

Elementos apostólicos
En primer lugar, pensaba en esa frase que usamos mucho: «Los ojos son la ventana del alma». Muchas veces, pensamos esa frase en relación a uno mismo, es decir, que nuestra mirada revela cómo nos encontramos en el interior y eso es muy cierto. Sin embargo, ¿Qué tanto hemos pensado que nuestros ojos son ventanas para «ver» las almas de cada persona? En ese sentido, pensaba en esa transformación que tiene el personaje principal del video y me venía a la mente la idea de que esa transformación se debe dar primero en la mirada de cada uno en relaciónal otro. Es la mirada de aquel que entiende y vive en su vida la realidad de que lo esencial o más importante es siempre lo interior. Es la mirada que no se conforma con lo que «ve» en un primer momento, sino que ve «más allá», ve con la fe, para descubrir la grandeza que hay en cada persona. Hoy en día, muchas veces nos dejamos llevar por los estereotipos que se han formado en la sociedad, que son
En segundo lugar, me pongo a pensar en el «cambiazo» que tuvo la vida Jim Wolf en su vida, después de grabar este video. De ser durante décadas alcohólico, pobre y vagabundo pasó, de un día a otro, a ayudar a personas alcohólicas y a tener su propia casa. ¿Por qué cambió? Creo que es porque otros le hicieron ver lo mejor de sí y, por tanto, había esperanza. Efectivamente, es necesario ver lo valioso que es cada persona, pero qué difícil también es verse así mismo valioso. ¿Nos resulta incómodo y hasta rechazamos, por ejemplo, decir: «Qué bueno que es ser yo mismo» o «qué alegría es ser yo»? Si es así, creo es muy importante cambiar nuestra mirada, no solo en relación a los demás, sino en relación a uno mismo. Mirarse como Dios mismo nos ve. Si las personas no tienen una mirada esperanzada de sí mismos, ¿qué esperanza van a dar a los demás? Y, por el contrario, si uno mismo se ama como Dios lo ama, se nota… Vemos, ya no a esa persona decaída, triste o cabizbaja, sino a alguien que sabe como certeza que es valioso en sí mismo, porque Dios lo ha visto. Yo creo que la conversión es dejarse ver por Aquel que nos ama. Ese, en mi opinión, es el primer paso para cambiar, dejarse amar por la mirada de un Dios que nos ve tal cual somos.
Si están en un grupo, sería interesante apuntar en un papel, sin que nadie lo vea, lo mejor que tiene cada uno. Al final conversar esas características buenas de la persona que queremos conversar, para rescatar esa bondad que es invisible a los ojos del cuerpo pero no para los ojos del alma. También para darnos cuenta si esa persona ha visto antes esas «bienes interiores» que le ven sus amigos y poder vivir de acuerdo a ellas.
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