Año 1869. Lugar: Darfur, una zona del Sudán occidental que limita con Libia, Sudán del Sur, República Centroafricana y Chad. Ese año y en aquel lugar nacería Bakhita, una esclava que durante un largo periodo de su vida fue golpeada y torturada, pero que supo llevar hasta el extremo el amor al prójimo y el perdón hacia sus enemigos.

Fue canonizada en el año 2000 por san Juan Pablo II. La historia y la vida de Bakhita está repleta de sufrimiento, pero también de felicidad y amor a su verdadero «dueño», «el Dios de Jesucristo». Ahora sale a la luz una completa biografía de Bakhita, que publica Ediciones Rialp bajo el título: La esclava indomable. Biografía de Bakhita. La santa sudanesa, de Hervé Roullet.

La vida de Bakhita tiene poca de ordinaria y bastante de novelesca. Su nombre es un claro ejemplo. Se desconoce su nombre de origen —ella misma lo olvidó tras su captura como esclava—. Bakhita, que en árabe significa «afortunada», se lo pusieron sus primeros captores. Fue secuestrada con tan solo nueve años por traficantes de esclavos.

En su encíclica «Spe Salvi», Benedicto XVI la menciona en cinco ocasiones, y la presenta como un ejemplo del primer encuentro con Dios: «Fue vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar. Como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida (…). Por fin, en 1882 fue comprada por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles «dueños» de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un «dueño» totalmente diferente, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo».

Así escribe, con el paso de los años: «Aunque estuviese de rodillas toda mi vida, no podría expresar toda mi gratitud al buen Dios». Si deseas más información, no dudes en consultar la ficha del libro en www.rialp.com

Artículo elaborado por Miguel Mirón.