En cierta ocasión alguien se acercó a mí y me comentó: Padre, trato de cumplir con mis pagos de impuestos puntualmente, pero sinceramente, no me dan ganas de hacerlo. A veces siento que me quitan una gran utilidad de mi trabajo y esfuerzo, y otras veces, no estoy de acuerdo con lo que hacen con ese dinero. ¿Es pecado la evasión de impuestos?

Las sociedades democráticas se fundamentan en el concepto de colaboración. Los ciudadanos colaboran en el sostenimiento y en la marcha de la mejora social, y el Estado devuelve ese aporte que hacemos en beneficios sociales. Esa es la teoría del pago de los impuestos.

1. Nuestra posición frente al tema 

Esta posición está claramente expuesta en el Catecismo de la Iglesia Católica: «La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos». «Dad a cada cual lo que se le debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor». (Rm 13,7) (catecismo 2240)

Este cuestionamiento puede ser válido en el sentido de que es verdad que puede suceder que el dinero que se recauda en los impuestos sea utilizado en cosas que no son buenas, o quizás mal utilizado. Pero también sabemos que ese dinero se utiliza para construir carreteras, atender las necesidades de los hospitales públicos, la educación, deporte, etc.

Es imposible saber si es que mi dinero será utilizado para esas obras buenas o para cosas inmorales. Que simplemente sirvan para ensanchar las arcas de algún funcionario corrupto o quizás para financiar proyectos que atenten contra la vida, etc. La mala administración de esos bienes es una responsabilidad que recae sobre aquellos a quienes se les ha confiado dicha tarea, y es un pecado del cual tendrán que dar cuenta quienes administran esos fondos.

2. Cumplir con el deber

A nosotros nos queda cumplir con ese deber del cual el mismo Señor Jesús fue testimonio, cuando dijo frente al tema del tributo: «Dad al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22,21). Sabiendo incluso que el imperio romano podía utilizar ese dinero para cosas que no eran nada buenas.

Queda claro que en cuanto al pago de los impuestos los católicos debemos ser también testimonio con el cumplimiento de ellos, siguiendo lo que nuestra fe nos enseña.

Aprovecho para aclarar otro tema que quizás puede estar unido a esta pregunta y es cuándo tenemos derecho a dejar de cumplir ciertas normativas del Estado. Esto es cuando se nos pide que sigamos normas que atentan contra nuestros principios y valores.

«El ciudadano tiene obligación en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio». (Catecismo # 2242). Un ejemplo claro de esto, es cuando a un doctor se le puede o quiere obligar a practicar un aborto.