

Su madre fue quien le dio la noticia de que su pierna derecha tuvo que ser amputada y ante esto Stefanie respondió: “Puedo elegir esta situación y sacar lo mejor de ella o puedo elegir enojarme y me dije a mí misma: Voy a darle al creador del mundo el beneficio de la duda y tener la esperanza de que Él pueda hacer algo con esto”.
El accidente se convirtió para esta deportista en una muestra del amor de Dios, pensó que su sueño deportivo estaba perdido, pero en realidad recibió más de lo que pudo esperar. En la competencia de los 200 metros, cuando debía dar todo de sí misma para ganar sintió que Dios le hablaba: “Me dijo: ‘Stefanie, quiero que sepas que cuando estés en ese punto de partida y esas 80,000 personas te estén alentando, eso es cuánto te amo’.
Andrea Cabrera Pombo (Redacción GoodNews)
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