Los años pasan muy deprisa. Es la expresión de una de las ancianas del Providence Mount Saint Vincent en Estados Unidos, que como observamos en el video funciona como hogar de ancianos y preescolar al mismo tiempo. Esta frase nos hace tomar conciencia de que todos, si Dios lo permite, llegaremos a viejos. En menos de lo esperado abriremos los ojos y nos encontraremos en esta dura pero valiosa etapa de la vida.
Al observar el video podríamos preguntarnos, ¿A quién se le ocurre juntar a personas en un mismo ambiente con realidades tan distintas?. Unos aprenden a caminar mientras otros dependen de una silla de ruedas, unos aprenden hablar mientras los otros escuchan cada vez menos, unos empiezan a vivir mientras la vida de los otros se marchita, unos llevan más de 70 años recolectando felicidad mientras a los otros les queda una vida para ser felices. Pero la respuesta es que a pesar de la diferencia de años, estas personas son iguales, pues comparten una verdad en común: la verdad del ser humano, de la vida, el valor de cada instante, la casa común que compartimos, sin importar cuántos años tenemos, cuáles habilidades o destrezas físicas o mentales poseemos.
Lo hondo del ser humano es igual en todos, y al final de nuestras vidas no importarán nuestros años, pues volveremos a la misma experiencia de ser como niños: necesitados de otros para que nos ayuden a caminar, a entender, a comer, a hablar. Cada uno de nosotros posee un valor infinito y tiene mucho en sus manos para aportar a los demás.
Muy seguramente la persona que ideó este centro descubrió ese aporte de gran valor que pueden dar los más pequeños a los ancianos y viceversa. Cuánta experiencia de vida en cada uno de esos abuelos, pero también cuánta tristeza, soledad y abandono. La frescura, inocencia y alegría de los niños, entregada a estos abuelos, es un enorme regalo, que como lo vemos es capaz de llenarlos de esperanza, de ayudarlos a sentirse queridos y valorados. Y a su vez, qué magnífica experiencia la de estos pequeños: poder crecer rodeados de tanta sabiduría, de personas que, después de tantos años, se han encontrado con algo esencial y muy importante: el valor de vivir cada instante.
Comparto a continuación algunos extractos de las catequesis del Papa Francisco dedicadas a hablarnos del valor de los ancianos. Creo que a todos nos sirve revisarlas, pues todos vamos en camino a esa etapa de la vida: