

Insertarse en el mundo laboral siempre ha tenido sus complicaciones, preparar una buena oferta de nuestra profesión es indispensable. Necesitamos destacar cuáles son nuestros logros, nuestras capacidades, nuestras ventajas competitivas, en qué hemos destacado, en qué empresa nos hemos desarrollado… ¿Pero qué pasa cuando dentro de esa ecuación entra la maternidad?
Este hermoso video nos presenta a una madre re-insertándose en la vida profesional luego de algunos años en «retiro» para dedicarse a criar a sus hijos. La situación que el vídeo presenta me ha parecido un material muy bueno tanto para la reflexión personal como para iniciar un diálogo con respecto al rol de la maternidad y la familia dentro de la sociedad el día de hoy.
¿Cuál es su valor? ¿Qué percepción tiene la sociedad cuando una profesional con «futuro» deja «todo» para dedicarse a ser madre?
Decisiones que lo cambian todo
Yo me encuentro precisamente en una situación similar, he dejado mi profesión por tiempo indefinido para quedarme en casa al cuidado de mis tres hijos. Ha sido una decisión difícil, llena de dudas y de cuestionamientos con respecto al éxito, la carrera, y la sociedad.
Recojo los comentarios recibidos cuando tomé esta decisión y veo las caras de los entrevistadores en el vídeo cuando preguntan por los años de ausencia. Y me pongo a pensar que la sensibilidad por la maternidad y por la familia se ha perdido.
Hoy el tener éxito, se ve reflejado principalmente en el prestigio, los logros profesionales y monetarios. La maternidad, la familia, y el tener hijos es percibido como un freno o como incompatible con esta distinción.
El rol de la mujer en la familia
Ser madre es una tarea por demás difícil pero también está llena de satisfacciones, crecimiento personal y espiritual. No es un freno al desarrollo profesional, es realmente un plus. Es poder ver la vida desde el cuidado, la entrega, la protección, la formación, el amor profundo e incondicional. Y desde allí salir a servir, a contribuir con el mundo.
San Juan Pablo II en su carta apostólica «Mulieris Dignitatem» realza la dignidad y vocación de la mujer al decir: «La mujer no puede encontrarse a sí misma si no es dando amor a los demás». Y ese dar amor a los demás no solo implica su maternidad, aunque en ella ese amor sea casi palpable. La labor profesional e intelectual de una mujer tiene mucho que ver con este darse a los demás. En nuestros días ambas situaciones, sobre todo cuando se encuentran, parecen irreconciliables: o la maternidad o la profesión.
Beneficios en otros ámbitos
Afortunadamente los mismos estudios económicos, científicos y del desarrollo psicológico del ser humano, apuntan a que la separación temprana de un niño de su madre provoca estrés en el recién nacido y en la propia madre. Muchas veces las madres tienen que renunciar a su trabajo para quedarse al cuidado de los niños y esta renuncia impacta económicamente a la empresa.
Por otro lado, las empresas que han implementado guarderías (desde edades muy tempranas) para los hijos de sus trabajadores han percibido un mejor desempeño laboral, una disminución en la rotación de personal y fidelización del empleado, con el impacto económico que esto conlleva.
Crecer con los padres cerca, contribuye en el desarrollo de un niño con apego y vínculo positivo, ya que se desarrollan más establemente y con mayor desempeño. Toman mejores decisiones al percibirse seguros, desarrollan habilidades sociales adecuadas, escuchan y se enfocan mejor. Todo esto significa grandes beneficios para el futuro de una sociedad.
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