

Estar en la friend zone debe ser la pesadilla de cualquiera. A no ser que andes por la vida sin propósito alguno o te sientas a gusto cuando otro solo te tiene «mientras llega algo mejor». El video que comparto hoy es de «Casi Creativo» y gracias al humor y el talento de sus creadores, es posible que hablemos de temas que no son muy fáciles de tratar.
Para hacer un repaso, estar en la friend zone significa que alguno de los dos, bien sea el hombre o la mujer, está enamorado y tiene verdaderas intenciones de consolidar un noviazgo, mientras que a el otro, solo le interesa entablar una amistad. Pero no cualquier tipo de amistad, sino una en la que hay cierta clase de «privilegios» físicos y emocionales. Estos son cuatro consejos que pueden ayudarte a salir de esta zona:
¿Cómo funciona la friend zone?
Las parejas que se encuentran en esta complicada situación, jamás admitirán estar comprometidos. Esto quiere decir que si alguien pregunta ¿ustedes qué vienen siendo? la respuesta jamás será: somos novios. Además de la negación pública y privada, dentro de la pareja (que no debería llamarse pareja), siempre hay uno que guarda la esperanza de que algún día, la otra persona ceda al sentimiento y se conviertan en una pareja real.
¿Existen varias clases de friend zone?
Hay que empezar diciendo que hay dos tipos de friend zone. El primer tipo es aquella relación de amigos en la que uno de los dos da todo por la otra persona, se esfuerza, es detallista, la complace en todo, le dice sí a cualquier plan y está dispuesto a sacrificar innumerables cosas por el otro, mientras que ese otro, lo ve como un gesto de buena voluntad, un «qué lindo, gracias por todo lo que haces por mi, siempre serás mi mejor amigo/a».
El otro tipo, es uno del cual no se habla mucho. Es un acuerdo entre ambas partes, en el que las dos personas dicen: ok, vamos a ser amigos con derechos. No vamos a llamarnos novios, no vamos a tomarnos de la mano, no vamos a celebrar fechas especiales, no vamos a involucrar a la familia, etc. En resumen, las dos personas se usan para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales, pero no existe ningún tipo de compromiso o interés por valorar y darle el lugar que se merece a la otra persona. ¡Qué triste!
Sumado a esta incoherente conducta, las personas que aceptan esta clase de «relación», juran y se convencen a sí mismos de que nada malo puede pasar. De que simplemente la van a pasar bien y no se van a involucrar los sentimientos (la idea más equivocada del universo).
¿Qué gano con esta «relación»?
Dolor. Si, dolor. Esto es lo único que ganamos si estamos en la friend zone, tarde o temprano llegará el dolor para ambos, o al menos para uno de los involucrados. Es como esa película «Amigos con derechos», protagonizada por Justin Timberlake y Mila Kunis, en la que los dos prometen no sentir nada el uno por el otro. ¿Y qué pasa después? el tiempo compartido, las experiencias, los detalles, el cuidado, los besos, los abrazos, las llamadas etc hacen de las suyas, e inevitablemente terminan enamorándose.
No seamos ilusos, no pensemos que el amor y el cariño puede dejarse a un lado cuando compartimos tiempo con otra persona. No juguemos con los sentimientos de de los demás si tenemos claro que no compartimos las mismas intenciones. Este video nos invita a reflexionar sobre la importancia que le damos a nuestras relaciones, el amor que nos tenemos a nosotros mismos y el amor, que estamos dispuestos a ofrecerle a los demás. Como lo dijo en cierta ocasión el Papa Francisco: «Es un peligro llamar amor a las relaciones inmaduras».
Si no quieres tener un noviazgo, hacerte responsable de tus acciones y esforzarte por lograr una buena relación, no aceptes una. No trates de llenar el vacío que llevas dentro con otra persona, no trates al otro como un simple objeto y no te convenzas a ti mismo de que esa otra persona siempre va a estar ahí, con los brazos abiertos, esperando a que madures y te decidas a amar de una vez por todas.
Hay otra frases muy linda del Papa Francisco con la que además de reflexionar, podemos recordar que una relación es de dos, que ambos tiene que poner de su parte y que por ningún motivo el amor debe ser tomado como un juego:
«¿Qué entendemos por ‘amor’? ¿Solo un sentimiento, un estado psicofísico? Cierto, si es esto, no se puede construir sobre ello algo sólido. Pero si en cambio el amor es una relación, entonces es una realidad que crece, y podemos incluso decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se construye juntos, no solos (…) No queréis fundarla en la arena de los sentimientos que van y vienen, sino en la roca del amor auténtico, el amor que viene de Dios». (Plaza de San Pedro, 14 de febrero de 2014).
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