En este post te propongo reflexionar sobre el proceso del cambio, especialmente, de los grandes cambios. Para esto, te dejo aquí una cadena de cortos publicitarios del sistema de transporte público canadiense Metrolinx, que actualmente se encuentra bajo reformas.

Se trata de una serie de videos muy creativos sobre las molestias y el tiempo que requieren los grandes cambios. La referencia de los videos a la vida adolescente es muy buena porque nos trae a la mente de forma inmediata lo incómodo que puede ser someterse al cambio, lo necesario que es y lo bueno que resulta de todo ello.

Pero no pensemos solo en los cambios de la adolescencia, sino en todos en general. En los que tenemos que enfrentar a medida que crecemos, que tenemos nuevos metas, que soñamos más grande o en los que llegan a nuestra vida por sorpresa y nos obligan a actuar.

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Cambios importantes y estructurales

La vida se conforma por etapas, y el salto de una etapa a otra conlleva muchas veces cambios importantes y estructurales. Cuando hay necesidad de hacer modificaciones verdaderas en una estructura, como es el caso de Metrolinx, es necesario entrar en lo profundo de sus cimientos.

Este «entrar» a lo profundo y desmontar lo existente, puede dar la sensación grande de desorden o sin sentido. Ante la aparición de un gran cambio lo primero es no desesperar, tener claro que será incómodo, pero también de que la situación de transición no es para siempre y que se trata de un ciclo que debes completar.

Sensación de desconcierto

Esta sensación de desconcierto, es eso, una sensación, y es normal en cualquier proceso de cambio profundo. No te dejes engañar ni desesperanzar por no poder ver de forma inmediata el producto que resultará de las reformas.

Tienes que mantener el ritmo, siempre con la meta en mente, y confiando en que después de desmantelar lo montado, podrás construir lo nuevo. Y esto es lo crucial sobre el cambio, es necesario admitir que no es fácil, pero saber y confiar en que es una apuesta por una gran meta futura.

Como bien dicen los protagonistas de los videos, los grandes cambios toman tiempo. Y para permitir que lleguen al resultado final, hay que completar el ciclo siguiendo el curso natural marcado.

No olvides tu meta

Las apuestas por el cambio se hacen por ganar un bien mayor, y mientras más grande es el bien, más nos toca apostar. Recuerda por qué has comenzado este proceso y visualiza lo que se viene. Al igual que un tratamiento de ortodoncia, tener la meta del futuro clara, facilita pasar por las molestias del presente.

Por más que durante el proceso no puedas apreciar del todo los resultados del cambio, te invito a evaluar cuántas cosas ya han mejorado y van encaminadas hacia la meta escogida. Es cuestión de hacer silencio y mirar con paz los pasos que ya has recorrido.

Estas pausas podrían ayudarte a retomar fuerzas y mantenerte en el curso hasta el final. Seguramente, si te fijas bien, ya puedes ver cuantas «metitas» has alcanzado. Finalmente, además de ser paciente y de estar enfocado en tu meta, lo más importante que hay que tener presente, es que lo que vendrá será bueno.

Confía en Dios, es tu compañero de viaje

Como hijos de Dios, creemos y confiamos en que Dios tiene un plan para nuestras vidas y que nos va guiando paso a paso hacia su cumplimiento. Confía plenamente en que todo lo que Él te propone es bueno y será lo mejor para ti.

Además, en toda esta aventura, ¡no estás solo! Está Jesús contigo que quiere ser tu compañero de viaje y tu consuelo para los momentos duros. No olvides hacerle parte de todo este camino y de invitarle a que actúe en él.

Dios muere (literalmente) por darnos lo mejor, permítele que te regale todo lo que su corazón ardiente quiera entregarte y recíbelo entero, como un niño ilusionado, con las manos abiertas. Créeme que esto facilita el viaje y que da un tono distinto a todas las molestias que se vienen.

Pasan de ser impedimentos en nuestra vida a evidencias de que algo grande se está cociendo. Confía plenamente en el amor que Él te tiene y en el plan que su providencia te tiene preparado. Se trata de un proceso, es largo, puede ser incómodo, pero créeme que es bueno y es lo mejor.

Yo he puesto mi vida en sus manos y sé de quién me he fiado, ¿de quién te fías tú?