

Este video lo presenta Vatican News – Español. Parte de una serie de videos en colaboración con el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y la Comisión COVID-19 del Vaticano que retoman las enseñanzas del Papa sobre el golpe sanitario mundial, haciendo énfasis que de la crisis se sale mejor o peor, pero no igual. Nos servirá para hablar del valor de la familia.
Ya hemos oído hablar demasiado de la pandemia y ahora de una pospandemia. Es cierto, aún nos estamos recuperando de la crisis que trajo la COVID-19. El Papa en este video hace hincapié en la familia y en nuestra cualidad social como personas humanas.
Abarquemos en tres puntos este mensaje: familia, unión y Espíritu Santo.
La familia es refugio y cariño
Las arañas tienen su telaraña, las aves tienen su nido, pero el hombre tiene la amistad (William Blake); la familia, el cariño de otras personas. Ese es su refugio, su impulso y referencia. La familia es roca donde apoyarse y tierra fértil donde comenzamos a probar la vida y el amor.
Eso sería la familia de no ser por tantas circunstancias adversas que la convierten en todo lo contrario. Donde muchas personas no recibieron ni una gota de amor. Pero, oye, ¿¡qué familia es perfecta!?
No hay familias perfectas, todas tienen luces y sombras. Empezando por la familia de Nazaret que, para mí, no es símbolo de perfección sino de caridad, paciencia y ternura.
Pensémoslo por un momento. Ser madre o padre ya es complicado de por sí. Ahora imagínate ser Mamá y papá de Jesús. No porque fuera un mal hijo, sino por lo complejo que ha de haber sido lidiar con momentos como cuando se perdió en el templo haciendo cosas de su Padre.
O con problemas matrimoniales, como cuando José llegó a creer que María lo había engañado. Era una familia humana después de todo, susceptible a problemas y dificultades. Pero al final, las superaron con amor.
Puede ser que nuestra familia biológica no sea un lugar seguro ni amoroso. Sin embargo, hay otras personas en la vida a las que podemos llamar familia; personas que han salido de ellas mismas para amarnos y nos han construido con su cariño.
Unidos en el servicio y la libertad
Hay que tomarle la palabra al Papa. Usemos nuestra libertad para amar a esas personas que no elegimos, pero con quien hemos coincidido entre tanto espacio y tiempo. En vez de existir como islas separadas unas de otras, vivamos conectados en la libertad y el servicio.
Convirtamos a nuestras familias no en hogares de indiferencia, sino sitio de encuentro y compartir. Donde se escuche, se abrace, se aliente y se ame; eso es acompañar. ¡Qué bueno sería dejarnos de exigencias y críticas desgastantes! Mejor optar por la aceptación donde el amor pueda echar raíces.
Se dice fácil, pero nos cuesta porque estamos apegados a nuestros constructos y compulsiones que nos dan «seguridad». Cuesta aceptar que hay diferencias y acompañar a quien necesita, pero solo así podremos convivir más en paz.
Dejando a la otra persona ser, estar cuando necesite, servirle en su necesidad, abrazarle con ternura, eso es compartir. De este modo se vive la libertad en familia.
No hay planetas o satélites que viajan por su propia órbita. Somos una unidad plural donde puedo aportar a la otra persona para que sea un tanto más plena.
Con la ayuda del Espíritu
Esto, a lo que el Papa nos invita, no es único de la familia «local», sino para toda la familia humana. La pandemia pegó en todo el mundo y cuando salgamos de las crisis actuales, como la sanitaria y la ecológica, en el futuro habrá otras a las que hacerles frente.
Durante los tiempos difíciles es cuando más hay que apoyarnos; es cuando más hay que ser refugio y cariño; cuando más hay que amar. Entonces podremos superar las adversidades con unidad y crecer en fraternidad.
Esto no lo podríamos llevar a cabo sin la ayuda de Dios, por medio de su Espíritu Santo. ¡Necesitamos tanto su luz y su fuerza! La iglesia lo necesita para caminar concorde y con valentía, dando testimonio del Evangelio. Desde cada corazón hasta la humanidad completa.
Te invito a terminar con una oración.
Oración por la familia
Espíritu Santo, ayúdanos a ser más familia. Que podamos construir hogares de cariño y aceptación. Que podamos servirnos y amarnos como Jesús nos enseñó. Te necesitamos.
Ayúdanos a salir de esta crisis, más humanos y más fraternos.
Que tengamos el coraje de cambiar y ser mejores. Que tengamos la valentía de ondear la bandera de tu Evangelio con nuestras vidas y ser buena noticia para los demás. Así construir tu reino en medio de las tribulaciones. Amén.
Es triste cuando en una familia no hay paz ni consiencia. Se señala los errores de uno a otro pero no se ven así mismos, se asiste a la parroquia se busca de Dios pero no cambia, es triste que mientras un miembro de la familia necesita apoyo para orar y reprender al enemigo otros no lo sigan metiendo 😔
Abrir nuestros ojos del alma, para así ser más solidarios con nuestro prójimo, ver en el dolor ajeno, que tambÍen somos iguales;( en el dolor y la angustia), que Dios nos ama a todos por igual. te amo JESÚS, todos los días de mi vida , Amén
Me encantaa
Muy buen artículo