

Como el hijo pródigo que vuelve a la casa de su amado Padre después de haberlo perdido todo, y dándose cuenta de quién era en verdad, así volví yo. Pero no siempre fue de este modo. Hubo días duros, oscuros, llenos de magia. Pero así es la magia, engañosa. Un día «llegó ella y todo cambió». Te invito a que veas este video y después seguiré contándote mi historia.
Hola. Soy el gato, el protagonista del video que acabas de ver. Quiero contarte mi historia. Si bien mi persecución era en pos de la luna, con el tiempo me fui dando cuenta las similitudes entre mi búsqueda y la de las personas que consumen pornografía.
Te propongo que nos detengamos en algunas frases que te conté en el video porque para mi son muy importantes. ¿Me acompañas?
«Después de conocerla mi vida cambió. Intenté seguirla»
Así es ella. Cuando uno la conoce, la vida cambia. Ya nada es igual. Es el asombro y la maravilla de conocerla. Al principio es fantástico, un mundo nuevo, atractivo, donde uno es capaz de alucinar todo el día con ella y sobre ella. Se convierte en la parte mas importante de la vida, del día, de los sueños y proyectos. Ella es la que le empieza a dar sentido, valor y significado al despertarse, al vivir el día a día y a esperarla para que aparezca por las noches con su luz deslumbrante y soberbiamente atractiva.
«Estuve a la deriva, hice todo para hallarla»
Casi de manera imperceptible, ella te va alejando de los demás, de tu círculo. Te acompaña, eso crees tú. Crees que es fiel, que está siempre para ti, que te conoce. Pero lo único que hace es conducirte hasta la deriva. La deriva de tu casa, de tu ciudad, de tu mundo, hasta que te lleva hacia la deriva de tu interioridad. Al tiempo que uno se pierde, se siente cada vez más motivado por encontrarla. Uno puede ser capaz de empezar a pensar: «ella me espera, ella no se esconde, ella me aguarda». Es la paradoja del misterio. Cuando uno mas se introduce en ella, más cerca y al mismo tiempo más lejos está.
«Me sentí perdido, sin saber qué hacer»
Experiencia muy común. La confusión, la desesperación, desesperanza, vergüenza. ¿Cómo voy a contarle a cualquier persona que estoy perdido por y en ella? Se burlarán, no entenderán, se escandalizarán. ¿Yo perdido?, ¿yo confundido?, ¿cómo voy a pedir ayuda? Mejor intento dejar esto solo. Mejor hago el intento una y otra vez. Voy a poder, voy a poder, voy a poder… una y otra vez, fantasía tras fantasía, volver a levantarse y pensar que solo podré… algún día.
«El mundo se hacía cada vez más pequeño para toda aquella pasión»
Lo que antes me generaba ilusión, pasión, gozo y placer, ahora ya no lo genera. Necesito verla más de cerca, necesito estar más pegado a ella. La pasión por tenerla, por poseerla es cada vez mayor. Cuanto más me acerco, menos la poseo y la pasión aumenta. El mundo va desapareciendo, se va haciendo cada vez más pequeño. Solo hay espacio para ella y para mí. Las fronteras se acortan hasta desaparecer. Ya nada interesa más que ella, estar con ella, buscarla, perderme en ella y con ella.
«Entonces cambié de vida. Con casa, cómodamente instalado, creí irresistible mi propuesta»
La vida cambia, imperceptiblemente cambia, es innegable. Busqué comodidad, busqué estar solo con ella. Tiempo de calidad para ella, se lo merecía. Me prometía darme todo, todo lo que necesitaba. Sí, estaba convencido. Lo creí con absoluta certeza casi dogmática. Fui capaz de darle todo lo que tenía y lo más valioso: mi tiempo, mis sueños, mi vida.
«Pero ella huyó de nuevo»
¿Por qué huyes?, ¿acaso eres engañosa?, ¿acaso no me habías prometido felicidad, no me habías prometido sanar mis heridas?, ¿acaso no éramos el uno para el otro? No me times, no me engañes, seguiré confiando en ti, eres demasiado bella como para sospechar que tan solo eres una sombra lejana y traicionera. No huyas, vuelve, sin ti siento que no tengo nada, me siento solo. Un poquito más de ti para ser feliz, nada más necesito. Nadie me entiende, solo tú, no huyas por favor. No huyas. «Te perseguiré, porque estoy desesperado».
«Prisionero del encanto que poco a poco me dejaba cada vez más solo»
Oh, querido lector, brutal afirmación y toma de conciencia hice en ese momento. Me empiezo a dar cuenta que lo que en un principio había sido diversión
«El tiempo ha pasado, ahora ya no corro. Solo espero, lo demás no importa»
Ella me ha vuelto lento, fatigoso, lleno de tedio y sobrecargado de acedia. Ya no lucho por mis sueños. Ya no tengo sueños. Estoy dormido. Antes corría para buscarla, corría ilusionado de poder. Ahora solo espero a que me busque, me encuentre y me lleve a ser uno con ella.
En mi caso, como te comenté al principio, volví. Pedí ayuda, hablé con mis amigos y no dejé envolverme en la ilusión que la pornografía me proponía. Ojalá que tú, querido lector, te animes a volver. Te animes a hablar. No te sientas solo.
Artículo elaborado por Matías Conocchiari.
0 comentarios