nombres de Dios

Dios siempre quiere comunicarse con nosotros, aunque en diversas ocasiones ponemos barreras que nos alejan de Él. Con referencia a este tema, te presento un video, publicado en el canal de YouTube de Ads of Brands, que nos puede hacer pensar en los nombres que ponemos a Dios.

Observamos a varias personas que desean localizar el automóvil de la marca Hyundai, así que usan la búsqueda por voz en sus celulares. Al no pronunciar bien el nombre, los navegadores los dirigen a lugares sin conexión alguna con lo que solicitan.

Ellos terminan en un salón de belleza, en una tienda de corbatas, frente a una moderna escultura de Iron Guy, en un negocio de venta de pasteles.

Por último, aparece un hombre quien se muestra sorprendido al encontrarse frente a una óptica. Justo en ese momento, una mujer pasa muy cerca y se percata del error, indicando la forma correcta de mencionar: Hyundai.

Volviendo a nuestra realidad, a veces tenemos una idea errónea de Dios, de su manera de obrar, estamos confundidos y no lo conocemos de verdad. Son muchas las falsas imágenes e ideas que podemos hacernos del Todopoderoso. Te mencionaré algunas de ellas, que nos llevan a poner nombres a Dios que no describen la relación que Él quiere tener con nosotros.

El policía

El primero entre los nombres de Dios. Es el que nos vigila de forma permanente y, apenas nos portamos mal, nos castiga. Muchos padres han infundido en sus hijos este concepto. Ellos, en la medida que crecen, prefieren mantenerse lejos de Dios, debido a que les genera intranquilidad y rechazo.

El miedo es un impedimento hacia el amor. «No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos, porque él nos amó primero» (1 Juan 4,18-19).

El contador

Lo imaginamos como el que anota en un libro grande cada falta que cometemos a lo largo de nuestra vida, las obras buenas no cuentan o son muy pocas haciendo la comparación, por lo que el resultado final será el castigo eterno.

No nos condenemos. Jesucristo nos ha dejado el Sacramento de la Penitencia y quiere que nos convirtamos, no importa la gravedad de las faltas cometidas. «Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia» (1 Juan 1,8-9).

«Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana» (Isaías 1,18).

El sádico

Uno de los más tristes nombres que ponemos a Dios. Es al que echamos la culpa de las peores desgracias, padecimientos, malas noticias e injusticias. Sin embargo, el Creador nos ha dado el libre albedrío, que significa la capacidad de elegir entre el bien y el mal.

Por ejemplo: Un hombre que durante muchos años ha tenido como vicio fumar cajetillas de cigarros, a diario, no sería raro que pueda padecer de cáncer a los pulmones. Otro caso: Un grupo de amigos que beben alcohol en una fiesta de jóvenes, ya de regreso, uno de ellos decide manejar y por los efectos del licor, choca y origina un accidente en el que todos perecen.

En las dos situaciones descritas hay responsables y no podemos culpar a Dios.

«Pero, ¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal? En su poder infinito, Dios podría siempre crear algo mejor. Dios quiso libremente crear un mundo «en estado de vía» hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto, lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza, también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no haya alcanzado su perfección». (Catecismo de la Iglesia Católica, 310).

Desde el Antiguo Testamento notamos que Dios no abandona, así sobrevengan los males y dificultades. Son muestra de esto, el libro de Job y la historia de José, en Génesis, capítulos del 37 al 50. «Dios permite el mal solo para hacer surgir de él algo mejor» (santo Tomás de Aquino). San Francisco de Sales dijo: «Tu sufrimiento sería tan pesado como las montañas si tuvieras que cargarlo solo. Pero es un yugo que el Señor te ayudará a llevar, y él mismo te llevará con tu carga».

El bombero

Es aquel a quién recurrimos, solo en caso de verdadera necesidad, cuando sentimos que no podemos más, dado que apaga los incendios por los que atravesamos.

En definitiva, un trato interesado. Si un amigo recurriera a ti cuando necesita que le ayudes y después ni recuerda que existes. ¿Cómo te sentirías? Lo mismo sucede con nuestro Señor, ya lo dice las Sagradas Escrituras, «orad en todo momento» (1 Tesalonicenses 5,17).

El permisivo

Es el que no pone restricciones y te deja hacer lo que se antoje, con tal de que vivas en paz. Consideran que actúa como aquel papá que no da límites a sus hijos y les permite lo que quieran, no obstante, sabemos cuáles son las lamentables consecuencias cuando no se establecen normas en la formación de los hijos.

Volviendo a la publicidad del inicio, la voz de la mujer que aparece a la mitad del video señala: «Si pensabas que conocías nuestros coches y cómo decir nuestro nombre, tal vez sea hora de pensarlo de nuevo». Relacionándolo con Dios: «Si crees que lo conoces, es tiempo de que reflexiones acerca de la imagen que tienes de Él». Dios es justo, pero sobre todo es amor y misericordia.

Nos ama con nuestros pecados, virtudes y defectos, esto no significa que siempre apruebe las acciones que llevamos a cabo. ¿Recuerdas la parábola del hijo pródigo? (Lucas 15, 11-32).

El padre bueno, a pesar de todo lo que hizo su heredero, al verlo regresar, no dudó en tomar la iniciativa, darle un abrazo, festejar a su lado y devolverle su condición de hijo. «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Juan 3, 16).

¿Cómo puedo conocer a Dios? Son varios los medios dentro de nuestra Iglesia, entre ellos: los Sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía; la oración y la lectura de las Sagradas Escrituras, asimismo, la devoción a la Santísima Virgen María. Ella es la madre que nos refugia y conduce a Jesús.

Y tú, ¿conoces algunos otros nombres falsos que comúnmente se dan a Dios? ¿Con qué nombres tú describirías a Dios?