vamos con las luces.
Entonces, ¿qué puede ofrecer la Iglesia a los «millennials»?
La primera sugerencia pastoral es la acogida gratuitamente, sin pedirles nada a cambio. Todos necesitamos ser ovejas, que nos pastoreen, que nos cuiden, que nos lleven donde hay pastos verdes y frescos.
Que la próxima vez que una persona joven/adulta ingrese a nuestra sala, no comencemos a pensar de inmediato qué servicio pedirle o qué tarea ofrecerle. Ya vendrá tiempo para eso. Primero, acogida.
Y una acogida generosa, abierta, expectante a esta nueva realidad que no conocemos bien, que no sabemos como acompañar. Una acogida libre, que les permita participar con sus limitaciones (laborales, domésticas, académicas, económicas).
La segunda sugerencia pastoral es la sinodalidad. Abrirse al diálogo, permitirles que puedan expresar sus inquietudes, intereses y necesidades. Sin manuales ni recetas aprendidas de memoria. Abiertos a lo inédito, a lo creativo, a las soluciones que nunca antes se nos habrían ocurrido.
Dejarnos iluminar por otros
Felizmente, en la Iglesia sí hay muchas otras instancias pastorales que han encontrado maneras de acoger esta realidad; que han discernido métodos, carismas, formas y sobre todo espacios para que jóvenes/adultos puedan vivir su fe.
Este es el caso de Alpha, que es una metodología mundial, gratuita y a la cual todos pueden acceder y que tiene una oferta explícitamente pensada para esta generación
También la propuesta de Hakuna, que están ubicados en varios países de Europa y América Latina y su propuesta pastoral fresca y renovada puede servir de inspiración para todos nosotros en otros lugares del planeta.
Gracias por compartir Sebastián (creo que es el nombre…) Comparto tu punto de vista y a su vez también como agente de pastoral me pregunto cómo hacer espacios gratuitos, acogedores, significativos para los jóvenes que también tienen estas edades.
Hablo desde mi contexto en una comunidad latina en USA (y que aplica a muchos lugares por donde he pasado, México, Honduras, España y USA) pienso cómo SALIR al encuentro no sólo esperar a que vengan… y lo cierto es que no es fácil pero no dejo de soñar con una Iglesia no solo de puertas abiertas sino que sale de sus puertas.
Un pensamiento que de me ha venido es que quizá sea también una llamada que Dios te está haciendo para inicies, promuevas un espacio así para jóvenes millennials… es solo un pensamiento 🙂
Con todo respeto, sobre los omentarios anteriores me queda el sinsabor de la no escucha… es como nuevamente sentir que al final eso de caminar juntos al modo de Jesús en Emaús sigue siendo una tarea muy pendiente y en la que necesitamos seguir trabajando. Respeto su punto de vista, y considero lo que comparten, pero creo que necesitamos seguir haciendo camino juntos al modo del Maestro.
Gracias me ha gustado el artículo!!!
Paz y bien a tod@s! Dios los bendiga!
Espero que me dejen poner este comentario, entendamos que en estos artículos se abren temas de debate y es bueno ver otras miradas. Creo que es un articulo un poco desalentador. Soy una joven de 28 años que no piensa igual de ninguna manera. Estoy casada hace 4 años y tengo dos hijos. Solo hace falta ser un poco mas optimista y ver el mundo y la realidad con los ojos de Dios. Hoy en día se abren mas que nunca posibilidades pastorales para todas las edades. Se me ocurren muchos grupos (si eso es lo que se busca) que acompañan y dan formación a cientos de jóvenes de entre 25 y 40 años. Lazos de amor mariano, Opus Dei, Legionarios de Cristo, Iesu Communio, Carmelitas descalzas, Acción Católica, Agustinos Recoletos…y cientos de movimientos más que uno puede nombrar si se sale un poco del YO. El comercial que se plantea esta muy bien hecho, me dedico al marketing y puedo notar que la empresa dio en el clavo en lo que quiere lograr, hoy en día en un mundo DOMINADO por los sentimientos, por el aquí y el ahora, este tipo de comerciales tocan a los jóvenes ya de por si desalentados para que aun mas se depriman, y logran su cometido.
Creo que hace falta mirar para adentro de cada uno. Nuestro camino de santidad no pasa al 100% por un grupo apostólico. Las comunidades son importantes pero no hacen el trabajo interior en cada uno. Nuestra santidad pasa por una vida interior solida, una vida coherente con el amor de nuestra vida, Cristo. Este comentario es solo una invitación a ser optimista y tener en mente la responsabilidad de cada uno. El sistema económico no ayuda a los jóvenes, en eso estamos de acuerdo. Pero las circunstancias que nos rodean no pueden limitar nuestra confianza en la providencia. Personalmente nos casamos con 24 años, y con mucha confianza en la providencia y hemos constatado en pocos años que Dios no se deja ganar en generosidad, esto lo nombro por el tema recurrente de los hijos y de la economía o circunstancias X de cada uno. La propuesta de Cristo es sacrificada, pero sumamente feliz. Si Él nos pide algo, también nos da la fuerza para hacerlo.
La felicidad, la santidad y la vocación es totalmente compatible con cualquier circunstancia de cada persona. No dejemos que lo que nos dice el mundo nos desanime, no dejemos que el sentimentalismo nos desanime, ni el relativismo, ni los CONTRAS que todo el mundo nos pone. Esforzarse para llegar a fin de mes, alquilar un pequeño apartamento o no poder ahorrar como uno quiere, si se ve con los ojos de Dios es todo fuente de Felicidad plena. Muchas veces con poco uno es mas feliz que con mucho. Enfoquémonos en lo importante.
A esto le falto el Camino Neocatecumenal! Soy testigo donde millenials están en comunidad con centennials. Donde personas sin un trabajo, han podido ir a un peregrinaje a Israel por la unión de una comunidad, que cree en la providencia de Dios.
Últimamente, que se ha puesto tan de moda, lucrar con la Iglesia cuando en mi caso, todo absolutamente todo lo que he recibido ha sido gratis. Y de tanto agradecimiento de tanto que he recibido en lo espiritual, yo millenial con 3 hijos y un esposo no Católico, damos sin pensar si nos hará falta y no sólo hablo de lo económico, tan bien lo intelectual, nuestros dones, el tiempo.
Totalmente de acuerdo. Hay que abrir un poco mas los ojos y el corazón para darse cuenta que la vida espiritual, la santidad, pasa por cada uno de nuestro corazones, por la confianza en la providencia. Dejemos de buscarles defectos a la Iglesia, que demasiados ya tiene, mejor busquemos todo lo bueno que se nos ofrece. Buenos libros, buenos teólogos, infinidad de vidas de santos…MUCHO POR APRENDER!