

Los cristianos expresamos reverencia y respeto con varios gestos. Por ejemplo, al realizar la señal de la cruz, cuando nos arrodillamos en los momentos adecuados durante la Misa, y la genuflexión para saludar al Santísimo Sacramento.
La genuflexión es un acto de humildad que expresa nuestra fe en una autoridad superior a nosotros mismos. Este gesto manifiesta respeto y adhesión a nuestro Señor Jesucristo.
La genuflexión es el máximo signo de reverencia y adoración que prevé la liturgia, y por eso queda reservada al Santísimo Sacramento y a la Cruz, desde los Oficios del Viernes Santo hasta la Vigila Pascual.
En nuestros tiempos la genuflexión no está de moda, es decir, parece que no significara nada. En algunos casos es atacada porque va contra la cultura moderna en la que se pretende que es una debilidad expresar humildad y respeto.
La genuflexión, buenos modales y amor frente al Señor
En la vida social hay unas formas, unas «reglas» de buena educación. Y la educación nunca pasará de moda. Los protocolos, son ritos que expresan la importancia de los acontecimientos. Una persona demuestra su nivel de educación cuando sabe comportarse de acuerdo a las normas de convivencia.
También hay unos modos de tratar a Dios y de estar en una iglesia. Se la podría llamar la urbanidad de la piedad. Jesús le gustaba que se cuiden los detalles de urbanidad cómo se lo recuerda a fariseo Simón, lo puedes ver en esta meditación, siguiendo el siguiente enlace. Estos cuidados también expresan nuestro cuidado y reverencia frente al prójimo. Cuánto más cuidado y reverencia frente al mismo Dios.
Hay una distancia infinita entre Dios y el hombre: el amor y la confianza que proceden de la filiación divina no conllevan una falta de respeto o igualdad de situación delante de nuestro Creador. Es por esto que debemos cuidar las posturas y los gestos. Todo pretende ser expresión de respeto y amor a Dios.
Costumbre del Pueblo Cristiano
La costumbre del pueblo cristiano es la de hacer genuflexión al pasar delante del Santísimo Sacramento cuando está expuesto o en el tabernáculo.
En el decreto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, Eucharistiae Sacramentum, se especifica: «Una rodilla se dobla ante el Santísimo Sacramento, ya sea reservado en el tabernáculo o expuesto para adoración pública» cuando se pasa ante Él, excepto cuando se pasa en procesión. Siendo esto lo mínimo requerido, se permite doblar las dos rodillas. Es un saludo, reverencia del alma que se expresa con el cuerpo.
Durante la misa solo se hace genuflexión ante el tabernáculo a la entrada y la salida y no durante el curso de la misa ya que la presencia del Señor se manifiesta en la misma misa. Los ministros que llevan la cruz procesional o las velas, inclinan la cabeza en lugar de hacer genuflexión.
Cuando no se puede hacer la genuflexión por imposibilidad física: edad, enfermedad, etc. se puede hacer una inclinación de cabeza, con pausa y atención, mientras se le dice algo cariñoso al Señor en el corazón. Aquí uno arrodilla el espíritu.
Como explica esta meditación, el Templo es nuestra casa de oración y debemos manifestar con nuestros gestos el respeto debido al Señor en su propia casa.
Para resolver dudas @p.juancarlosv
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