

El miércoles 6 de marzo de 2019 jugaban la primera fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores de América River Plate, de Argentina, que llegaba como campeón del certamen anterior, contra Alianza Lima, de Perú. El equipo peruano había anotado el primer gol y ganaba el partido hasta los últimos minutos del encuentro.
Antes de la llegada del empate definitivo, tras una jugada brusca, el arquero peruano Pedro Gallese, quien además es el arquero de la selección de fútbol de Perú, se quedó tendido en el piso adolorido. Fingía para hacer pasar el tiempo y así ganar el partido, pero Enzo Pérez, jugador y seleccionado argentino, se acercó para apurarlo y lo insultó mentándole la madre.
El hecho, lamentablemente frecuente en los campos de fútbol, fue captado por las cámaras y los micrófonos. Incluso el relator del partido hizo mención del hecho un poco sorprendido por la aparente normalidad con la que se manejaba la situación.
Pueden estarse preguntando, ¿qué tiene que ver todo esto con el apostolado, la fe o el ser un buen cristiano? Me refiero precisamente al hecho de sensibilizarnos con la importancia de las palabras que usamos para relacionarnos con los demás y de hacernos conscientes del importantísimo papel de las madres en nuestras vidas.
En esta oportunidad, Movistar Perú produjo y compartió un comercial muy bonito. En él la madre real del arquero Pedro Gallese, a quien el rival de su hijo se refirió tan exacerbadamente, le devuelve amablemente el saludo. Y no lo hace con ira ni con afán de venganza, sino invitándolo a que se acuerde de su propia madre y que reflexione sobre todas las cosas grandes que seguramente ella ha hecho por él.
El incalculable amor de una madre
Como madre le recuerda que el amor no mide con razones matemáticas sino con la fuerza del corazón y por eso todas las mamás son fans número uno de sus hijos. Luego hace un símil empleando la terminología del fútbol y le recuerda los esfuerzos y sacrificios que tuvieron que hacer para que a ellos no les faltara nada y pudiesen alcanzar sus metas, diciéndole que así como ellos le ganaban a sus rivales, ellas también le ganaban a la crisis, al dolor y hasta las enfermedades.
Finalmente, toma como ejemplo el amor apasionado por el fútbol que un jugador puede tener para que ellos se puedan imaginar el amor incalculable y apasionado de una madre.
La pasión que despierta el fútbol
El guión de este video, por la coincidencia en los símiles entre el fútbol y el amor de madre, definitivamente ha sido influenciado por un famoso discurso que hizo el relator argentino Carlos Andrés «El Bocha» Houriet antes de narrar un partido que coincidía con el día de la madre.
En ese memorable relato, que dio la vuelta al mundo hispano, el relator dijo cosas como: «no abuses de la bendición de todavía tenerla», «ellas nunca se lesionan y siempre están ahí con una sonrisa». «A veces no la pones ni en el banco», «ellas esperan y esperan sin rencor» o «te pone amarilla pero jamás te echa», así que por todo esto «si la tienes bésala con toda el alma y, si no, besa el cielo porque créeme que viven en el cielo».
Es absolutamente genial acudir al fútbol, deporte que despierta tantas emociones profundas y pasiones escondidas, para usarlo como punto de partida y ejemplo para hablar de la intensidad del amor de nuestras madres. La enseñanza de la madre del arquero ofendido, además de perdón y madurez, es la que llega al final del video: «Si vas a hablar de una mamá en el fútbol, que sea de su amor incondicional».
Y tendría que ser así en el fútbol y en cualquier momento y lugar, pues tal vez el amor de las madres sea en toda la naturaleza lo que más refleje, como un destello, el amor infinito de Dios.
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