Buscando algún material para este post, me sorprendí con un video que ya tiene algunos años y quizá es conocido por muchos. Pero no podía dejarlo pasar, pues no solo me inspira mucho, sino que cada vez me identifico más con sus enseñanzas, dado que es lo que vivo hace un tiempo a diario. Se trata de una charla TED del Doctor BJ Miller, especialista en cuidados paliativos quien nos cuenta a partir de su experiencia algunos aspectos importantes para acompañar y cuidar mejor a aquellos que se encuentran con enfermedades avanzadas en etapas finales de la vida.

Este médico como verán tiene mucho que aportar no sólo por su experiencia médica acompañando la muerte de sus pacientes, sino por haber tocado la enfermedad y la posibilidad de morir en carne propia. Cuando estaba joven tuvo un accidente que le llevó a la amputación de tres de sus extremidades y también estuvo un buen tiempo hospitalizado, en donde pudo ver de cerca las bondades de la medicina para curar y para remediar muchos sufrimientos, pero también sus limitaciones y carencias para aceptar que no se puede curar siempre a todos los enfermos y que la muerte hace parte de la naturaleza humana.

La medicina y la muerte

Una de las realidades que es evidente en nuestra época en la que la ciencia y los desarrollos tecnológicos han tenido tanta cabida, es que se ha pretendido hacerle frente a la muerte como si fuera algo que tenemos que remediar, no sólo tenemos miedo a pensar o a acercarnos a esta posibilidad, sino que pareciera que morir es lo peor o lo más malo que le pueda pasar al hombre. Esta aproximación expresa no solo un endiosamiento de la capacidad humana por resolver misterios que no son objeto de la ciencia y la razón únicamente, sino que tienen un contenido que remite a lo espiritual y a las verdades de la fe. Es importante volver la mirada a lo que Dios nos ha mostrado sobre la vida pero también sobre la muerte: si bien es una realidad, una verdad a la que no tenemos cómo huir, no es lo definitivo, ni lo final. Confiar en lo revelado por el Señor será fuente de paz y de confianza cuando el temor parezca obnubilar todo. Recordemos que nuestro anhelo de permanencia y de vida, se plenificará en la eternidad.

Con una mirada más connatural de la muerte, la manera de acompañar a quienes se acercan por motivos de una enfermedad que no ha encontrado posibilidades de curación va a ser diferente, pues ya no se enfocará o priorizará en encontrar la cura o la solución a un problema, más bien se mirará con mayor comprensión la vida de esta persona que tiene necesidades, expectativas, deseos, sueños y sobre todo que es digna hasta el último momento. Resalto este aspecto de la dignidad, pues también encontramos no pocas veces las aproximaciones reductivas, que, por valorar más por las capacidades, la eficiencia, la productividad, descartan y marginan al enfermo, al anciano o a quien no puede producir y aportar a una lógica de consumo.

Respetar y valorar al enfermo

Esta mirada de respetar y de valorar al enfermo en toda su integralidad es uno de los objetivos que buscamos quienes trabajamos en cuidados paliativos; pues aunque biológicamente pareciera que «no se puede hacer nada», siempre habrá mucho por hacer, cuidando, amando, respetando la dignidad de quien sufre y ofreciéndole un trato cálido, amable que lo lleve a ver que incluso en medio del dolor y sufrimiento se puede seguir esperado y se puede encontrar consuelo. Que aunque el objetivo no sea la curación del cuerpo que si sea la sanación y la paz del alma y del espíritu.

Esto creo que es lo que importa al final de la vida. Para quien esta pasando esta situación, se trata de reconocerse como digno, merecedor de respeto, de amor, de consuelo y comprensión hasta el último momento y para quienes acompañamos y cuidamos consiste en descubrir que el amor se expresa con pequeños detalles y que cada día es una oportunidad, una bendición y un milagro para servir y entregar a los otros vida, que no se traduce en cantidad de días sino en calidad de los mismos.

Quiero terminar compartiéndoles una frase de Cicely Saunders una de las promotoras de los cuidados paliativos, en la cual se resalta el respeto por la dignidad de los más enfermos:

«Usted importa porque es usted y seguirá importando hasta el último momento de su vida. Haremos todo lo posible no solo para ayudarlo a morir en paz sino a vivir hasta que muera».