choice

Hoy les queremos presentar a una autora invitada para enfrentar el tema de este video. Nos ha parecido fundamental dar criterios verdaderos y claros frente a un tema tan polémico y difundido en nuestro mundo como es el feminismo. Ella es Ana Cristina Villa, Laica consagrada que fue encargada de la sección mujer en el Pontificio Consejo para los Laicos en el Vaticano. Recomendamos ver el video antes de leer el artículo

Nos encontramos ante un intento más de volver a poner de moda el feminismo haciendo uso de imágenes atractivas y bien logradas con personajes de la farándula. Ya vimos a Emma Watson ante la ONU y a muchas otras estrellas abanderadas en este tema. En este caso encontramos a una conocida actriz de Bollywood, Deepika Padukone para un video de vogue. Creo que este ha causado sensación por esas razones, y también por la triste realidad de las violaciones de la dignidad de la mujer que siguen ocurriendo en la India. En este país lleno de profundos cambios económicos y culturales, ha entrado con fuerza la cultura secularista; se está despertando un sentido de la dignidad de la persona, y en concreto de la mujer, que choca con prácticas tradicionales de una sociedad no cristiana, donde los seres humanos no tienen igual dignidad. Recordemos que tradicionalmente en India la población está separada en castas, y las inferiores valen menos. Las mujeres también suelen ser vistas como inferiores. En ese contexto, las violaciones suelen ser una práctica tolerada, son comunes los matrimonios forzados, el aborto selectivo de niñas, el asesinato de una viuda tras la muerte de su marido, etc. Es así que los productores del video aprovecharon este contexto para lanzar su mensaje, pero no lo lograron del todo pues este ha generado numerosas respuestas y críticas, como reacción ante el simplismo con que se afronta la dramática situación de la mujer en India.

Vayamos por partes, ¿cuál es la propuesta que el video le hace a la mujer para que re-encuentre su dignidad? Convertir “my choice” en el nuevo imperativo categórico, es decir, la nueva regla máxima de la moral: algo está bien porque es “my choice”. La ridiculez de la propuesta queda clara cuando se hace el mismo video en masculino. Si un hombre comenzara a justificar los mismos comportamientos porque es “my choice”, ¿se le miraría con la misma simpatía? Por eso de modo sencillo pero muy claro los productores del segundo video responden: mejor respetemos a todos, hombres y mujeres.

Los feminismos en nuestro mundo son muchos. Como todas las ideologías –que tienen nombres terminados en «ismo»– estos contienen una parte de verdad en la que basan su atractivo. Pero, como otros «ismos» dan carácter absoluto a una verdad parcial, convirtiéndose en ideología y haciendo daño a quienes se engañan por ella. El feminismo que se propone aquí, afirma que la dignidad de una persona se basa en su autonomía, propone a las mujeres que el ideal al que han de orientar su vida es ser independientes, no necesitar de nadie.

La autonomía ciertamente es un valor, pero hay un problema en convertirlo en central para definir la dignidad humana. Esto se hace evidente cuando pensamos que, un enfermo, un anciano o un niño tampoco son autónomos. Tampoco lo somos totalmente los adultos pues todos –hombres y mujeres– necesitamos saber que alguien, al menos una persona en el universo, nos ama, le importamos, se preocupa por nosotros. ¡Y qué decir de nuestra radical dependencia de Dios! La autonomía a secas es una triste aspiración para la dignidad humana. ¿Qué le responderá Vogue a esta mujer cuando, tras haber vivido todo basado en “my choice” se encuentre sola, vacía y sin amor verdadero? ¿Qué le dirá cuando ella quiera contar con alguien a quien amar?

En cambio, la vida humana está hecha para amar. La vida de todos –hombres y mujeres– solo tiene sentido cuando la gastamos por amor. Palabra que no por casualidad está ausente del video, a no ser cuando se refiere a sexo. Qué urgente es hoy que los cristianos recordemos al mundo que el ser humano: « (…) Es la única creatura que Dios ha querido por sí misma, no puede encontrarse plenamente a sí mismo sino por la sincera entrega de sí mismo a los demás» (Gaudium et spes, 24).

Es cierto que los prejuicios culturales pueden ser jaulas, cadenas. Pero destruirlos sin destruir lo auténticamente humano no es una operación fácil, no puede hacerse de modo simplista, requiere un trabajo agudo y fino. Dudo que sea un trabajo que podamos confiar a Vogue. Es cierto también que es importante que todos podamos escoger libremente nuestro destino –hombres y mujeres–. Pero cuando este destino no está orientado a amar y entregar con generosidad nuestra vida por los demás, nuestro “choice”, nuestra opción, no nos llevará a la verdadera libertad.

¡La Iglesia, experta en humanidad, tiene mucho que decirle al mundo de hoy! Estoy convencida de que su misión será cada vez más ser custodia, memoria de lo humano. Ayudar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a recordar que vale la pena ser hombre, ser mujer; que es una vocación hermosa y que vale la pena entregar la vida por amor, como nos ha enseñado el Señor Crucificado y Resucitado ¡Que cada uno de nosotros pueda contribuir a esta tarea desde donde está, desde lo que le ha sido confiado!