

«Es asombroso cuando ves las cosas con una perspectiva diferente», es una de las frases que escuchamos al comienzo del video, realizado por Emirates NBD un grupo bancario minorista líder en los Emiratos Árabes Unidos.
Tomando este video como una ayuda para la reflexión, nos preguntamos ¿qué significa cambiar nuestras perspectivas? Creo que, como primera medida, debemos dejarnos sorprender. Ese factor sorpresa lo pudimos encontrar en aquellos compradores de los cuadros que seguramente esperaban encontrarse con personas diferentes. Nos dejamos sorprender cuando confiamos, cuando salimos de nuestro propio encierro para ir al encuentro del otro, abriéndome y siendo perceptivo a para acoger lo que el otro me pueda brindar.
Imagínense, por un momento, cómo sería nuestro mundo si nuestros ojos pudieran captar todo sin prejuicios. Haríamos más felices a los demás, les daríamos nuevas oportunidades. Tan solo nos basta ver las sonrisas y las miradas de estos talentosos artistas, su entusiasmo y su alegría, porque alguien confió en ellos.
Toda obra de arte es el más fiel reflejo de su creador. Y en el video notamos que quienes primero conocieron las obras hablaron de ellas sin importar quienes las habían hecho. Creo que acá encontramos otra clave. Aprender a mirar el interior de todo, sin dejarnos llevar meramente por lo externo.
Como nos recuerda uno de los personajes más queridos dentro de la literatura: «No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos» (El principito, Antoine de Saint-Exupéry, 1943).
San Juan Pablo II, quien tuvo un gran amor por el arte, en su carta dedicada a los artistas (1999) nos dice:
«En la ‘creación artística’ el hombre se revela más que nunca ‘imagen de Dios’ y lleva a cabo esta tarea ante todo plasmando la estupenda ‘materia’ de la propia humanidad y, después, ejerciendo un dominio creativo sobre el universo que le rodea».
Todos somos portadores de diferentes dones, talentos y carismas. Los mismos no pueden permanecer ocultos, deben salir a la luz para con ellos iluminar al resto. Lo más importante, es que todos somos responsables de no tapar esa luz, sobre todo, si de artistas se trata no dejemos de mirar al Artista Divino, que:
«(…) con admirable condescendencia, trasmite al artista humano un destello de su sabiduría trascendente, llamándolo a compartir su potencia creadora», San Juan Pablo II, carta a los artistas,1999.
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