
Este video que te comparto en este día es una producción del Rosario de las 11 y Bosco Films, quiero invitarte a verlo hasta el final.
Cuántas veces hemos hecho apreciaciones sobre una Iglesia soñada y deseada por todos, cuántos hemos anhelado una comunidad que viva como los primeros cristianos que eran distinguidos por la manera en que se amaban…
«La Iglesia que más brilla»
Es una frase que nos hace preguntarnos acerca de la luz que irradiamos, lo que nos lleva a descubrir que la Iglesia es como la Luna, no tiene luz propia, su luz viene de Dios.
Por esto, la tarea de todos los cristianos, sacerdotes y laicos, es la de inundar al mundo con la Luz que viene de Dios, es destruir el poder de todo tipo de tiniebla que oprime al hombre de hoy y de esa manera ayudar a la humanidad, cada vez más deshumanizada, a volver la mirada hacia el Maestro.
La verdadera caridad, es decir, la profundidad del amor, conducirá al hombre por senderos de construcción social verdaderos.
«Has perdido tu amor de antes»
Esta es la amonestación que hace Jesús a la iglesia de Éfeso en el Apocalipsis, pero ¿será que este reproche está dirigido solamente a esa comunidad? Es la pregunta que me queda en el corazón al ver este video, dado que, de ser así, este mensaje del capítulo dos del Apocalipsis, es un mensaje simplemente informativo para la Iglesia de hoy…
Partamos de un dato importante y es que el mensaje a la comunidad de Éfeso está inserto en un compuesto de siete mensajes a las iglesias.
Sabido es que el autor del libro es muy dado al uso de la simbología lingüística, especialmente en el uso de los números, por lo que el uso del septenario en la presentación de estos mensajes nos conduce al sentido de totalidad. En otras palabras, el número siete nos sugiere la totalidad de la Iglesia o en palabras de Jacek O., «la Iglesia de todo lugar y tiempo.»
«El abandono del amor primero»
En última instancia, es un llamado que Jesús hace a la Iglesia para que vuelva a sus orígenes, tema tan actual para tantas comunidades donde, fruto de las diversas situaciones socioculturales y políticas, viven hoy una fe íntima, algo muy desde las pequeñas comunidades, o sin ir tan lejos, un mensaje para las familias que hoy, gracias a la pandemia, debemos volver a la promoción de la Iglesia doméstica, fuente de fe y vocación.
Pienso que este «amor primero», nos debe llevar a recordar aquel mandato de Jesús, de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo, un amor tanto vertical como horizontal, un amor que nos une al amor del cual surge la alianza de Dios con su pueblo, el mismo amor del cual nace la revelación y al cual respondemos con la fe y adhesión a su voluntad.
El premio prometido
Tengamos consciencia de que el premio prometido a la Iglesia de todo tiempo y lugar, no es otro que la vida eterna, la salvación dada por Cristo en su pasión, muerte y resurrección. No olvidemos que no basta con odiar las obras del mal, sino que se necesita saber amar, pues el amor es el fundamento del ser cristiano, fundamento que nunca se hace antiguo, sino siempre nuevo.
Por tanto, la exhortación de volver al amor primero no es algo que se aplique solamente a la comunidad del antiguo Éfeso, sino que se convierte en una voz apremiante para los cristianos de todos los tiempos y de todas las naciones, más aún hoy que de una u otra forma si vive el martirio diariamente.
El amor nos hace ser realmente la Iglesia de Jesús, por eso, previos a comenzar la semana Santa sería bueno preguntarnos ¿Qué tan auténticamente estamos viviendo el amor? Ese amor que sobrepasa los límites del rechazo, la burla, la persecución, la ingratitud.
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