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Este video en su sencillez no deja de sorprenderme. El amor vivido en lo cotidiano transforma, ilumina, sana y construye. Un padre y un hijo en un partido de futbol; ¿puede haber algo más ordinario? la seguridad y el amor que crecieron en el corazón de este niño; ¿puede haber algo más extraordinario? Valdría la pena valorar mucho más aquellos espacios que damos por «descontados» en nuestra vida; quien sabe si uno de ellos, vivido y compartido intesamente, pueda hacernos mejores personas.