El video que te quiero compartir hoy se llama: «Lost in the crowd» (perdido en la multitud), una animación que hace parte de una serie de videos llamada: «Alls in a Day’s work» producida por Mailchimp.

Son videos de comedia animada sobre los altibajos y a veces, verdades dolorosas de la vida como empresario o propietario de una pequeña empresa. ¡Están genial y es muy fácil sentirse identificado!

En esta ocasión, de manera simpática, este corto de apenas minuto y medio, nos lleva a esos momentos en los que el «miedo», por decirlo de alguna manera, se apodera de nosotros cuando somos nuevos en un lugar.

Por ejemplo el primer día de colegio, de universidad, de trabajo… donde llegamos y no conocemos a nadie. ¿Recuerdas esa sensación?, ¿los nervios, el corazón a mil, las rodillas temblando?

Si quieres ver el video completo (que te súper recomiendo) solo tienes que dar clic aquí.

Aceptémoslo… todos hemos sentido miedo

En nuestros apostolados y en la vida en general siempre nos vamos a topar con situaciones en las que nos sintamos tímidos o con cierto temor…

Algunas veces el miedo puede llegar a paralizarnos y pensamos: ¿cómo vamos a afrontarlo? o mejor aún, ¿cómo vamos a ayudar a que los demás enfrenten y superen estos miedos?

Todos los seres humanos pasamos por esto una y otra vez, pero como cristianos tenemos la tarea de ser quien «ve» al otro y le comprende. Más que solamente «mirar», estamos llamados a involucrarnos, a servirle a los demás.

Cuando aprendemos a ver con el corazón damos un paso más adelante en la empatía y la compasión. Estamos llamados a ser esa mano que empatiza y presta ayuda, ser quien acoge, de manera que en el descubrir al otro podamos comprenderlo.

Piensa en cómo Jesús miraba a los demás, hasta a los invisibles del camino, y al verles los salvaba. ¿Sabías que una mirada amable puede ser motivo de salvación para muchos? ¡Qué estupendo tener el súper poder de ver como Jesús!

Seamos luz y alegría donde quiera que estemos

Imagínate un salón de clases, ciertamente en ese espacio ocurre de todo. Piensa que ese salón es la vida diaria, llegan personas felices, que ríen a carcajadas, pero también hay quienes llegan tristes, quienes están enfermos o con dificultades en sus hogares, y muchas situaciones más que hacen que todos nos sintamos y actuemos diferente. 

Nosotros estamos llamados a ser luz en medio de ese «salón de clases» que es la vida. Dar luz en momentos en que el miedo no deja ver nada, saber acoger de tal manera que el otro no tenga que llevar su cruz en soledad, sino de nuestra mano.

Esa es nuestra esencia, caminar juntos hacia adelante, como dice el Evangelio de Juan (5, 8): levantarse… y echar a andar. ¿No es esto hermoso? Somos capaces de tanto… solo nos falta recordar de qué estamos hechos. 

Y tú ¿cómo has salido de situaciones en las que te sientes perdido en la multitud?, ¿cómo puedes ayudar a otros a encontrar su lugar en la comunidad?, ¿cómo generar en el mundo un espacio acogedor para todos?, ¿has pensado que con un pequeño gesto de bondad puedes arreglarle el día a otra persona?

Recuerda que una de las tareas que tenemos como cristianos es no permitir que nadie se sienta perdido, en palabras del Buen Pastor, que ninguna oveja se pierda. ¡Qué genial ser como el Buen Pastor! ❤️