

El 14 de septiembre del año 1981, san Juan Pablo II, en la fiesta del la Exaltación de la Cruz, publica para el beneficio de todos los hombres la encíclica «Laborem Excercens» (El ejercicio del trabajo). Una serie de reflexiones sobre la actividad humana, el trabajo y la dignidad del hombre en su ejercicio.
San Juan Pablo II nos decía que el objetivo de esta encíclica era «resaltar todo lo que parecía indispensable, dado que a través de él (trabajo) deben multiplicarse sobre la tierra no solo «los frutos de nuestro esfuerzo», sino además «la dignidad humana, la unión fraterna, y la libertad». El cristiano que está en actitud de escucha de la palabra del Dios vivo, uniendo el trabajo a la oración, sepa qué puesto ocupa su trabajo no solo en el progreso terreno, sino también en el desarrollo del Reino de Dios, al que todos somos llamados con la fuerza del Espíritu Santo y con la palabra del Evangelio».
Así pues, en este 1 de mayo, día en que celebramos el día del trabajo queremos dejarles algunas frases de esta hermosa (y siembre actual) encíclica que podrán leer en tu totalidad aquí.
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