

Siempre me ha gustado mucho escuchar las explicaciones del hermano Godínez. Y en esta ocasión, la respuesta que da a esta pregunta (¿en verdad se acabaría el hambre y la pobreza si la Iglesia vendiera sus riquezas?), es genial y nos hace reflexionar.
Tal vez esta pregunta también nos la hayamos hecho nosotros. ¿Por qué no mejor venden todo?, ¿por qué tanta necesidad de proteger sus obras de arte?, ¿cómo puede ayudar esto a otras personas?
Debemos recordar que Dios ha querido que participemos en su plan de salvación y por eso muchas veces somos el medio que usa para llegar al corazón de personas sedientas de Él, pero que lo desconocen.
Te comparto el video con su respuesta para que puedas sacar tus propias reflexiones y para que meditemos juntos en por qué el arte y todas las riquezas de la Iglesia son tan valiosas.
Existen varias formas de llegar a Dios
Después de escucharlo recordé un poema de León Felipe que puede ayudarnos a meditar en el tema. A entender que todos nos encontramos con Dios de maneras diferentes.
Y que puede ser justamente en el arte, donde nos encontremos cara a cara con la divinidad de Dios. Dice así:
«Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
y un camino virgen
Dios».
¡Esto significa que Dios dispone de formas únicas para llevarnos a su encuentro! Una de esas formas es el arte, actividad trascendental y satisfactoria.
¿A quién no le gusta escuchar su canción favorita, bailar, cantar o pintar? Cada uno se apoya en un arte más que en otro, pero todos hemos encontrado consuelo en él.
Podemos expresar lo indescriptible, desahogarnos, sorprendernos, cuestionarnos. Cuando contemplamos una obra de arte podemos por un instante conectar con el corazón del artista y compartir su sentir.
Una belleza en armonía
En uno de sus mensajes, Benedicto XVI expresaba que nuestro anuncio del evangelio se debe apoyar también con el lenguaje de las imágenes y de los símbolos.
Solo piensa en ese cuadro tan perfectamente pintado que te impresionó. Trae a tu mente su impacto en tus emociones y pensamientos.
Si te falta inspiración o no se te viene a la cabeza nada, tranquilo, te recomiendo estos tres artículos:
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¿Si se pueden transmitir sentimientos tan profundos como la felicidad o la nostalgia en las pinturas, no será capaz el arte de transmitir salvación?, ¿no será capaz el arte de susurrarnos al oído que Dios nos ama?
A veces sin quererlo, el arte nos habla de una belleza superior, de todo lo bueno y verdadero. De cosas que solo el alma puede comprender.
La próxima vez pon atención
San Juan Pablo II, además de ser un hombre con una inteligencia brillante ¡también era poeta! Y entendía muy bien la importancia del arte en la evangelización.
Nos explica en su Carta a los Artistas de 1999 que el hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, es artífice de la creación.
No puede crear de la nada, pero es artesano, es decir, capaz de manipular, de dar forma y sentido a lo que ya existe.
Si el hombre es capaz de dar significado y forma, y a esto le sumamos el soplo del Espíritu Santo al intelecto del artista, entonces es un hecho que Dios nos habla a través del arte.
Te invito a que la próxima vez que contemples una obra pongas atención a lo bello, bueno y verdadero que hay en ella, puede que Dios te hable justo ahí.
Por ejemplo, nos puede hablar directamente con la canción Vuelve a soñar o indirectamente con Intocable. ¡Escúchalas, seguro te van a encantar!
El mejor regalo
La Iglesia no vende las obras de arte que tiene, porque son medio de conversión y herramienta de evangelización.
Ella ya trabaja con los pobres y los marginados a través de innumerables iniciativas que rescatan su dignidad y les ayudan a salir adelante. Tanto en el plano espiritual como en el material.
El mejor regalo que se le puede dar a una persona necesitada no siempre es dinero ni bienes materiales, sino la presencia de Jesús en los sacramentos y la buena nueva que trae libertad.
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