

Después de 60 años de casados, un hijo del matrimonio Hokanson decide hacerles un regalo muy especial. Usa una pequeña caja enviada por su padre a su novia durante la segunda guerra mundial, y llenarla de objetos especiales que representen el amor que se tienen. Este simpático video nos ayuda a reflexionar sobre el verdadero amor y que hoy quisiera compartir con ustedes.
Ya nos dice San Pablo en su carta a los Corintios: “El amor no pasa nunca”. Esta cita del Himno a la Caridad, pareciera ser un desafío a la cultura moderna, donde el amor aparece como un sentimiento pasajero, momentáneo, que termina. Es común para nosotros escuchar a nuestro alrededor, frases como: “El amor se acaba”, “hasta que les dure el amor”, y otras por el estilo, pero ¿qué es lo que hace que el amor entre dos personas pueda soportar más de 60 años, y que en medio de las dificultades y los sufrimientos de la vida y de los años, en lugar de debilitarse se robustezca y se haga más fuerte?
La respuesta a este cuestionamiento podemos encontrarla en algunas ideas que relatan los miembros de esta familia y que bien han podido ilustrar con los objetos que depositaron en la “caja del amor”
1. El verdadero amor es como una roca. Tal como lo describe el nieto con su piedra en forma de corazón. Cuando el amor es real no está cimentado en falsas seguridades, está cimentado sobre roca, y esa roca es solo aquello que puede garantizarnos una estabilidad permanente, es decir, Dios.
2. El amor es una perla eterna. Una de sus hijas quiso describir el amor entre sus padres a través de una planta llamada “perla eterna”. Su nombre me parece totalmente acertado, el amor es como la perla preciosa, que Jesús describe en el Evangelio, por la que vale la pena vender todo para quedarse con ella. La mayor garantía es que esa piedra no la perderemos nunca, pues tendrá su plenitud en la vida eterna.
3. El amor es como una semilla del bosque. “Si la plantáramos crecería grande y alto y viviría más que todos”. Esta descripción hecha por uno de los nietos de esta familia, nos habla de cómo el amor es justamente como esa semilla que debemos cultivar, y cuyos frutos podrán alimentar no solo a nuestra generación sino a todos los que nos rodean, pues el amor verdadero se difunde, se irradia, se comparte, contagiando todo lo que alcanza.
4. El amor es un puente de violín. Este es el encargado de transportar el sonido. El amor de estos padres logró ser inspirador para sus hijos y nietos, transmitir una melodía contagiosa y llena de sentido, que como lo describe su nieta, logró unirlos a todos en un mismo canto, un canto de amor.
El verdadero amor no pasa nunca. ¿Y quién no anhela un amor así?
Algunas actividades sugeridas
– Para profundizar más en esto podemos revisar el Himno a la caridad de San Pablo, 1 Cor, 3. 13 y tratar de encontrar las características del verdadero amor
– Reflexionar en la cita Mateo 7, 24-27 y buscar la analogía que existe entre el verdadero amor y la casa construida sobre la roca
– Hacer el ejercicio de pensar lo siguiente: si tuviéramos que llenar una caja de amor, ¿qué objetos pondríamos dentro para representar el amor verdadero?
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