«En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar» (Evangelii Gaudium, 119) y esa fuerza que nos mueve muchas veces no es bien aprovechada porque nadie entiende lo que queremos decir. Por lo tanto, muchas veces además de evangelizadores, debemos ser traductores de  la Buena Noticia.

Lo que tenemos para comunicar es tan grande, tan profundo, tan maravilloso y al mismo tiempo tan misterioso, que no siempre se nos hace fácil comunicarlo de modo que, nuestros interlocutores reciban un mensaje que les haga sentido. Esto pasa sin quererlo y debido a que dentro de nuestras comunidades estamos acostumbrados al lenguaje eclesial, teológico, complicado e indescifrable para alguien a que no frecuenta los ambientes pastorales.

Según el Papa Francisco, «hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino» (Evangelii Gaudium, 127).

Siendo evangelizadores y traductores de la enseñanza de la Iglesia y de Jesús para todo el mundo, quiero proponerte algunos ejemplos de conceptos que no se entienden a buenas y a primeras y luego algunas ideas metodológicas al momento de compartir la Buena Noticia.

Finalmente, el Papa Francisco, en su exhortación Apostólica Evangelii Gaudium tiene claridad sobre esta problemática: La gente no entiende lo que le queremos decir y por eso nuestros esfuerzos evangelizadores pueden no dar frutos. Es por eso que dedica un número no menor de puntos para dirigirse a los predicadores, ofreciendo un rico análisis de la problemática y sugerencias para ayudar a los más sencillos a encontrar a Dios por medio de la predicación de su Palabra (cf EV 135-159). Estos recursos pedagógicos (que todos podemos utilizar) son los siguientes:

«Usar imágenes al hablar» (cf EV 157): Nada más piensa lee la siguiente palabra y detente unos segundo intentando visualizarla en tu mente en esto: Abstinencia. Seguro no es tan sencillo como leer “jirafa”, que sin necesidad de invitarte a que te detengas, tu viste en tu mente una jirafa completa y con lujo de detalles. Escoger bien las palabras y usar “imágenes” es algo que el mismo Jesús hizo. Él no decía que muchas veces lo que predicamos no es acogido por quienes son nuestros interlocutores y que por eso sus vidas no cambian; sino que para explicar esto dijo: “Un sembrador salió a sembrar y mientras sembraba una semilla cayó…”(cf Marcos 4, 1-9).
Esta súper conocida parábola del Sembrador, es un ejemplo claro de lo que significa hablar con imágenes.

«Sencillez en el lenguaje» (cf EV 158): La verdad es que las palabras del Papa son certeras y no es necesario parafrasearlo, asi que les comparto la cita: «La sencillez tiene que ver con el lenguaje utilizado. Debe ser lenguaje que comprenden los destinatarios para no correr el riesgo de hablar al vacío. Frecuentemente sucede que los predicadores usan palabras que aprendieron en sus estudios y en determinados ambientes, pero que no son parte del lenguaje común de las personas que los escuchan. Hay palabras propias de la teología o de la catequesis, cuyo sentido no es comprensible para la mayoría de los cristianos. El mayor riesgo para un predicador es acostumbrarse a su propio lenguaje y pensar que todos los demás lo usan y lo comprenden espontáneamente».

«Utilizar el lenguaje positivo» (cf EV 159): «No dice tanto lo que no hay que hacer, sino que propone lo que podemos hacer mejor. En todo caso, si indica algo negativo, siempre intenta mostrar también un valor positivo que atraiga para no quedarse en la queja, el lamento, la crítica o el remordimiento, además una predicación positiva siempre da esperanza». Es que si no hacemos como nos invita el Papa Francisco, podríamos pecar de publicidad engañosa. Invitamos a la gente a recibir una buena noticia y una vez que los tenemos sentados en medio de la asamblea les lanzamos piedras como si no hubiera un mañana. Nadie se va a sentir bienvenido o en casa si no tenemos nada bueno que decirle.

*Y para no pecar de lo mismo les explico algo que sin querer y por costumbre, hice mucho durante el post, usar abreviaturas:

Cf: Abreviatura del imperativo latino confer, ‘compara’ o ‘consulta’, que se utiliza en escritos para remitir a un párrafo o libro que contiene información relacionada con el tema tratado.
EV: abreviatura para referirse a la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.