El video de Movistar que pueden ver a continuación — más allá del tema de la conversación — nos señala cómo muchas veces no estamos atentos y no sabemos escuchar realmente lo que están sufriendo, viviendo o qué dificultades están sobrellevando, incluso, nuestros «mejores» amigos. Lo común es que tiene que pasar alguna tragedia, desastre, suicidio, matanza, asesinato… para, solo entonces, mirar todos los mensajes de FaceBook, twitter e Instagram de la persona, que, aparentemente, «no tenía ningún problema».

¡No sabemos escuchar!

Actualmente, cada vez menos sabemos escuchar a las personas. Cada vez menos sabemos ser empáticos, y entender lo que nuestros mejores amigos pueden estar sufriendo o padeciendo en sus corazones. Hemos perdido, por lo menos la gran mayoría, la sensibilidad humana. Nos hemos acostumbrados a mirar la realidad a través de las pantallas de un celular, o una tablet.  Ya no somos capaces de «mirar» a los ojos y corazones de las personas. Como decía el zorro al principito (Saint Exupery): «Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos».

Pero si estamos tan preocupados por lo material, por comprar cosas, tener dinero, el último celular. Si estamos tan preocupados por ser famosos o exitosos por nuestra hazañas y «conquistas amorosas», ¿quién se va a preocupar por los sufrimientos, tristezas, depresiones, angustias y soledad de los demás? Queremos divertirnos, pasarla bien, disfrutar de la vida. ¿A quién le gusta pasar o tener que aguantar un mal rato, escuchando las penas y sufrimientos de los demás?

¿Qué es verdad y qué es mentira?

Aunque muchos digan que las personas tienen miedo de contar sus cosas personales, pienso que las redes sociales, para muchos, terminan siendo el lugar dónde cuentan «sus cosas». Algunos comparten sus sentimientos más profundos, sentimientos más oscuros. ¡Claro! También están los que simplemente comparten cosas más puntuales, no tan importantes. Pero, si vamos a lo concreto, según «Brandwatch» Facebook, Messenger y Whatsapp gestionan 60 mil millones de mensajes cada día. Les invito a que vean esa página para sorprenderse de la cantidad de información que se maneja por segundos en las redes sociales.  

No debería ser así, pero es comprensible que muchas veces pasamos por alto lo que los amigos o familiares publican. Porque tal vez estamos acostumbrados a ver tanta basura, todo el tiempo… «ahí está, otra vez hablando de lo mismo…», «otra vez triste, deprimido… no pasa nada, ya se le va a pasar…» Literalmente, de modo casi inconsciente, pasamos por alto lo que escriben nuestros amigos o familiares en las redes.

Entonces, ¿qué hacemos?

La respuesta me parece sencilla. Hay que ponerle más atención a lo que la gente, mejor dicho a lo que mis amigos publican en las redes sociales. Principalmente con los jóvenes. Pues es muy cada vez más común que las redes sociales sean el espacio donde los jóvenes se sientan con la libertad para expresar lo que tienen escondido en sus corazones. Hacerlo «en vivo y en directo» es muy peligroso. Está el miedo a ser rechazado, el famoso bullying, el tener que mantener siempre las apariencias, no querer ser dejado de lado, por que a nadie le gusta estar con alguien negativo, «depre» o que siempre está contando sus problemas.

Obviamente, implica un esfuerzo y exigencia, por querer realmente involucrarse con lo que el otro está diciendo. No pasar por alto algo que está diciendo o compartiendo por las redes. Si tuviéramos esa actitud, muchas catástrofes podríamos evitar. Como por ejemplo, los suicidios a causa de depresión. Es impresionante cómo cada vez más personas sufren de esta enfermedad.

Tan solo un: «Hola, aquí estoy, ¿cómo estás?, ¿cómo te ayudo?»… pueden aliviar el día, o la noche a esas personas que tanto queremos. No sabemos medir cuánto puede significar un gesto de cariño, gentileza, educación y amor a nuestras amistades. Si realmente eres su amigo: ¡Demuéstralo! ¡Escúchalo y preocúpate por lo que te habla!